Los productos de Lego son percibidos cada vez como más violentos, al mismo tiempo que, en general, los fabricantes de juguetes parecen inmersos en una "carrera armamentística" para captar la atención de los niños en la era digital, según un estudio publicado recientemente en la revista científica PLoS ONE .

Un grupo de investigadores de la Universidad de Canterbury en Nueva Zelanda afirma, en el trabajo "Have LEGO Products Become More Violent?" ("¿Se han vuelto los productos de Lego más violentos?"), que las armas aparecen ya en al menos el 30% de los kits de construcción de Lego. 

Si bien la empresa lleva fabricando bloques de construcción de plástico desde 1949, las primeras armas de juguete fabricadas por Lego datan de 1978, dentro de un kit de construcción de un castillo medieval que incluía espadas, hachas y lanzas. Tras superar una profunda crisis a principios de este siglo por la competencia con los juegos electrónicos, la compañía se reinventó con kits más sofisticados y gracias a la venta de kits temáticos vinculados a franquicias de taquillas de cine, como Star Wars, Batman y Harry Potter.

La violencia en estos productos parece haber ido más allá de enriquecer el juego

Según el investigador principal del estudio, Christoph Bartneck, "los productos de la compañía Lego no son tan inocentes como solían ser". "La violencia en estos juguetes parece haber ido más allá de enriquecer el juego", agrega. Así, los datos de este informe revelan que Lego "muestra un importante aumento de la violencia" con el paso de los años, con una mayor proporción de armas entre los bloques de construcción de Lego y kits temáticos.

Asimismo, los expertos analizaron de forma empírica la percepción de la violencia en los catálogos de productos de la compañía danesa a partir de 1973. Para el estudio, se evaluaron las respuestas de 161 participantes de entre 15 a 54 años, de los que tres cuartas partes eran varones.

Los resultados indican que en casi el 40% de los escenarios propuestos existe algún tipo de expresión de violencia física, que ha aumentado un 19% por año como promedio. La recepción de presiones, amenazas, violaciones de derechos humanos y burlas aumentan del 8% al 16% por año en los catálogos. Sin embargo, y afortunadamente, los autores no encontraron ningún rastro de violencia sexual en la percepción de los productos de la compañía.

Niños, juegos, conflictos

Preguntada por EL ESPAÑOL una portavoz de Lego prefirió no comentar el estudio en concreto, aunque quiso insistir en la labor de la compañía a favor de la infancia: "En primer lugar, los niños son nuestra preocupación más importante y queremos crear experiencias de juego que les encanten y que, al mismo tiempo, les sirvan para desarrollar habilidades esenciales".

Así, Lego defiende que sus productos  promueven una serie de actividades lúdicas como la construcción, la fantasía y los conflictos. "Vemos una clara distinción entre el conflicto y la violencia", afirma dicha portavoz, que añade: "No hacemos productos que promuevan o fomenten la violencia; elementos como las armas en los kits de LEGO son parte de un escenario de fantasía, y no un escenario realista de la vida diaria".

Antes (arriba, 1995), los muñequitos de Lego sonreían más. Ahora (abajo, 2013), no tanto. Christopher Bartneck

"Lo que es importante para nosotros no es el número determinado de un elemento específico de Lego [en relación a la creciente cantidad de armas que el estudio señala], sino el contexto, la historia que lo rodea y, sobre todo, la experiencia de juego para el niño en su conjunto", concluye.

En Francia hay en marcha un estudio similar al realizado por el equipo de Bartneck pero que aún no ha sido publicado, según indica el diario Le Figaro. Su autor, Gilles Brougère, es profesor de educación en la Universidad de París XIII y también ha estudiado el universo Lego, con conclusiones similares: "En efecto, existe un fuerte aumento de la representación de la violencia".

Citado por el mencionado diario, Brougère advierte de que "no hay que confundir la violencia y su representación". "¡Decir que los productos de Lego son violentos es como decir que los libros de historia son violentos!", exclama. Y añade, en una aproximación similar a sus colegas neozelandeses, que la violencia mostrada por Lego está a menudo en una fantasía futurista, alejada de cualquier representación realista.

Juguetes, violencia, percepción

La Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) también rompe una lanza en favor de Lego y otras compañías del sector, y no ha detectado un especial incremento de la percepción de la violencia en sus productos. Su secretaria técnica, Cristina Miró, sostiene en conversación con este diario que "de toda la vida, el juguete ha respondido a la sociedad en la que se produce y se comercializa, es un reflejo de esa sociedad".

"Que un juguete sea más realista es simplemente una señal de que hay mejores tecnologías", afirma Miró, que duda que eso signifique que haya un aumento de la violencia en esos productos, algo que considera "muy subjetivo".

Lego, como paradigma de juego que se ha incorporado al mundo de las licencias y las franquicias de películas y series, incluye elementos bélicos como sucede en La guerra de las galaxias o El señor de los anillos, razona Miró. "En este caso hablamos de juguetes que son casi merchandising, referidos a determinas películas o sagas, y no sé por qué eso se considera negativo: cuando estaban de moda los westerns se vendían muchas pistolas y arcos y flechas de juguete, y ahora van pintadas de verde porque se inspiran en la ciencia ficción", comenta, y añade: "Creo que estamos sacando de quicio todo esto porque se trata de juguetes para niños, y no creo que haya una escalada de armas de juguete: simplemente hay más oferta de todo tipo, hay más de todo porque consumimos mucho más".

Imagen de uno de los catálogos de Lego usados en el estudio de Bartneck. C. B.

"Curiosamente, el juguete bélico ha caído en ventas en España", asegura esta responsable de la AEFJ, que añade: "Lo que habría que hacer es prohibir ciertas manifestaciones de violencia hacia los niños y que se cumplieran, y no vetarlos en sí".

Como también recuerdan los autores del estudio, muchos países tienen leyes para regular el acceso a los juguetes bélicos, aunque sólo un país los prohíbe por completo: Afganistan. "Es triste es que se prohíban juegos con forma de armas en un país como aquél, donde los niños tienen más facilidad de acceso a las armas reales que a las ficticias", apunta Miró.

"Los niños no pueden aprender lo que está bien si no les mostramos lo que está mal", concluye. "La lucha del bien y el mal es fundamental para su desarrollo, y demonizar cualquier forma de expresión de la violencia me parece un poco dramático".

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