Antonio Villarreal Pedro Cifuentes

"Es deshonesto, peligroso y repugnante que la Organización Mundial de la Salud escoja el daño cerebral antes que reconocer una equivocación", dice a EL ESPAÑOL Amir Attaran, inmunólogo, profesor de salud pública en la Universidad de Ottawa y uno de los principales firmantes de la carta que más de 150 científicos han suscrito exigiendo un aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Brasil ante la epidemia de Zika en Brasil. La carta ha encontrado un poderoso altavoz en Pau Gasol, que este lunes declaró que no sabía "si acudir o no" a la cita olímpica.

Estos científicos han atacado principalmente a la Organización Mundial de la Salud, a quien acusan de actuar en connivencia con los intereses del Comité Olímpico Internacional, y no pensando en el interés público. Hace unos días, ambas organizaciones celebraron una reunión sobre un proyecto conjunto para combatir la obesidad infantil. Esta comisión está presidida nada menos que por Jacques Rogge, presidente del COI entre 2001 y 2013. En ella se recordó que "el COI lleva trabajando con la Organización Mundial de la Salud durante más de 20 años, y en 2010, el Memorando de Entendimiento entre ambas organizaciones fue renovado para implementar nuevas acciones en común". Para Attaran, "obviamente, la OMS no puede 'implementar acciones en común' con el COI y al mismo tiempo ser un juez neutral sobre si los JJOO serán seguro: esto prueba que la OMS está sumida en un conflicto de intereses extremo y no es de fiar".

Un kit antiZika CARLO ALLEGRI REUTERS

El canadiense se apoya en otra declaración reciente, de este mismo mes de mayo, en la que la OMS y la Organización Panamericana de la Salud (PAHO) admiten ser los encargados de asesorar al Gobierno de Brasil, al COI y al comité organizador de los Juegos Olímpicos. "Un objetivo importante del asesoramiento de la OMS estará en torno a las medidas para reducir la población de mosquitos Aedes, transmisores del Zika". Ante esta declaración, el inmunólogo comenta que "cuando la OMS es quien asesora a las Olimpiadas sobre la lucha contra los mosquitos y el Zika, pero los datos epidemiológicos muestran que tanto las enfermedades transmitidas por mosquitos como el Zika han subido en Río en lugar de descender, significa que el asesoramiento de la OMS ha fallado, pero por supuesto ellos no van a admitir su responsabilidad", añade. "La OMS está ocultando este fracaso, haciendo parecer que no hay problemas con las Olimpiadas, incluso si eso provoca que el Zika se extienda y cause daños cerebrales a niños de todo el mundo", dice el experto.

Un viejo debate emerge con Gasol

Este debate entre epidemiólogos y expertos en salud pública con Río 2016 de fondo lleva meses produciéndose, aunque ahora haya flotado hasta la superficie de la actualidad gracias a la llamada de atención de Pau Gasol. Como es sabido, los deportistas tienen un altavoz incomparable para poner el foco sobre desgracias o injusticias olvidadas, aunque a veces corran el riesgo de pintar la realidad con una brocha demasiado gruesa. Y en particular, cuando se refieren a asuntos médicos o científicos.

¿Ha ocurrido eso en este caso? Para Antoni Trilla, jefe de Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona, la tribuna del pívot español en El País estaba muy bien planteada, aunque sobrestimaba algunos de los riesgos de la epidemia de Zika. "Doy todo el crédito a los 150 científicos de la carta, aunque nos sorprende un poco ya que muchos de ellos vienen del mundo de la ética o del derecho", explica Trilla a EL ESPAÑOL, "y en el otro lado de la balanza hay que colocar a la OMS, que con todos sus peros y contras es una buena organización, el CDC de Estados Unidos, muy fiables, y el Centro Europeo para Control de Enfermedades".

Todos estas instituciones han hecho informes regularmente y han manifestado "que el riesgo para la salud pública es muy bajo, que el riesgo para los viajeros es el mismo que hace mucho tiempo y que los Juegos Olímpicos no tienen ninguna razón epidemiológica para suspenderse", dice Trilla. "Otra cosa es si estamos en el mejor de los escenarios, pero esto es lo que toca".

Aplazamiento o traslado, no suspensión

Ante esto, Attaran recalca que en la carta no abogan por una suspensión, sino por un aplazamiento o un traslado de las competiciones a otros lugares, dentro o fuera de Brasil, sin riesgo de Zika. En lo que sí coinciden tanto una como otra parte es que, a diferencia de para quienes viven allí o visitarán Río como aficionados, para los deportistas olímpicos que acudan a Río la posibilidad de contraer el Zika es muy baja.

Las embarazadas, población de riesgo ante el Zika. Pablo Romero Reuters

"El riesgo es únicamente para pacientes embarazadas, y no sabemos todavía cómo medirlo", apunta el epidemiólogo catalán, para quien alguien en la posición de Gasol puede, en cambio, "tener una intención de tener hijos tras los juegos y temer que el virus se transmita sexualmente, por lo que tendría que esperar entre uno y dos meses o, de forma razonable, posponer el intento de embarazo cuatro meses y quedarse del todo tranquilo".Tanto Attaran como Lee Igel, otro de los firmantes de la carta que citaba Gasol, reconocen que existe bastante incertidumbre en cuanto a cómo la cepa brasileña del virus podría comportarse en países en vías de desarrollo o cómo afectarán a la expansión de la epidemia recibir visitantes de países de todo el globo, pero sí tienen clara una cosa: la Organización Mundial de la Salud no es el juez más neutral para tomar una decisión al respecto.

Consecuencias "catastróficas"

No sería la primera vez que una competición internacional se malogra a causa de una epidemia, ya que el ébola en África Occidental ya obligó en 2015 a Marruecos a suspender la celebración de la Copa de África de fútbol. Los efectos de un aplazamiento (o cancelación) de unos Juegos Olímpicos, sin embargo, desbordan cualquier previsión conocida, como afirman a EL ESPAÑOL portavoces del Comité Olímpico Internacional.

Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español, reconoce en conversación con este diario que los daños serían "catastróficos". "La anulación sería una locura", asegura, "pero los Juegos jamás se harían a costa de la salud. La primera prioridad es la salud de los deportistas, expediciones y periodistas". Se calcula que acudan a Río en agosto 11.000 atletas, 30.000 periodistas y medio millón de turistas extranjeros. "No se juega con la salud de tanta gente por dinero", concluye Blanco, quien defiende el prestigio y la independencia de la Organización Mundial de la Salud: "Si fallase por presiones extrañas, estaría muerta, ¿no cree?"

¿Cuánto costaría la cancelación?

"Nadie en su sano juicio es capaz de dimensionar el coste de una hipotética anulación", declara el presidente del olimpismo español. Portavoces del Comité Organizador de Río 2016 aportan una respuesta similar a la pregunta sobre el precio de la cancelación (o incluso aplazamiento).

Las pérdidas económicas incluirían el coste de las obras, cuyo presupuesto supera los 12.000 millones de euros. También el del comité organizador de los Juegos, cercano a los 3.000 millones, en su integridad financiado por patrocinadores privados que darían lugar a correspondientes indemnizaciones. "La cadena de demandas judiciales sería impresionante", explica desde Río un miembro de dicho Comité.

Las cuentas no se terminarían ahí. Habría que sumar la devolución de los derechos televisivos (con una audiencia potencial de 700 millones de personas), valorada en cientos de millones de euros. Con el agravante de que sería muy difícil reubicar las emisiones en otro momento del año que no sea agosto.

A todo ello habría que sumar toda la logística del evento y los compromisos cerrados por los 205 Comités Olímpicos nacionales para sus expediciones: vuelos, hoteles, publicidad. La lista de spónsors con derecho a indemnización sería interminable: una cascada de reclamaciones sin precedentes en la historia del deporte. Por último, como afirma Alejandro Blanco, "¿cómo se valora el impacto en la imagen del COI?"

El desencanto brasileño

Brasil necesita una buena noticia: golpeado en su orgullo por una inmensa crisis política y económica, la resaca del triunfalismo 'lulista' acosa a un 'gigante' sin cimientos sólidos para el que la cancelación de los Juegos sería un desastre moral y material devastador: más desempleo, hoteles construidos 'ad hoc' para el evento completamente vacíos, más deudas, mayor pesimismo. Como dice el citado portavoz  olímpico, "es lo único que les faltaría". Después se defiende: "En febrero, en el apogeo del mosquito, vinieron cientos de miles de turistas al Carnaval carioca, pura fiesta y sexo, y no hubo ninguna epidemia internacional. ¿De verdad va a haberla en agosto, el mes con menos insectos del año?"

Noticias relacionadas