Ya lo decía Miguel Ríos: Los viejos rockeros nunca mueren. Y resulta que Zamora, gran estandarte del románico, famosa por su bellísima Semana Santa, su irresistible gastronomía y su arraigado folclore, es buena prueba de ello. La ciudad esconde grandes templos del rock que no te puedes perder si eres amante de un buen rasgado de guitarra y de lanzar los cuernos a lo alto.

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    Pub 43 | Foto: Furquet Foto

    Si hay un templo de rock en la ciudad de Zamora ese es el Pub 43. Este bar ubicado en pleno corazón del centro de la capital (La Marina) lleva diez años siendo el lugar de reunión de músicos y amantes del buen rock de varias generaciones. 

    Pero el Pub 43 no es solo un bar de rock. Resulta que las paredes del local se han convertido en todo un museo de guitarras eléctricas y otros instrumentos. Desde que Fito Cabrales firmara la primera guitarra del local allá por 2001, sus gerentes, Mario y Roberto han ido acumulando más de 60 instrumentos firmados que cuelgan de los muros del Pub 43 intermitentemente. 

    Grandes artistas como Bruce Springsteen, Slash, Brian May o Joaquín Sabina han dejado su firma en los instrumentos que descansan en las paredes de este mítico local de Zamora.

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    La Bodeguilla

    Sin duda, La Bodeguilla es parada obligatoria para los amantes del rock y la diversión en Zamora. Ubicada en la mítica calle de los Herreros de la capital, Cristina y su equipo llevan ofreciendo buena música (rock, stoner, southern y metal) y mejores chupitos desde hace 13 años.

    Y no hablamos en vano. La Bodeguilla tiene una carta de más de 100 chupitos de diferente grado de intensidad y es muy conocida por sus fiestas temáticas y una extensa selección musical rockera para las noches zamoranas. Todo aderezado con una decoración muy punk que te hace llenarte del espíritu del sex, drugs and rock n'roll.

    La Bodeguilla se ha fraguado su propia fama y seguidores, tanto, que hasta tienen camisetas, chapas y otros accesorios personalizados, y que pueden adquirirse en el propio bar y de forma online.

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    La Cueva del Jazz

    La Cueva del Jazz abría sus puertas el 30 de diciembre de 1983, en una bodega situada en el centro de Zamora, en la conocida como plaza del Seminario. Desde entonces es la sala de conciertos referencia de la ciudad y por sus tablas han pasado grandísimos artistas del panorama nacional e internacional. 

    Un espíritu imbuido de rock, jazz y blues, que se trasladaba en 2008 a La Cueva del Jazz en Vivo. Un local situado en la calle Puerta Nueva, 30, y que quedaba como el lugar para hacer los espectáculos en directo, mientras que La Cueva del Jazz original pasaba a ser únicamente bar de copas. Desde entonces artistas como Boo Boo Davis, Berri Txarrak, Freedonia, El Kanka, Javier Krahe o Elliott Murphy han pisado sus tablas. Además, la sala organiza su propio ciclo de grupos zamoranos, donde ofrece un espacio a los artistas de la ciudad y la provincia para que puedan actuar en directo.

    Finalmente, hay que hacer mención de su increíble terraza. Y es que La Cueva del Jazz en Vivo cuenta con un precioso jardín que bien podría llevarse el título a la Mejor terraza de Zamora. 

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    Berlín

    Este local ha tenido tres vidas. Una desde 1984 hasta 2005 como Sala Berlín, tras esto llegaba una reforma bajo la batuta de Boris, que cesaba su actividad en 2015, y finalmente una nueva era con Jacob y renombrado como Berlín Rock&Beer. Este local se encuentra justo debajo del Pub 43 en las conocidas como galerías de La Marina.

    Tres fases que han mantenido un espíritu de respeto por el rock y el jazz. Los habituales de la Sala Berlín destacan su gran gusto por la selección musical que suena en el bar y, antaño, también ofrecía exposiciones y música en directo. De hecho, la Berlín siempre fue el lugar de encuentro de las mentes culturales de la ciudad y allí se han organizado desde conciertos, charlas, exposiciones o tertulias, para dar a Zamora una oleada de cultura en todos los ámbitos.

    Desde el mes de agosto de 2021, Jacob recupera esas ganas por ofrecer cultura y, sobre todo, buen rock a los zamoranos y visitantes, con un nuevo lavado de cara y energías renovadas para que la Berlín vuelva a ser un lugar para divertirse.

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    Ávalón Café

    Este pequeño local situado a escasos metros de la Plaza Mayor de Zamora es el otro espacio de la música en directo en la ciudad. Álvaro lleva no pocos años ofreciendo conciertos en su local, por el que han pasado artistas como Zigarros, Morgan, Rufus T. Firefly o Kuve.

    El Ávalon ofrece una selección musical que va desde el indie, rock, cantautores o metal, tanto en las actuaciones en directo como para noches de fiesta. Un espacio que también deja un lugar para los artistas zamoranos con habituales actuaciones de los grupos locales.

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    La Perla

    La anteriormente conocida como La Perla Negra está ubicada al final de la icónica calle Balborraz de Zamora. Uno de los bares fijos de los amantes del rock en la ciudad y cuya coctelería pone el broche de oro a una noche perfecta.

    Allá por abril de 2018, Quini dejaba huérfanos a los zamoranos que eran fieles a las noches de rock en La Perla Negra. El hostelero había conseguido hacer una gran unión con sus parroquianos y el golpe fue duro para la noche zamorana. Afortunadamente había otro veterano de la noche zamorana dispuesto a recoger el guante. Andrés tomaba el timón del local para convertirlo en La Perla.

    Con el espíritu de Quini pero con aires renovados y una nueva variedad musical, Andrés y su equipo ofrecen una interesante carta de cócteles y otras bebidas, además de una selección de cafés completamente irresistibles. Aparte de rock, La Perla organiza fiestas temáticas con otros estilos musicales y sesiones de hip hop, reggae o electrónica.

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    Bar El Muro

    Este 25 de diciembre ha sido un día muy triste para el rock en Zamora. El Muro cerraba sus puertas tras 24 años siendo el bar más rockero de Zamora. Los devenires de la pandemia precipitaban un cierre temporal, y el mismo día de Navidad de 2021, Carlos comunicaba su marcha definitiva. 

    Con el cierre de El Muro, la calle Herreros pierde uno de sus bares más míticos. Sirvan, por tanto, estas líneas como homenaje al bar más auténtico de la ciudad.