Era un 15 de junio de 2022. Toda España vivía la primera ola de calor de la temporada estival, que venía acompañada de fuertes tormentas eléctricas. Cuando un rayo caía en Ferreras de Arriba y provocaba el primer foco, nadie podría imaginar el desastre que generaría en uno de los pulmones verdes de la provincia de Zamora: la Sierra de la Culebra. 

Así comenzaba el peor incendio forestal del siglo XXI en España. Un fuego que aún continúa activo, aunque controlado, y cuyo perimetraje indica que se han pedido más de 25.000 hectáreas. Esa noche del miércoles, los focos se fueron sucediendo por los diferentes pueblos de la zona: Ferreras de Abajo, Villanueva de Valrojo, Otero de Bodas, Villardeciervos, Cabañas de Aliste, Torres de Aliste, Pobladura de Aliste, Mahíde, Palazuelo de las Cuevas, San Pedro de las Herrerías, Boya... Así hasta una veintena de municipios, que veían como la Culebra, su sierra, su paisaje, su modo de vida, quedaba reducido a cenizas.

Ya llegado el viernes, comenzaron los desalojos. Las llamas ya llegaban a las puertas de los municipios y la Junta de Castilla y León obligaba a sus vecinos a abandonar los municipios, por el peligro inminente del fuego. Una situación que se agravó un día más tarde, cuando el sábado hasta una veintena de municipios quedaban desiertos y sus habitantes reubicados. Comenzaban las primeras protestas. Vecinos que no querían abandonar sus casas, ni su pueblo. Querían salvarlo, querían ayudar, querían luchar contra el fuego. Una jornada en la que el fuego se tornó completamente voraz y arrasó más de 15.000 hectáreas en una sola noche. 

El domingo, el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco; y el consejero de Medioambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, realizaban una segunda visita al Puesto de Mando Avanzado del incendio. En un ambiente de mucha tensión y desesperación vecinal, ambos responsables políticos eran increpados en Villanueva de Valrojo, en unas imágenes que daban la vuelta al país a través de las redes sociales.

No fue hasta el 24 de junio que la Junta, al fin, daba por controlado el incendio, en el que trabajaron más de 665 profesionales de INFOCAL, Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico MITECO, la UME, y donde colaboraron efectivos de las comunidades de Asturias, Cantabria, Castilla la Mancha, Galicia, Extremadura y Madrid.

Con la Sierra aún en llamas, nacía la plataforma La Culebra no se calla. Una organización que aglutina asociaciones y colectivos de la zona, que han comenzado una laboriosa actividad, tanto reivindicativa como de apoyo a todos los afectados. Ellos mismos organizaron la multitudinaria manifestación que colmó la capital zamorana, con miles de personas pidiendo la dimisión de Mañueco y Quiñones; y apuntándoles como máximos responsables del desastre forestal. 

Ahora, la vista está puesta en la recuperación del territorio. Algo que se augura muy complicado, dado la gran pérdida medioambiental y económica que ha supuesto la devastación de más de 25.000 hectáreas de masa forestal. Agricultores, ganaderos, apicultores, recolectores de setas, turismo rural... Todos ellos han pedido su medio de vida, y la recuperación de este maravilloso enclave natural tardará décadas en ser el mismo.