Fernando (padre), Maite y Fernando (hijo)
La empresa que nació en casa de Remedios y ahora supera los 46 millones de facturación: "Se repartía con carro y mulas"
Avícola Galocha, con cuatro generaciones de historia en Zamora, se consolida como una de las 500 pymes líderes en crecimiento de España según Cepyme.
Más información: Una granja de Zamora produce la materia prima para el equivalente español al queso más caro del mundo
En los años más duros de la posguerra, una mujer viuda levantó una familia y, sin saberlo, también una de las empresas más potentes del sector avícola en Castilla y León.
Remedios Pozo criaba pollos y vendía huevos "a nivel particular" en su propia casa, incubaba pollitos y atendía a quienes llegaban hasta su casa en Benavente.
Aquella escena doméstica es hoy un negocio que sacrifica 32.500 pollos diarios, suma un millón al mes y rondará los ocho millones al cierre del año.
Remedios a la puerta de la tienda que tenía en Benavente con sus nietos en los años 60
Su nieta, Maite Galocha, recuerda que la historia empezó "con necesidad y trabajo duro". Remedios sacó sola a sus tres hijos adelante.
Su hijo Fernando asumió el relevo en los años 50 y colocó a la firma en la senda de la modernización. En los primeros 60 construyó un matadero en línea en Benavente. El reparto se hacía "con un carro y una mula" antes de dar el salto a los primeros camiones.
Benavente se quedó pequeño. La normativa sanitaria ya no permitía industrias en el casco urbano y la familia buscó alternativas.
A principios de los 90 comenzó la construcción del nuevo centro en San Cristóbal de Entreviñas. La planta abrió en 1996 y marcó el inicio de la etapa más expansiva.
Ese momento llegó con una advertencia que lo cambiaría todo: "Mi padre nos dijo que la inversión sería muy grande y teníamos que decidir si queríamos continuar o no".
Maite y Fernando, actuales gerentes
La cifra imponía respeto: casi 300 millones de pesetas. Los hermanos Maite y Fernando dijeron sí. Desde entonces, dirigen una empresa que hoy cuenta con 174 empleos directos y ronda los 190 con incorporaciones temporales, a los que se suman unos 40 granjeros integrados en Zamora, León y Valladolid.
El fundador, Fernando Galocha, tiene ahora 90 años y sigue entrando cada mañana en la fábrica. "Viene a tomar un café y a vigilar un poco", explica su hija. La empresa ha sido su vida y no piensa dejarla jamás.
Fernando Galocha, junto a sus hijos inspeccionando el producto
Cada día llegan a la planta camiones propios procedentes de granjas evaluadas y supervisadas por veterinarios. El control sanitario lo realiza un veterinario oficial, reforzado por otro de la empresa.
Las aves se crían siempre bajo cubierto. "Nunca están al aire libre", explica Maite, una decisión histórica que reduce riesgos ante enfermedades como la gripe aviar, que tanto está afectando a las aves en Castilla y León. Las naves mantienen protocolos estrictos. "El virus puede entrar hasta en los zapatos", recuerda.
La compañía trabaja en cinco comunidades autónomas. Su producción es mayoritariamente carne destinada a la industria alimentaria. No tienen producto propio en lineales de supermercados.
"El 95% es carne para industrias que cocinan: croquetas, nuggets o canelones", detalla. Entre sus principales clientes figuran Audens Food y Freigel, esta última asentada también en Zamora. De hecho, todo el pollo que utiliza Freigel procede de San Cristóbal.
500 pymes líderes en crecimiento en España
Maite y Fernando recogen el premio como una de las empresas CEPYME500 2025
Las instalaciones no dejan de crecer. La empresa nació con una nave de 1.000 metros en 1996. Tras varias ampliaciones alcanzará cerca de 5.000 metros cuadrados. La previsión es llegar pronto al millón de pollos sacrificados al mes de forma sostenida.
La historia de la nueva etapa se aceleró en la última década. Entre 2016 y 2018 la plantilla pasó de 26 a 128 personas. El impulso continuó en los años siguientes.
La firma alcanzó una facturación de 16 millones de euros en 2020 y ha mantenido un crecimiento medio del 33% anual, más del doble del umbral exigido para formar parte del listado CEPYME500, que reconoce a las 500 pymes líderes en crecimiento en España.
Tras cinco años de expansión, la empresa supera ya los 46 millones de euros en facturación en 2025, consolidándose como una de las compañías de referencia del sector avícola en Castilla y León.
El reconocimiento llegó por sorpresa. Un correo electrónico apareció en la bandeja de entrada de la empresa. "Pensé que era una broma", admite Maite. El mensaje no parecía oficial. Ni siquiera son socios de Cepyme.
Cadena de producción de Avícola Galocha
Tras confirmar su veracidad, la sorpresa se transformó en orgullo. "Es importante que reconozcan el trabajo", afirma. La patronal había seleccionado a 500 compañías entre 2,8 millones de pymes españolas por su crecimiento, innovación y creación de empleo y una era Avícola Galocha.
La entrega tuvo lugar el 12 de noviembre en el Palacio de la Bolsa de Madrid. La familia recogió el diploma rodeada de otras firmas nacionales. La empresa subraya que el mérito es colectivo.
"Este reconocimiento es para toda la familia que formamos Avícola Galocha", destacan, incluidos los 190 empleos directos y los indirectos que sostienen el entorno rural de Benavente y su comarca.
Avícola Galocha llega hoy a comunidades como Madrid, Asturias, Andalucía o Cataluña. Exporta a Portugal y ya ha tramitado la certificación para abrir nuevos mercados. Mantiene más de 30 granjas integradas y vigila a diario el bienestar animal con sus equipos veterinarios.
Así que lo que comenzó con una abuela vendiendo pollos desde su finca de Benavente se ha transformado en una empresa de referencia en la industria avícola.
Cuatro generaciones después, la familia Galocha mantiene la misma premisa: crecer sin perder el origen. Y hacerlo desde un pequeño municipio de Zamora que hoy forma parte de uno de los 500 motores empresariales del país.