El arqueólogo y codirector del Equipo de Investigación de Atapuerca, Eudald Carbonell

El arqueólogo y codirector del Equipo de Investigación de Atapuerca, Eudald Carbonell Ricardo Ordóñez ICAL

Sociedad

El codirector de Atapuerca “La IA es uno de los hechos más importantes de nuestra especie, como el fuego”

Eudald Carbonell repasa sus años de trabajo al frente de este proyecto que codirige junto a José María Bermúdez de Castro y Juan Luis Arsuaga desde 1991 y al que dirá adiós en 2024

3 junio, 2023 15:05
El arqueólogo y codirector del Equipo de Investigación de Atapuerca Eudald Carbonell (1953) dirá adiós en 2024 a este proyecto en el que lleva trabajando 45 años. La campaña de excavaciones de este 2023 será la penúltima con él y José María Bermúdez de Castro al frente de la dirección, mientras Juan Luis Arsuaga permanecerá hasta 2025. Carbonell reconoceque está “encantado” de jubilarse, porque es hora de “dar otro impulso” a este proyecto con un nuevo relevo, aunque afirma que no dejará de trabajar. A lo largo de esta entrevista, el codirector recuerda sus inicios en Atapuerca, las enseñanzas del ‘padre’ del yacimiento, Emiliano Aguirre, y reflexiona hacia dónde evoluciona la humanidad y si hay esperanza para ella.

Atapuerca se enfrenta a una nueva campaña de excavaciones, la penúltima con usted como codirector. ¿Está preparado para decir adiós a este proyecto?

Estoy encantado de decir adiós. Son muchos años, ahora 45 años, y estoy encantado de jubilarme, pero no me voy a retirar. Se ha de renovar, dar otro impulso a este proyecto y nosotros que llevamos tanto tiempo, es muy importante que demos paso a otros. Por tanto, estoy encantado de jubilarme, pero no voy a dejar de trabajar, mientras me funcione el cerebro, esto será así. Pero es verdad que jubilarme de la responsabilidad es un gran paso y yo lo anhelo.

¿Qué ha supuesto para usted? ¿Cómo recuerda la primera vez que visitó la sierra de Atapuerca?

Me acuerdo de la primera vez o primeras veces con el profesor Emiliano Aguirre, entrando por la Trinchera, y dije la famosa frase: “De aquí no me sacan si no es con los pies por delante”. Afortunadamente, hasta ahora no ha sido con los pies por delante, es porque ya llevamos muchísimos años de trabajo y recuerdo mucho la segunda vez que vine aquí en el año 1977-1978, cuando se empezaron todos estos trabajos, yo tenía la intuición de que realmente estábamos en un lugar muy especial.

¿Cómo han sido estos años?

Han pasado muy rápido. Como nos ocurre todo en la vida. Mamá ya lo decía: “Te das cuenta de que eres joven y después de que eres mayor”. Ha transcurrido todo con muchos problemas y dificultades, pero también con muchas alegrías, éxitos sorprendentes y de alguna forma es una mezcla de estrés, conocimiento, pensamiento, y alegría. Han sido unos años muy convulsos, con una gran cantidad de procesos que han pasado paralelos a la excavación, la construcción de los museos, de los centros de investigación, la propia Fundación, los centros de interpretación, la construcción de los equipos, el buscar dinero para que esto continuara, la continua lucha y construcción con administraciones para tener los recursos… Digamos que ha sido muy intensa.

Vayamos más atrás en el tiempo, ¿cuándo se dio cuenta de que esta era su vocación?

Empecé la hacer una colección de fósiles marinos a los cuatro o cinco años en casa de la abuela en Santa María de Besora, y desde aquel momento pienso que toda la vida quise dedicarme a la arqueología, aunque empecé con las cuestiones paleontológicas, la arqueología fue realmente mi gran sueño. Los sueños de la evolución que he cumplido ampliamente. No sé si volvería a repetirlo.

¿Se esperaba acabar aquí?

Esperé siempre continuar trabajando pensando en el ser humano y buscando fósiles, y también obviamente intentando crecer personalmente con esta búsqueda. Crear equipos, hacer estructuras y efectivamente esto sí que ha ocurrido. Se mezcla el deseo con el interés, y también con aplicar tus capacidades a algo que sea útil a nuestra especie.

Volviendo a Atapuerca, ¿cómo afrontan esta nueva campaña, habrá novedades?

Esta campaña va a ser muy interesante. Se va a abrir un nuevo yacimiento, el yacimiento del Penal, donde ya hicimos un sondeo, hace ya decenios, y nos permitirá también recuperar otro espacio antiguo, de más de 700.000 años, con todos sus registros. Obviamente, continuar con las diez excavaciones que tenemos, que es una muy buena muestra de lo que hay en la propia sierra. Este peritaje que empezamos hace 45 años se va a ir completando con estas excavaciones.

Atapuerca ha supuesto un antes y un después en la historia, pero ¿queda mucho por descubrir? ¿Seguirá sorprendiéndonos en los próximos años?

Sí. Hemos hecho un peritaje, un gran sondeo durante estos dos años y en este sondeo han aparecido todas las especies humanas que han vivido en Europa desde hace más de un millón de años, pero queda todo por hacer. Siempre me preguntan qué queda por excavar y siempre digo que al menos un uno por mil hemos hecho hasta ahora, o sea que nos queda el resto. Esto siendo precavido, así que queda todo por hacer en Atapuerca.

Emiliano Aguirre estuvo muy unido a este proyecto e incluso usted dijo en una ocasión que ha sido una de las “figuras más importantes de la paleontología en el siglo XX”, ¿Qué aprendió de él?

Mucho. Siempre se aprende de la gente que sabe y de los maestros. Aprendí muchas cosas, sobre todo cómo entender un gran proyecto, también cómo discutir de filosofía. A mí me encanta la filosofía de la ciencia y todas estas cuestiones, y sobre todo también contribuir a trabajar en equipo. Pienso que estas son las características de Emiliano Aguirre. Era un erudito, aparte de un científico. Tenía grandes conocimientos por su formación. Siempre estar con una persona que tiene muchas capacidades, contribuye a tu propia formación.

¿Y del proyecto Atapuerca? ¿Cómo ha cambiado su visión sobre la evolución humana?

Mucho. Yo tenía veintipico años cuando vine, ahora tengo 70 y hemos contribuido a cambiar la visión que teníamos, que habíamos aprendido y que existía en esta evolución humana. Sobre todo por los tipos de descubrimientos que hemos realizado. Por ejemplo, saber que en Europa hay ocupación humana contrastada con homínidos, industrias, con un contexto de fauna que vivía hace más de un millón de años, el descubrimiento de TD6, de Homo Antecessor, esta nueva especie, fue muy importante para entender dónde evolucionamos a los neandertales y nosotros mismos. Fue una idea importantísima que con el tiempo, con los estudios de genómica y proteómica se ha ido contrastando. Por lo tanto, grandes cambios por lo que era el poblamiento euroasiático pero también grandes cambios en la forma de entender las cosas. Yo antes pensaba, que sin conocer el pasado era muy difícil contribuir a la construcción del presente y transformar el futuro, y ahora pienso que la especie debe saber hacia dónde va para que nosotros, estudiando el pasado, podamos ayudar a construir este futuro.

¿Cuál es el descubrimiento que más ilusión le ha hecho?

Para mí, ahora mismo, dado el tiempo, el descubrimiento más importante es la cara de ‘Pink’, el descubrimiento que hicimos en la Sima del Elefante el año pasado. Por la antigüedad y obviamente, porque cambia ver el aspecto, la cara de hace un poco más de un millón de años en Atapuerca, es reflejarnos a nosotros mismos como género. Pero tenemos que hablar también de Homo Antecessor, de Miguelón. Hay una larga secuencia de descubrimientos sin los cuales seguramente no hubiera llegado la cara de ‘Pink’.

Al igual que su compañero José María Bermúdez de Castro, este año también se jubilará. A corto y a largo plazo, ¿cuáles son sus planes de futuro?

Estoy contento de jubilarme, de jubilarme de las responsabilidades, porque estoy trabajando sobre la teoría social de la evolución. Tengo escrito un ensayo sobre esta cuestión, y voy a hacer un equipo para trabajar sobre estas cuestiones, aquí en la propia Fundación Atapuerca, cuando hagamos la ampliación del edificio. Me jubilo de responsabilidad pero no me retiro de pensar e investigar.

Seguirá vinculado entonces…

Sí, pero no iré a las excavaciones. Espero hacer vacaciones, después de 50 años, en los meses de junio y julio.

Juan Luis Arsuaga permanecerá hasta 2025 y tanto Bermúdez como usted tendrán un relevo. ¿Los nombres son ya definitivos?

El relevo ya está. Está funcionando. En este momento ya está toda la gente de nuestra segunda generación: [José Miguel] Carretero, Nacho [Martínez] , María Martinón y Marina Mosquera.

Estamos en año de elecciones y de propuestas. En materia cultural, ¿qué pide a los próximos mandatarios?

Una Ciudad Educativa. Una ciudad como Burgos, que tiene una cantidad de patrimonio tan importante, tiene que preocuparse. Ese planteamiento tiene que hacer la Capitalidad Cultural de 2031, puede ayudar a construir este acervo que tiene el propio Burgos. No se trata solo de piedras y de huesos, se trata de convertir en educación todas estas cuestiones. Esto es la cultura. La cultura material nos sirve para la cultura inmaterial que es el conocimiento y el pensamiento. El Burgos que viene debe ser un Burgos cultural.

En su último libro habla sobre la evolución del Homo Sapiens y cómo la sociedad actual está colapsando. ¿Hay esperanza?

Si no hay esperanza, no hay especie. Pienso que el colapso de esta especie, que estamos ya sufriendo, va a generar una conciencia crítica y va a socializar esta conciencia crítica, por lo tanto, sí que hay esperanza. Pero tenemos que hacer las cosas de otra manera, la globalización nos ha conducido a este cul-de-sac. En el porvenir de la humanidad debemos desglobalizar y planetizar. Tenemos que romper con la uniformización del planeta y generar diversidad en el planeta para continuar viviendo en él mucho tiempo, hasta que marchemos de nuestro planeta.

Las nuevas generaciones son más críticas, sin embargo también tienden al individualismo, ¿esto puede ser un problema?

El individualismo es una consecuencia de no hacer caso a las personas. A los individuos muchas veces no se nos escucha. Se habla mucho, pero no se nos escucha. Esto es una mala opción para la especie. Todas las personas, a nivel individual, podemos construir, con la individualidad colectiva y destruir el individualismo. El individualismo es una lacra social provocada por no escuchar a los individuos de nuestra especie.

Estas nuevas generaciones pueden traer este cambio…

Totalmente. Los cambios se pueden producir si realmente tenemos esta conciencia crítica de especie. Tenemos que trabajar para una evolución responsable y un progreso consciente.

Uno de los temas de mayor controversia estas últimas semanas es la inteligencia artificial. ¿Qué opinión tiene sobre ello?

Es magnífica. La inteligencia artificial es uno de los hechos históricos más importantes de nuestra especie como el descubrimiento del fuego. Será un gran avance, nos va a ayudar a la especie, probablemente a no extinguirnos y continuar durante mucho tiempo. Esta inteligencia artificial se hibridará también con nuestra inteligencia natural, que es la que la ha generado. El problema que hay aquí es intentar que estos recursos, como siempre, no sean manipulados y controlados por las minorías extractivas.

¿Podría superar al razonamiento humano?

Mejor. Esto para mí es muy importante. Que el racionamiento humano generara una estrategia para superar el propio razonamiento humano, sería una gran estrategia evolutiva. Ya estamos en lo que llaman la singularidad, donde las máquinas hechas por humanos están al mismo nivel y probablemente el pensamiento generativo por inteligencia artificial será mucho más avanzado que el natural humano, aunque siempre puede que sea distinto. Se hibridará. Pienso que la inteligencia artificial es un gran progreso.

¿Una recomendación para aquellos que lleguen nuevos a Atapuerca?

Tienes que opinar sobre las cosas y sobre todo debes escuchar cuando estás trabajando lo que dicen los registros fósiles y pensar sobre lo que estás haciendo, para mejorar siempre y que esa mejora sirva para todos.