Las claves
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Ahora, un odontólogo de Londres, Rory Mac Sweeney, afirma haber resuelto un detalle oculto durante más de cinco siglos. Según explica, el secreto estaba "escondido a plena vista": un triángulo equilátero a la altura de la entrepierna que podría revelar "una de las obras más analizadas y crípticas de la historia del arte", y con ello, una ley matemática universal.
La obra se inspira en los tratados del arquitecto romano Vitruvio, aunque la célebre proporción áurea nunca llegó a encajar del todo con las medidas descritas por Leonardo. Mac Sweeney decidió centrarse en las propias notas manuscritas del artista, donde encontró la pista que cambiaría su interpretación.
Da Vinci escribió: "Si abres las piernas… y levantas las manos lo suficiente como para que tus dedos extendidos toquen la línea de la parte superior de tu cabeza… el espacio entre las piernas será un triángulo equilátero". Esa observación llevó a Mac Sweeney a realizar un cálculo geométrico preciso que resultó revelador.
El odontólogo determinó que la relación entre la distancia de los pies y la altura del ombligo en el dibujo era de 1,64 a 1,65, una cifra casi idéntica a la razón tetraédrica de 1,633, definida en 1917 como el valor geométrico de equilibrio máximo. Este número describe la forma más eficiente de empaquetar esferas en el espacio, un patrón que se repite en estructuras atómicas y cristalinas.
La profesión de Mac Sweeney fue clave para detectar la importancia de esa cifra. En odontología se utiliza desde 1864 el Triángulo de Bonwill, un principio que define la posición ideal de la mandíbula y cuya proporción también es de 1,633. Esa coincidencia llevó al investigador a una conclusión de gran alcance.
Mac Sweeney sostiene que esta repetición geométrica en distintas escalas del cuerpo humano no puede ser fruto del azar. Según su hipótesis, la anatomía evolutiva responde a principios geométricos que rigen la organización espacial óptima en el universo, los mismos que determinan la disposición eficiente de la materia y las estructuras vivas.
El hallazgo no se ha quedado en una curiosidad artística. El trabajo de Rory Mac Sweeney fue revisado por pares y publicado en la revista Journal of Mathematics and the Arts, donde se evalúa su coherencia matemática y su relación con la geometría moderna aplicada al arte y la biología.
Además, el estudio se conecta con modelos científicos posteriores, como los de George Monson en el siglo XX, quien representó la mandíbula humana dentro de un tetraedro tridimensional. Para Mac Sweeney, este vínculo demuestra que Da Vinci pudo haber "intuido verdades fundamentales sobre la naturaleza matemática de la realidad misma", mucho antes de que la ciencia las formulara.
El investigador concluye que "las mismas relaciones geométricas que aparecen en estructuras cristalinas óptimas, arquitecturas biológicas y sistemas de coordenadas parecen estar codificadas en las proporciones humanas". Si su interpretación es correcta, el Hombre de Vitruvio representa a la vez la armonía del cuerpo humano y el orden oculto del universo.
