Castilla y León

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“Los príncipes del toreo” actuaron en Valladolid en 1978

11 febrero, 2021 19:16

Lucio Sandín, Yiyo (†) y Julián Maestro torearon por toda España como becerristas y novilleros sin caballos durante dos años. Bilbao, Zaragoza, Salamanca, Valladolid y Madrid (Vista Alegre), entre otras poblaciones, pudieron degustar su exquisito toreo.

A raíz del homenaje que le tributó la Peña “La Herrén”, de Huerta de Rey, y su posterior intervención en las XII jornadas taurinas de La Empalizada, de Montemayor de Pililla (VA) en 2019, con Julián Maestro intercambio noticias relacionadas con el mundo del toro. Julián es un buen conversador y mantiene ese sabor añejo de los toreros de antes, aunque es relativamente joven.

Y surgió como por arte de magia “los príncipes del toreo”. Le sugerí la idea de hacer un reportaje sobre el tema y he aquí el trabajo.

GALERÍAS DE FOTOGRAFÍAS CEDIDAS POR JULIÁN MAESTRO 

“Los príncipes del toreo”, -nos dice el diestro madrileño- toreamos por toda España y el sur de Francia en el año 1978 como becerristas y en 1979 como novilleros sin caballos; aunque de manera no oficial también toreamos dos novilladas picadas en ese último año en Las Pedroñeras (Cuenca) y en San Esteban de Gormaz (Soria).Toreamos en capitales como Salamanca, Cáceres, Valladolid, Madrid (Vista Alegre), además de en muchas localidades de toda España, entre ellas algunas de Valladolid como Tudela de Duero, Pedrajas de San Esteban y también en la segoviana Cuéllar.


En esos festejos -prosigue Julián- nos contrataban, ayuntamientos, comisiones de festejos y empresarios a través de Enrique Martín Arranz, que era uno de los promotores de la escuela taurina y a la vez hacía de nuestro apoderado. Y hubo empresarios como por ejemplo D. Manuel Chopera (D. E. P.) que nos puso en Bilbao, Zaragoza, Aranda de Duero, Mont de Marsans y Bayona.



Los inicios


Julián se emociona y revive aquellos tiempos gloriosos con la frescura de un chaval de 14 años: la primera vez que nos vestimos de luces los tres fue en Villanueva de Alcardete (Toledo), el día 13 de noviembre de 1978, Yiyo y yo teníamos 14 años en esa fecha y Sandín15.


Los tres procedían de la segunda promoción de la Escuela Nacional de Tauromaquia (ahora llamada José Cubero “Yiyo” en honor al desaparecido diestro). “Fue la de más talento..., y la de menos suerte”. Escribía William Lyon en El País en 1985.

Lyon, periodista norteamericano afincado en Madrid escribía de aquella tarde: ¡Con qué ilusión se lanzaron a la aventura torera esos tres chavales madrileños! Hay una foto tomada en Villanueva de Alcardete, provincia de Toledo, el 3 de noviembre de 1978, la primera vez que se vistieron de luces. Tenían 14 años, no se afeitaban todavía, aún no se les había cambiado la voz, y, sin embargo, ahí estaban, tan orgullosos, tan toreros.


Manuel Martínez Molinero, cofundador y primer director de la Escuela Nacional de Tauromaquia, recuerda que cada uno tenía un estilo marcado: "Lucio desarrollaba un toreo intelectual, de conocimientos y reposo, estaba asentado y profundo. Julián era un torero fino, con sentimiento. Yiyo era más visceral, ágil y comprometido".

Julián nos recuerda aquella primera etapa de su juventud torera con “los príncipes”, frase que se atribuye a un tal Augusto de la Torre, un aficionado que frecuentaba mucho la escuela. Fue una etapa preciosa, una etapa de inocencia por la edad y solo teníamos la idea de ser toreros y entrenar para ello. La escuela nos ponía todo: los becerros, los tentaderos, las novilladas. Sólo teníamos que soñar. Yo me día cuenta de lo difícil de la profesión con el transcurso de los años.


Una vez acabada la etapa de “los príncipes”, cada uno de los integrantes se buscó la vida para debutar con caballos. Po cierto que con los del castoreño tan sólo coincidieron una sola vez los tres y fue en Vitoria.

El debut con picadores


Nuestro protagonista debutó con picadores en 1980 en Vista Alegre, y dos años más tarde haría su presentación en Las Ventas. Las cosas no rodaron como él pensaba y tras la escasez de contratos lo deja. En total, desde su debút en 1980 hasta que se corta la coleta en 1989 torea 92 novilladas, entre ellas nueve en Las Ventas y una en un San Isidro.

Y el 1 de mayo de 1989, -relata Julián- me corté la coleta en Madrid y solo toreé esa de novillero ese año, al mes siguiente me hice banderillero y terminé la temporada toreando más de 40 festejos como subalterno.


Se pasa a la plata


Fueron trece temporadas (1989-2002) luciendo sus facultades y su experiencia en las filas de matadores de primer nivel como Víctor Mendes, Luis Francisco Esplá, José Tomás, Cristina Sánchez, Frascuelo, etc.

Como banderillero me sentí realizado, estuve en las grandes ferias y acabé olvidado como tantos toreando por los pueblos, donde el sueldo es más cortito y las dificultades mayores, animales con encierros y resabios, estados del ruedo a veces en condiciones deplorables, y las facultades mías más mermadas por el paso de la edad y del tiempo.


Alternativa


Pero en la mente de Julián rondaba la idea de la alternativa y esta llega el 5 de mayo de 2002, en Móstoles (Madrid), actual lugar de residencia. De padrino Luis Miguel Encabo y de testigo Alfonso Romero con ganado de La Laguna. El nuevo doctor en Tauromaquia, de blanco y oro, triunfa de pleno y corta oreja y oreja. Pero recibe una “caricia” en el escroto al lidiar al segundo de su lote y es atendido en la enfermería con pronóstico reservado. Cosas del oficio.

Tomé la alternativa con 38 años, casado y con 2 hijas pequeñas, fue un día precioso, toreé al toro de mi alternativa muy a gusto, pero las circunstancias corrían ya en mi contra, el cortar aquel día dos orejas una a cada toro y el estar bien solo fue para satisfacción personal. Aquél triunfo solo me sirvió para torear otra corrida de toros más en España en un pueblo, mi ilusión era tan grande que me fui a la aventura a México y allí toreé tres festejos en Metepec, Pomuch y San Jerónimo Acazulco. A mi vuelta a España intenté confirmar, pero la empresa de Las Ventas (los Lozano) no me quiso poner y me tuve que bajar de la nube y volver a mi antigua profesión de banderillero para poder seguir sacando adelante a mi familia. Y en esa categoría, que tantas satisfacciones me ha dado, acabé mi carrera como profesional taurino en el año 2018 en la plaza de toros de Moralzarzal (Madrid).


Ya comentamos que el periodista neoyorkino Willian Lyon dijo aquella frase: “Fue la de más talento..., y la de menos suerte”, refiriéndose a la segunda promoción de la Escuela de Tauromaquia. Y se basaba en el ingenio de aquella promoción donde, entre otros, destacaron los tres príncipes del toreo.

Y lo de la suerte estaba claro: A Yiyo, con cuatro años de alternativa y en el cénit de su carrera, un toro le segó la vida en 1985. Y Lucio Sandín tuvo que retirarse del toreo en 1990 tras una grave cornada en Madrid. Antes, en 1983, un toro le arrancó un ojo en Sevilla.

Los recuerdos


De El País extraemos un párrafo lleno de sentimientos y de tristeza cuando ocurrió la tragedia de Colmenar, donde “Burlero”, un astado de Marcos Núñez segó la vida de Yiyo. Y Julián, que estaba en la mili, se acercó al domicilio familiar de Yiyo:

Cuando Julián entró en casa de Yiyo, el padre le cogió en sus brazos y, llorando con desconsuelo, le dijo: “Ha muerto un príncipe del toreo”. Seguía llorando, seguía abrazándole. “Rubito” (todos le llamaban El Rubio a Julián) “deja esto, no vale la pena. Deja esto, deja esto, Rubito…”. Claro que Julián no lo va a dejar. No ha llegado hasta aquí para dejarlo. Todavía tiene ilusión.


Nuestro protagonista, ya jubilado desde 2018, nos comenta su paso por el toreo y, ante nuestra pregunta si hubo frustración en sus más de 40 años dedicados al toro, “El Rubio” sacaba a relucir su orgullo y lo mostraba con optimismo:

No me sentí nunca frustrado sino todo lo contrario. Soy un afortunado, estuve haciendo lo que quise toda mi vida: ser torero. Y vi que, en el camino, muchos compañeros se aburrieron, otros tuvieron que dejar la profesión por percances y muy poquitos lo consiguieron, yo llegué a mí meta de jubilarme de lo que siempre quise; me siento orgulloso de haberlo podido realizar y de haber estado más de 40 años en la profesión de torero.


Ahora, desde la tranquilidad de la jubilación, no deja el toreo ni en recuerdos ni en la práctica, incluso si sale una vaca buena en los tentaderos donde acude con su sobrino Miguel Maestro, le pega tres lances y la deja en el sitio. Donde hubo siempre queda.

Por último, Julián nos daba su opinión sobre la situación actual del mundo del toro, así como el futuro de la Tauromaquia.

La situación actual del toreo la veo complicada empezando por esta pandemia que ha reducido los festejos a una cuarta parte y luego por la falta de unión entre todos los estamentos de la tauromaquia, si se quiere la continuidad del toreo tendremos que estar todos unidos y defender el toreo con uñas y dientes, todos remando en la misma dirección.


Suerte, Julián y disfruta. Larga vida, torero.