Ya es casi un lugar común decir, como un coach desganado, que en las crisis surgen las oportunidades. Pero para Frederic Bartumeus fue lo que le permitió lanzar un pequeño proyecto provincial a todo el país y ser imitado en Europa y Latinoamérica.
Se trata de Mosquito Alert, una app en la que los ciudadanos colaboran subiendo fotos de mosquitos invasores y proporcionan una valiosísima información a biólogos y salubristas.
"Yo estaba investigando la expansión del mosquito tigre en Girona", rememora a EL ESPAÑOL, "con datos de expertos que habían montado una red de trampas".
El Aedes albopictus o mosquito tigre llegó a nuestro país en 2004, está presente en todo el levante y puede transmitir enfermedades como el dengue, el chikungunya o el zika.
Pero llegó la Gran Recesión, la crisis económica que se llevó por delante miles de trabajos y proyectos de vida, y que nos marcó a todos por hacernos pensar que habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades.
"Dejaron de dotar a los servicios de control de mosquitos. No había dinero para trampas".
Bartumeus es biólogo y ecólogo especializado en los procesos de dispersión de los animales. Había viajado por todo el mundo investigando los movimientos de aves marinas, peces y, en tierra, babuinos.
"Regresé porque quería hacer algo por mi país, algo local, práctico y útil". Controlar las poblaciones de mosquito tigre en Girona cumplía los tres requisitos. Pero llegó la crisis y no había dinero para trampas.
Se cerró una puerta pero se abrió una ventana. En su trabajo con vertebrados, la tecnología estaba cada vez más presente y avanzaba a pasos agigantados, integrándose en el smartphone.
Fue un investigador postdoctoral que estaba trabajando en movilidad humana usando móviles el que le dio la clave. ¿Por qué no pedir a los ciudadanos que usen sus teléfonos para vigilar al mosquito?
Ahí nació, en 2013, Mosquito Alert, un proyecto de ciencia ciudadana en el que cualquiera puede notificar la presencia del mosquito tigre y de parientes invasores como el de la fiebre amarilla, el japonés o el coreano.
Ciertamente, había muchas dudas de que un proyecto así pudiera salir adelante. Un ciudadano, incluso uno bien formado, no puede sustituir a un científico pero les da pistas a estos sobre dónde buscar y poner trampas.
Cada vez que una persona sube una foto de uno de estos insectos —en la web dan claves sobre cómo atraparlos con seguridad y hacerles un buen retrato— a la aplicación, esta es verificada por entomólogos (ahora, con el paso previo de una IA).
El equipo entonces se pone en contacto con el Ministerio de Sanidad y las administraciones autonómicas, que toman cartas en el asunto para minimizar el riesgo de expansión, por ejemplo, controlando sus zonas de reproducción, como lugares con aguas estancadas.
De Japón a Asturias
De los mosquitos invasores, Aedes albopictus es el que está más ampliamente distribuido. "Además, es fácil de identificar porque es negro con rayas blancas, y tiene un comportamiento peculiar, porque pica de día".
Identificado por primera vez en Cataluña, ahora está presente en las provincias costeras desde Girona hasta Cádiz, así como Baleares, Madrid y partes de Extremadura, Aragón, País Vasco o Galicia.
En esta última comunidad se detectó por primera vez en 2023 gracias a uno de los miles de ciudadanos que participan año a año. "Si no hubiera sido por él, podríamos haber tardado dos o tres años en verlo, o más", apunta orgulloso Bartumeus.
En menos de 72 horas, un equipo de entomólogos ya se había trasladado al lugar para verificar su presencia. "Se formó una red de vigilancia entomológica que fue poniendo trampas a una velocidad que no hubiera sido posible sin la participación ciudadana".
Pero el mayor impacto de la ciencia ciudadana lo dio un pariente del mosquito tigre: Aedes japonicus o mosquito del Japón, que fue identificado por primera vez en España por un ciudadano anónimo, en Asturias.
Esta especie "no es tan peligrosa pero hay que vigilarla", explica Bartumeus, pues transmite la fiebre del Nilo Occidental y, en menor medida que A. albopictus, el chikungunya.
Llevaba un tiempo presente en Europa central e Italia, "nadie se pensaba, ni por asomo, que pudiera estar en Cordillera Cantábrica". Nada más recibir la foto, el equipo de Mosquito Alert se puso en contacto con el autor.
Los participantes están anonimizados pero los científicos pueden hablar con ellos por chat. "Le empezamos a enviar mensajes. '¿Puedes hacer más fotos?' '¿Puedes enviarnos el mosquito en un frasco?' Luego contactamos con expertos europeos para que lo verificaran".
No se quedó ahí la cosa. "Cuando confirmamos que era un mosquito del Japón, le dijimos al autor que teníamos que ir a Asturias a hacer comprobaciones, le pedimos nombre y correo electrónico".
El fotógrafo anónimo acabó figurando como uno de los autores del artículo científico en que se describía, por primera vez, la presencia de Aedes japonicus en España.
Estos dos mosquitos invasores ya están de forma endémica en la península. Aedes aegypti, conocido como el mosquito de la fiebre amarilla, ha sido localizado puntualmente en Canarias en los últimos años, y se están haciendo denodados esfuerzos para mantenerlo a raya.
Por su parte, A. koreicus o mosquito de Corea, potencial transmisor de la encefalitis japonesa y la fiebre del Nilo Occidental, no ha sido identificado en nuestro país de momento.
El éxito del proyecto le ha llevado a ser replicado, en mayor o menor medida, en países como Italia, Austria, Hungría, Países Bajos o Portugal en Europa, Uruguay y Chile en Latinoamérica y Burkina Faso en África.
A pesar de estos triunfos, Bartumeus reconoce que al principio la idea no caló demasiado bien entre las administraciones.
Por lo que sea, animar a los ciudadanos a encontrar mosquitos transmisores de enfermedades en una zona turística como la Costa Brava no era algo que entusiasmara a los políticos.
"Fuimos poco a poco. Al principio no hablábamos tanto de salud pública como de especies invasoras, que además es muy molesta", apunta.
Para 2020, sin embargo, ya estaban en contacto con el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad. "Había un brote de dengue en Brasil, era la pandemia que todos esperábamos, pero se adelantó la Covid".
Mosquitos tempraneros
Ahora, Sanidad utiliza los mapas generados por los ciudadanos a través de Mosquito Alert para vigilar las poblaciones de mosquitos.
En 2023 hubo 19.000 observaciones ciudadanas. En 2024 disminuyeron pero no es una cifra desdeñable: alrededor de 10.000. En 2025, hasta junio iban más de 4.000.
"Hay gente muy participativa, que puede llegar a enviarnos 30 o 40 informes al año", señala el biólogo. "Pero con hacer tres o cuatro informes a lo largo del verano es suficiente".
Con todo, Bartumeus entiende esa pasión por vigilar al mosquito. Aunque a priori no parezca tan interesante como un babuino, a él le ha acabado fascinando.
"A medida que he ido entrando en el mundo de la entomología, viendo dónde crían, etc. Los he ido viendo más interesantes".
"Me sorprende su capacidad adaptativa. En Europa, la hembra de mosquito tigre pone huevos de resistencia que duran todo el invierno, se han adaptado al clima atemperado, ya no son como los del sureste asiático, de donde provienen".
También están cambiando sus temporadas de acción. En Francia, a finales de mayo se reportaron varios brotes de chikungunya, indicando un inicio de actividad mosquitera inusualmente temprano.
Esto puede estar promovido por el aumento global de las temperaturas, "pero eso no quiere decir que haya más mosquitos. En realidad, el calor excesivo no les beneficia y quizá en el futuro estén activos en primavera y otoño —de hecho, ya hemos detectado mosquitos durante las navidades— pero no en agosto".
En lugar de echarle la culpa de todo al cambio climático, Bartumeus apunta a otra dirección. "Tiene más impacto la movilidad que el calentamiento global. No solo es el turismo sino el transporte por carretera: en neumáticos y plantas de bambú puede haber huevos guardados".
Por eso, el ecólogo hace especial hincapié en que la gente que haya viajado a zonas endémicas y luego reporte síntomas como fiebre o malestar, acuda al médico. Así se evita que los mosquitos ya presentes en España puedan generar casos autóctonos.
Estamos a tiempo. "En España tenemos brotes de tres o cuatro casos autóctonos. En Roma hay 80 o 90 a lo largo del verano. En Francia hay brotes de decenas de personas. No queremos que los patógenos acaben amplificándose y siendo residentes".
Ya lo fueron: enfermedades como la malaria o el dengue estuvieron presentes en Europa hasta mediados del siglo XX. "Se consiguieron erradicar usando insecticidas a destajo, que acababan con los mosquitos y todo lo que se encontraban por delante".
¿Por qué no repetir la estrategia? Porque... ¿para qué sirve un mosquito? Bartumeus apunta que "no hay por qué darle utilidad a todos los animales" pero recuerda que los mosquitos tienen funciones polinizadoras: son las hembras las que se alimentan de sangre tras aparearse, pero los machos lo hacen de néctar.
Además, son una gran fuente de alimento para muchos animales, desde peces y ranas hasta murciélagos. "Forman parte de la diversidad que sostiene la cadena trófica que continúa hacia arriba".
A pesar de ser un incordio y un problema de salud pública, el mosquito también tiene una función en este mundo.