Con el paso de los años no solo hemos buscado vivir más, sino también vivir mejor. Ya no solo se trata de alargar la esperanza de vida o edad cronológica, sino también vivir lo más saludablemente posible, o lo que hoy se conoce como "años libres de enfermedad".
En ese sentido, entra en juego el concepto de edad biológica, es decir, la edad real que tienen nuestras células y órganos. En definitiva, lograr la eterna juventud, a pesar de que los años sigan avanzando.
En este sentido, existirían algunos hábitos respaldados por la evidencia científica que se habrían relacionado con una menor edad biológica respecto a la cronológica. Es decir, hábitos que se habrían relacionado con una ralentización del envejecimiento, e incluso con cierta remisión del mismo.
El ejercicio, elixir de la juventud
Sabemos que, si no se hace nada al respecto, el envejecimiento suele acompañarse de pérdida de masa muscular, pérdida de fuerza, y por tanto mayor riesgo de caídas, lesiones y falta de autonomía. Y precisamente el ejercicio constante, especialmente el ejercicio de fuerza, sería el mejor para prevenir dicha pérdida.
El músculo es un órgano "antiedad". El entrenamiento de fuerza en especial ha demostrado mejorar la sensibilidad a la insulina, mientras que la liberación de mioquinas o miocinas, señalizadores generados directamente en las células musculares, se han relacionado con una mejor composición corporal y un rejuvenecimiento del reloj epigenético. Y, si se combinan ejercicios de fuerza y 'cardio', mejor.
Alimentación saludable, clave antienvejecimiento
Somos lo que comemos, y precisamente lo que comemos puede acelerar o ralentizar el paso de los años para nuestras células y órganos. Consumir alimentos ricos en nutrientes, y priorizar la diversidad en la dieta, buscando un adecuado equilibrio de proteínas, carbohidratos y grasas, se asociaría con una mejor edad biológica.
A su vez, la mejor dieta antienvejecimiento debería estar libre de alcohol, bebidas azucaradas, alimentos procesados y excesos de carne roja, como es el caso de la conocida dieta mediterránea. Y, si combinamos una dieta rica en vitamina D y omega-3, junto al adecuado nivel de ejercicio, su efecto sería aditivo, es decir, la combinación sería mejor que estos factores por separado.
Salud dental, más allá de la estética
Aunque la salud bucodental ha llegado a ser un símbolo de estética y nivel socioeconómico, la realidad es que mantener una buena higiene dental no solo previene caries y enfermedades asociadas, sino que también se relaciona con un menor riesgo cardiovascular y una mayor esperanza de vida.
De hecho, sufrir periodontitis se ha vinculado de forma directa con una aceleración del reloj epigenético, mientras que un adecuado tratamiento periodontal mejoraría tanto la salud del endotelio, es decir, la capa más interna de las arterias, además de reducir la inflamación sistémica.
Aprender continuamente, clave para la larga vida
Aprender y desarrollar habilidades no es algo asociado a la infancia y la juventud, sino que debería ser un hábito constante para toda la vida. Cualquier nuevo aprendizaje desarrolla nuevas conexiones neuronales, lo que a su vez ralentiza el envejecimiento cerebral y previene la neurodegeneración a largo plazo.
Mantener un cerebro "entrenado", mediante educación, aprendizaje y actividad intelectual, da lugar a una mayor reserva cognitiva y por tanto una desaceleración del reloj epigenético.
Sueño, clave en la salud cardíaca y el envejecimiento
Finalmente, el último hábito relacionado con una mayor esperanza de vida, y una menor edad biológica, sería priorizar un sueño eficiente y reparador. Dormir mal o incluso sufrir insomnio se asocia con una aceleración de los relojes epigenéticos, mientras que mantener una adecuada higiene del sueño ralentizaría el avance de los mismos.
Mantener un horario regular, exponerse a la luz matinal, realizar siestas cortas, evitar el exceso de cafeína y alcohol y saber reconocer los síntomas de posible insomnio o enfermedades asociadas, como la apnea del sueño, sería clave en la búsqueda de la eterna juventud.
