P. Fava
Publicada

Las claves

Carme Noguera Falguera, nacida en Olot (Girona) el 22 de agosto de 1914, heredó este año el título de mujer más anciana de España. Seguía así los pasos de otra catalana de leyenda, María Branyas, fallecida a los 117 años como decana de la longevidad en nuestro país.

Sin embargo, se trataba de un error burocrático. El portal de referencia LongeviQuest, que enumera y valida a las personas más ancianas de todo el mundo, acabó reconociendo a Teresa Fernández Casado, de 122 años, como la número uno.

Sin embargo, a sus 111 años, Noguera sigue ocupando un puesto destacado en el podio de la esperanza de vida de nuestro país. Su secreto, confesaba este mismo año, es que realmente no hay secreto: "No se tiene que hacer nada, solo dormir y comer".

Parte de su vitalidad se explica por su entorno familiar y social. Aunque confiesa que se ha vuelto "perezosa" con la edad, trata de mantenerse activa en la casa de Taradell (Barcelona) en la que vive con su hija Dolors y su yerno. "Me gusta hacer ganchillo, no me gusta estar sin hacer nada".

Así, la supercentenaria todavía acude a cantar a la coral residencia de ancianos de Taradell en la que prepara el concierto de Navidad. "Me gusta cantar; te distrae y es divertido", confiesa. También recibe en casa a amigas con las que "se lo pasa fenomenal".

Lo que más lamenta, sin embargo, es no poder seguir leyendo, "porque la vista ya no le da". En el pasado Noguera se pasaba noches enteras leyendo, pero la degeneración macular asociada a la edad que padece le impide fijar la visión.

En cuanto a su alimentación, asegura no haber hecho "nunca dieta", y sorprende con su desayuno habitual: café con leche y galletas. Aunque el café se ha relacionado con una mejor salud a largo plazo y beneficios para la longevidad, no es el caso de las galletas.

El consenso nutricional es que no son alimentos saludables: aportan carbohidratos refinados que provocan un pico glucémico, además de incorporar azúcares añadidos y grasas industriales que elevan el riesgo cardiovascular.

Pero he aquí la paradoja de la relación entre longevidad y dieta: es imposible encontrar a ningún centenario que no tenga algún "vicio". Nicolás Martínez Velilla, vicepresidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), explica que una larga vida responde a muchos factores, y uno de ellos puede ser la satisfacción de darse un capricho.

"A veces la longevidad se intenta asociar a una determinada dieta o estilo de vida, pero realmente es algo multifactorial", relataba a EL ESPAÑOL . "La única dieta que ha demostrado evidencia para combatir la fragilidad en las personas mayores es la dieta mediterránea".

La importancia de los genes

Otro aspecto importante es la carga genética, que predispone a cada uno a una mayor o menor esperanza de vida. Noguera afirma que hasta que cumplió los 100 años "nunca había estado enferma, ni una vez". Pero con un siglo de vida a cuestas, su salud se ha vuelto más frágil, especialmente en el aspecto motor.

Esto parece ser un rasgo común en los supercentenarios, como demostró el análisis completo a las muestras tomadas a María Branyas. Los investigadores hablaron de una "fascinante dualidad" de "señales de vejez extrema y de longevidad saludable". Aunque los telómeros de sus cromosomas eran cortos como los de un anciano, su microbiota era "como de una niña".

Noguera, por su parte, siempre ha estado inmersa en un contexto sanitario. Vivía con su familia en la planta baja de un centro sanitario de Olot, donde su padre trabajaba de practicante. "Ponía inyecciones, y un día me enseñó", rememora.

Bajo la Segunda República, recibieron unos folletos con información sobre estudios de enfermería en Barcelona. Tanto su padre como el médico del centro la animaron a mudarse a la capital para estudiar y Noguera se convirtió en una de las primeras mujeres en ingresar en la Escuela de Enfermería, desde donde vivió el estallido de la Guerra Civil.

Ya en posguerra, trabajó en el Hospital Clínic de Barcelona junto a figuras históricas como Moisès Broggi y los hermanos Trias Pujol, tratando sobre todo pacientes con tuberculosis. Contrajo matrimonio con Manel Solà, con quien tuvo tres hijos, y se mudó en 1951 a Vic, donde vivió gran parte de su vida.

¿Qué consejo ofrece a los jóvenes para tener una vida tan longeva y plena como la suya? "Ser una buena persona, trabajar y ser amable. Yo soy muy comunicativa y, si eres amable, entonces todo el mundo te quiere".

Puede parecer una simple máxima de abuela, pero no es en absoluto superficial, confirmaba Martínez Velilla. "Hay que fomentar la moderación en todos los aspectos de nuestra vida, tener una dieta adecuada y hacer ejercicio".

"La moderación nos ayuda a disfrutar más la vida", explicaba el especialista. "Pero no hay que olvidarse de la importancia que tiene socializar, la cultura y el peso de la economía". Así, en compañía de los suyos, Carme Noguera se convierte en ejemplo de longevidad saludable.