Las fronteras de la Comunidad no sólo guardan patrimonio histórico, en diversos artes como el románico o el mudéjar sino que, también, el natural, a la sazón, montes, rutas y fauna salvaje copan los cuatro puntos cardinales. En esta época otoñal en la que las lluvias empiezan a hacerse notar sobre los anaranjados colores que ofrecen los paisajes, la violencia del agua al golpear sobre la dura roca en las cascadas repartidas por la región se llevan los focos, como lo hizo el sonido de la berrea, no hace tantas semanas.

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    Garganta del Chorro

    Contemplando directamente al Valle del Tiétar, al sur de la Sierra de Gredos, en Ávila, la Garganta del Chorro, a la que se accede tras una dilatada y bucólica ruta en la que se sortean, a diestro y siniestro, otros chorros de agua naturales y el propio embalse de ‘El Regulador’, encargado de controlar el abastecimiento de la central hidroeléctrica de Gavilanes, el pueblo que se encuentra una vez coronada la garganta.

    Ayuntamiento de Gavilanes
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    Orbaneja del Castillo

    El prefacio idóneo para una villa enclavada en la recia roca lo compone la cascada natural de Orbaneja del Castillo, en la provincia de Burgos. El agua del río Ebro fluye con violencia, en este natural emplazamiento del Valle de Sedano, aprovechando, sobre todo, la primavera y sus meses de deshielo para ofrecer un espectáculo sonoro y visual a todo aquel que se pierde por las carreteras de Palencia, Cantabria y de la propia provincia burgalesa hasta llegar al enclave. Sobre ella, un conjunto de casas, en diferentes alturas, que nada hacen pensar en la colonización del entorno natural por parte del hombre, puesto que conviven en perfecta simbiosis la naturaleza y lo artificial.

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    El Gualtón

    Una de las más altas de El Bierzo, ubicada en Carracedo de Compludo, se encuentra la cascada rodeada de viviendas rocosas, que no rompen la simbiosis con el medio natural. Para llegar a ella es necesario adentrarse en una senda plagada de recios robles, lugar idóneo para los jabalíes y lobos, quienes hacen del lugar su reino, de igual modo que lo hacen los arroyos que surcan la montaña y anticipan la llegada a la cascada de algo más de 20 metros de altura. Resulta inquietante cómo cambia el paisaje en cada estación, donde el agua llega a congelarse en el frío invierno y donde la verde y frondosa vegetación primaveral dista del cobrizo crisol de colores del otoño.

    ICAL
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    Covalagua

    En plena Montaña Palentina, próxima a Aguilar de Campoo y al enclave de la Cueva de los Franceses se encuentra esta caída de agua que, como el Guadiana, se caracteriza por un caudal intermitente, en función de las lluvias y nevadas a lo largo del año. Supone el nacimiento del río Ivia y el turista puede, casi, ser salpicado por las gotas al acercarse a través de una pasarela de madera que deja a los pies el gélido agua.

    Diputación de Palencia
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    Pozo de los Humos

    En pleno parque natural de los Arribes del Duero, a caballo entre las salmantinas localidades occidentales de Pereña de la Ribera y Masueco, un desfiladero natural de 50 metros de caída rompe el silencio, nunca absoluto, que la naturaleza brinda en este paraje. El río Uces se precipita desde la altura sobre un fondo con el que, al chocar, genera una tibia cortina que da nombre al pozo, similar a un humo persistente que envuelve todo.

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    Cascada del Desgalgadero

    La comarca salmantina de Vitigudino ubica en su más profundo interior, en Villarino de los Aires, un salto de agua cuyos alrededores no experimentan la concurrencia turística que sí lo hacen los de su hermana mayor, el Pozo de los Humos. En la ruta hacia la coronación de la cascada, el senderista se topa con un antiguo corral, construido con pedregosas paredes, que también hacía las veces, en origen, de delimitación entre las extensiones agrícolas. La cortina de agua permite ser vista desde la más inmediata cercanía, para el más intrépido, tras ascender unos pocos metros al compás del agua que no cesa de caer. Además, el paraje también ofrece un sinuoso puente por el que se puede pasar sobre el cauce.

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    Cascada del Chorro Grande de La Granja

    Al dejar La Granja de San Ildefonso a las espaldas, uno se encamina hacia uno de los parajes más singulares de la Sierra de Guadarrama segoviana, si es que, de por sí, no lo fuera ya la cadena montañosa. Este salto de agua, de más de 60 metros de altura que rebota sobre riscos de granito, precede al mirador natural de Peña Berruecos. La vista se deleita merced a la cantidad de espuma que genera el líquido elemento al rebotar tras la vertiginosa caída sobre el granítico mineral.

    Turismo Real Sitio de San Ildefonso
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    Cascada de la Toba

    A tan sólo 12 kilómetros de la capital soriana y con la sombra del Pico Frentes, de más de 1.300 metros de altura, custodiando el enclave, este acuoso desfiladero combina los períodos de opulencia, como tantas obras de la naturaleza, con los de mayor sequía, otorgando al visitante paisajes completamente diferentes en cada una de sus visitas. Mana de un manantial con pequeños lagos y aguas tan transparentes como las propias de cualquier postal que permanece en el recuerdo de quien reta al frío otoñal.

    Soria ni te la imaginas
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    Cascada de Sotillo

    Uno de los rincones del Parque Natural de Sanabria que cautivan el recuerdo de todo aquel amante de la naturaleza que dedica su tiempo a conocer la provincia de Zamora. Se trata de una paleta de colores que combina el verde de la vegetación con el oscuro, frío y empapado material rocoso sobre el que desliza el agua, protagonizando la escena entre amarillos chopos y el anaranjado serbal, así como el acebo.

    Diputación de Zamora
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    Cascada de las Pilas

    Entre los cañones de los Arribes del Duero, en Zamora, y a unos veinte kilómetros de la capital de la provincia, pasado el municipio de Almaraz de Duero. Hasta este espectáculo natural se llega tras una breve ruta en la que, de manera casi inmediata, se alejan los trigales y entra en escena la característica fotografía de los Arribes del Duero. Una vez allí, se aprecian las ruinas de una antigua mina en la que el estaño era el más profuso de los elementos, justo antes de contemplar la cascada al bajar una pequeña roca que, no por su tamaño, requiere menor atención. Es entonces cuando se contempla la consecución de saltos de agua que componen Las Pilas, con dos niveles a izquierda y derecha en los que se acumula el agua.

    Ayuntamiento de Almaraz de Duero