Nos hacen pasar un mal rato, que no termina con el "The End", sino que se queda en nuestro cuerpo varias horas o días después. Pero por fortuna no hay nada que temer: algunas de las muertes más horripilantes de la historia del celuloide no tienen fundamento en la vida real. Aunque acabaran con la vida de nuestros héroes o de sus peores enemigos, no cuentan con ningún sostén científico. Te mostramos los argumentos que lo rebatan.

El nitrógeno líquido de 'Terminator'

El nitrógeno líquido, esa sustancia que la cocina ha puesto de moda, tiene temperaturas lo suficientemente bajas como para que haya que operar con ella con cuidado. Los fans de Terminator quizá recuerden cómo en la segunda película de la saga el T-100 avanza con dificultad en medio del nitrógeno líquido que ha caído de un camión cisterna. Pierde una pierna y sigue moviéndose, para terminar muerto (y en cachitos) por un disparo del T-800 (Arnold Schwarzenegger).

Sin embargo, no tenemos nada que temer cuando lo utilicemos para emular a los concursantes de Masterchef. Simplemente, un poco de frío si no usamos protección, como han demostrado algunos youtubers echándoselo en la cara: el nitrógeno se evapora al instante de tocar nuestra piel. Eso sí, durante una exposición prolongada se pueden congelar los miembros o sufrir alguna quemadura. Y olvídate de ingerirlo.

Tragados por lava

Muchos recordarán a Gollum siendo devorado por la lava del Monte del Destino, mientras pone todo su afán en proteger el anillo único. Esa criatura humanoide que tan fácilmente desaparecía no tendría la misma muerte en la vida real. Entre otras razones, porque para acercarse a un volcán en erupción necesitaría un traje ignífugo y protector de las emisiones tóxicas. Y si se cayera sobre la lava, esta es lo suficientemente espesa como para que no sea devorado: como el cuerpo humano es menos denso que la lava, no puede tragárselo, aunque sí hacerle mucho daño.

Cables asesinos

Los fans de Los Simpson tendrán en mente ese episodio en el que Kirk Van Houten pierde un brazo por culpa de un cable que está colgado en tensión entre dos árboles. En La Jungla de Cristal 3 un hombre moría tras ser seccionado por un cable. Sin embargo, un cable no puede atravesar un cuerpo humano de un lado a otro y acabar con su vida: es tan fino y débil que se partiría antes. O como mucho, te provocaría un desagradable golpe y el consiguiente moratón.

Pirañas pacíficas

Las pirañas quizá sean uno de los peces más temidos por la supuesta voracidad de sus dientes y han supuesto un filón para el cine de terrorde los años 70 hasta nuestros días, con especial protagonismo en Solo se vive dos veces, una de las películas de la saga de James Bond.

Sin embargo, es difícil que estos peces amazónicos maten a una persona: si nos atacan es por escasez de comida, el olor de la sangre o un chapoteo que las haga sentir atacadas. Y, de hacerlo, probablemente podríamos salvarnos. Por tanto, solo hay que asegurarse de que estos peces estén ahítos y no habrá mayores problemas para nosotros. En cualquier caso, la mayoría de las pirañas no son carnívoras, sino omnívoras, por lo que se alimentan de otros peces e incluso de insectos o plantas. Que no te asusten sus puntiagudas mandíbulas.

Spielberg nos mintió con los tiburones

Si hablamos de las pirañas no podemos olvidar los otros animales cinematográficos asesinos por excelencia: los tiburones. Si bien la saga iniciada por Steven Spielberg nos ha hecho pasar muy malos ratos, estos escualos no atacan a los seres humanos a no ser que se sientan amenazados. Y cuando atacan, es muy poco probable que asesinen: de los 98 ataques registrados en 2015, solo seis acabaron en fallecimiento. En 2016, fueron 81 y solo 4 mortales, de acuerdo a datos de un observatorio de la Universidad de Florida.

En cualquier caso, lo ideal es no bañarse en aquellas aguas que advierten de la presencia de tiburones para no asustarlos con nuestros movimientos. Si la cosa no pasa a mayores, nos arriesgamos a llevarnos un mordisco y un susto para toda la vida. Por otra parte, cuando atacan algún barco, es más bien porque están investigándolo: en cuanto descubren que no hay nada interesante, lo dejan pasar.

La nariz asesina

Bruce Willis nos enseñó en El último boy scout lo peligroso que era que alguien nos diera un golpe en la nariz, ya que este la desplazaría al cerebro y nos haría fallecer al instante. Pero nada más lejos de la realidad: la nariz es un cartílago sin conexión al cerebro. Encima, el cerebro está protegido por el cráneo, por lo que sería difícil morir con un golpe a la punta de eso que nos da tanta personalidad… e incrustando un ficticio hueso-nariz (el hueso nasal es otra cosa) en el cerebro.

Arenas movedizas… y ya

Y no podíamos dejar pasar otro de los elementos que más juego ha dado en cine, series y videojuegos (¿te acuerdas del Super Mario 3?). Las arenas movedizas existen, pero es muy difícil terminar hundido en ellas por completo: esta mezcla de arena, arcilla y agua es muy densa, así que cuesta que el cuerpo desaparezca del todo. Cuando algo cae sobre ellas, los elementos se separan y pronto vuelven a su estado anterior.

Eso sí, si algún día caemos en ellas, debemos aplicar el consejo que nos han enseñado en el cine: estar relajados y mantener la calma; además, moverse hacia atrás un par de pasos, antes de que la mezcla se licúe de nuevo y nos atrape. También, mover la espalda hacia delante y hacia atrás para hacer que agua y arena sigan separados. En cualquier caso, siempre habrá expertos que acudan en nuestro auxilio. Porque una cosa está clara: morir no nos moriremos.