El omeprazol es el medicamento más prescrito en las farmacias de nuestro país y de medio mundo, por encima incluso del paracetamol y el ibuprofeno. Se suele utilizar alegremente para tratar problemas como la irritación por reflujo gástrico, para proteger nuestro estómago frente a medicamentos agresivos o para abordar las úlceras estomacales. Sin embargo, en los últimos tiempos, distintos estudios han vinculado el consumo de este fármaco, perteneciente a la familia de los llamados inhibidores de bomba de protones (PPI), a una mayor probabilidad de sufrir infartos o a problemas en el riñón.
Ahora, un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores del departamento de Farmacología y Medicina de la Universidad de Hong Kong y del University College de Londres han encontrado nuevos vínculos entre el consumo de este tipo de medicamentos con un mayor riesgo de padecer cáncer de estómago.
No es la primera vez que los investigadores establecen una conexión entre el exceso de uso del omeprazol con el riesgo de padecer esta enfermedad. Sin embargo, sí es el primer trabajo que cuantifica los riesgos tras la eliminación de una bacteria, la Helicobacter pylori, clasificada como "carcinógena" por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer y principal causante de las úlceras en el sistema digestivo.
Investigaciones previas habían encontrado que las personas con una infección causada por H. Pylori que tomaban PPI tenían más posibilidades de desarrollar un precursor del cáncer de estómago llamado gastritis atrófica. Hasta la fecha se creía que la eliminación de esta infección antes de tomar omeprazol podría reducir la posibilidad de padecer cáncer de estómago. Esta nueva investigación demuestra que podría no ser el caso. De hecho, el trabajo, que acaba de ser publicado en la revista BMJ Journals, apunta que el riesgo de desarrollar cáncer de estómago es 2,4 veces mayor con el consumo de omeprazol, incluso después de la eliminación de la H. Pylori de nuestro organismo.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores utilizaron una muestra de más de 63.000 sujetos y compararon el uso de inhibidores con otros medicamentos que limitan la producción de ácido en el estómago como son los bloqueadores H2 (la famotidina o cimetidina podrían ser dos ejemplos). Todo ello en un grupo de pacientes que habían recibido tratamiento contra la H. Pylori.
Los científicos encontraron que, mientras que los bloqueadores H2 no tenían relación alguna con el cáncer de estómago, los inhibidores de bomba de protones estaban vinculados a un riesgo de más del doble. De hecho, el uso diario de omeprazol y similares se asoció con un riesgo de desarrollar la enfermedad cuatro veces mayor que aquellos pacientes que lo utilizaron semanalmente. Así, cuando el medicamento fue consumido durante más de un año, el riesgo de desarrollar un cáncer aumentó cinco veces y llegó a ser de hasta ocho después de tres o más años de consumo.
Los investigadores, al tratarse de un estudio observacional, apuntan que no se puede establecer una relación causa-efecto de forma firme. Sin embargo, sí apuntan que los médicos deberían "tener precaución cuando prescriben inhibidores de bomba de protones a largo plazo, incluso después de la eliminación de la H. Pylori".
Otros riesgos del omeprazol
Éste no es el único estudio que ha visto la luz este año y que advierte sobre los posibles efectos adversos del omeprazol y otros medicamentos similares. El pasado mes de octubre, sin ir más lejos, un trabajo publicado en la revista Nature Communication alertaba de un problema no descrito hasta la fecha: su relación con la enfermedad hepática crónica inducida por el consumo de alcohol, el hígado graso no alcohólico y la esteatohepatitis.
Según los resultados de esta investigación realizada en ratones por científicos de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos), el consumo de fármacos como el omeprazol promueve la proliferación de bacterias en el intestino como el Enterococcus, que se traslada al hígado provocando inflamación y empeorando la enfermedad hepática.
Así, otro estudio llevado a cabo por científicos Washington University School of Medicine de San Luis (Missouri), comparó el tratamiento con omeprazol que llevaron a cabo 275.000 personas entre octubre de 2006 y septiembre de 2008 con 75.000 pacientes que recibieron bloqueadores H2, otro tipo de fármacos para tratar la acidez estomacal.
Los resultados demostraron que las personas que son tratadas con inhibidores de bomba de protones tenían un riesgo un 25% mayor de morir en los cinco siguientes años que aquellos que tomaban el otro tipo de medicamentos. El riesgo de mortandad se incrementaba hasta un 50% en aquellas personas que tomaron omeprazol o similares durante dos años seguidos.