En el zoo de Nueva York, dos pingüinos barbijos machos formaron una familia y criaron a un polluelo hembra juntos. No son los únicos de su especie que lo hicieron, ni tampoco los únicos en el reino animal. Por desgracia, algunos sufren el castigo de sus amos por ello. 

En plena celebración del Madrid World Pride, recordamos la homosexualidad menos conocida.  

Los pingüinos neoyorquinos

Roy y Silo, dos pingüinos barbijos machos del zoo de Nueva York, llevaban seis años juntos cuando, en 2004, el zoo decidió darles su propio huevo después de que hubieran intentado incubar juntos una piedra. A los 34 días nació Tango, a la que cuidaron hasta que pudo valerse por sí misma. No han sido los únicos pingüinos del mismo sexo que han intentado crear su propia familia. En España, Inca y Rayas, dos pingüinos macho de Faunia, también recibieron su propio huevo en 2012 para criarlo juntos, aunque finalmente no salió adelante. Otros zoos en Alemania o Japón también han documentado distintas relaciones, en muchos casos muy duraderas, entre machos.

Un buitre con el corazón roto

Dashik y Yehuda son dos buitres leonados machos del Zoológico Bíblico de Jerusalén que construyeron un nido juntos. Los encargados de la pareja les dieron un huevo artificial que ambos se turnaban para incubar y que después sustituyeron por un buitre bebé que criaron juntos. Sin embargo, unos años más tarde, Yehuda se acabó interesando por una hembra recién llegada al entorno, dejando a Dashik solo y deprimido. Al final, trasladaron a Dashik a un nuevo hogar, el jardín de investigación zoológica de la Universidad de Tel Aviv, donde superó el abandono de Yehuda.

Más de 450 especies

Los casos de los pingüinos o de los buitres leonados no son episodios aislados. Ni tampoco algo propio únicamente de estas dos especies. Patos, osos, leones, bonobos, palomas, perros o jirafas también engrosan la lista de animales con miembros homosexuales. De hecho, este tipo de comportamientos están documentados en más de 450 especies según el libro de Bruce Bagemihl Biological Exuberance: Animal Homosexuality and Natural Diversity, publicado en 1999.

En las jirafas se suelen producir relaciones entre miembros del mismo sexo. Wikimedia

Desde principios de siglo

Aunque parece que el conocimiento de la homosexualidad en el reino animal proviene de finales del siglo XX, ya hay documentos mucho anteriores que dejan constancia de su existencia, aunque en ocasiones quisieran ocultarse. De hecho, el británico George Murray Levick, cirujano y zoólogo que viajó con la segunda expedición antártica de Robert Falcon Scott, observó relaciones entre pingüinos adelaida del mismo sexo en el año 1912. Sin embargo, quedó horrorizado por el hallazgo, que calificó como "increíble depravación", escribió algunas de sus notas en griego, y sus observaciones fueron ocultadas al público en aquel entonces por el Museo de Historia Natural de Londres, hasta que salieron a la luz en 2012 por un hallazgo fortuito del cuaderno.

Los cisnes negros

Aunque las relaciones homosexuales están presentes en muchas especies del reino animal, en algunas los porcentajes son más altos que en otras. Por ejemplo, se estima que un cuarto de las parejas de cisnes negros son homosexuales, siendo más comunes las uniones entre varones. Además, suelen robar huevos a las hembras para incubarlos juntos y es habitual que las crías de estas parejas de cisnes homosexuales sobrevivan en mayor proporción que las criadas por una pareja formada por un cisne negro macho y uno hembra, algo que también sucede en el caso de los flamencos.

Un cuarto de las parejas de cisnes negros son homosexuales. Wikimedia

Las albatros de Hawai

Un estudio publicado en Biology Letters documentaba la existencia de una colonia de albatros de la isla de Oahu, en Hawai. En esta colonia, casi la tercera parte de las parejas reproductoras estaban formadas por dos hembras que cooperaban para criar un polluelo. El huevo criado era el primero que ponía una de ellas, fecundada por un macho de otra pareja reproductiva. Si la otra ponía un huevo después, éste se abandonaba. Según los científicos, esta configuración se debía a que un 60 % de los miembros de la colonia eran machos.

El toro gay salvado a última hora

En ocasiones, los dueños de algunos animales los rechazan debido a que presentan comportamientos homosexuales. Es el caso de Benji, un toro que se negaba a procrear con las vacas y que, tras ser etiquetado como gay por un veterinario, iba a ser llevado al matadero. Sin embargo, gracias a una campaña en la que participó Sam Simon, el cocreador de los Simpsons, el animal pudo terminar en un santuario. Eso sí, después de una temporada en el refugio, los dueños de éste han descubierto que sí que está interesado en las vacas que habitan en él.

Un mejor hogar

En 2013, un dueño descorazonado abandonaba a su perro en un centro de Tennessee, en Estados Unidos, para que fuera eutanasiado. El problema, según el antiguo poseedor del animal, es que era gay, y por ello no lo quería. Sin embargo, una veterinaria de la zona acudió a su rescate y lo adoptó, rebautizándolo como Elton y acogiéndolo en su hogar.

Una homosexualidad 'accidental'

Según un estudio publicado en la revista Behavioural Ecology and Sociobiology, las tendencias homosexuales de insectos como las arañas, observadas durante años, son en realidad pura equivocación. Según estos científicos, los insectos tienen tanta prisa por reproducirse que no se toman el tiempo suficiente en comprobar si el espécimen con el que intentan reproducirse es macho o hembra.

Las variaciones entre especies

Aunque cada vez se realizan más estudios sobre la homosexualidad en el reino animal, los científicos creen que los motivos para la existencia de parejas del mismo sexo varía totalmente dependiendo de la especie y aún queda mucho por descubrir.

De esta forma, el biólogo Nathan Bailey remarca las grandes diferencias y recuerda que, mientras en el caso de los delfines las uniones entre machos parecen responder a la necesidad de facilitar la creación de lazos en el grupo, las motivaciones detrás de las uniones del mismo sexo entre albatros, que crean en ocasiones parejas que permanecen unidas de por vida, son muy diferentes. En su opinión, todavía queda mucho trabajo por hacer antes de descubrir qué parte juega la genética y qué parte el ambiente y otros factores.

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