Samantha y Natalia, de Calzados Michel, Eva, de Librería Goyo, Allende, de El Costurero de Allende, José María, de Milenio Decorstudio Chamorro, y Ana, de Pescadería Fischen

Samantha y Natalia, de Calzados Michel, Eva, de Librería Goyo, Allende, de El Costurero de Allende, José María, de Milenio Decorstudio Chamorro, y Ana, de Pescadería Fischen

Valladolid

Las zonas de Valladolid con el comercio local más vivo que nunca: "Damos un trato cercano y somos de toda la vida"

Estos tres ejes comerciales se presentan como epicentros de la actividad en sus barrios y ubicaciones, como ejemplo de resiliencia frente al auge de las compras por internet y la proliferación de grandes superficies.

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Las compras por internet y la proliferación de grandes superficies empujan, en muchas ocasiones, al comercio local hacia el abismo. Sin embargo, todavía quedan reductos donde el "trato cercano" y el comerciante de "toda la vida" resisten a los envites de las nuevas formas de consumo, afianzando su posición de proximidad con el cliente.

En Valladolid, el modelo tradicional y el comercio de proximidad todavía permanecen muy arraigados. Y esto es fruto de una apuesta personal de muchos comerciantes. Entre todas las zonas de la ciudad del Pisuerga en las que el comercio local sigue vivo, hoy pueden destacar tres en concreto donde la resiliencia es una de sus señas de identidad.

Hablamos del barrio de La Victoria, la calle Gamazo, en el centro, y la calle Moradas y sus alrededores, en la Rondilla. Tres ubicaciones que en los últimos meses, además, han aprendido a convivir con las necesarias obras de rehabilitación y modernización de la red de abastecimiento y saneamiento de Aquavall.

Ahora, mientras la normalidad se recupera, los comerciantes de estas áreas resurgen como figuras imprescindibles para el día a día de los vecinos, cuya inmensa mayoría todavía apuestan por el comercio local y de proximidad.

La Victoria

El asociacionismo ha reavivado en los últimos años la actividad comercial de La Victoria. Esta zona residencial, profundamente ligada al Canal de Castilla y al antiguo Tren Burra, hoy representado como uno de los iconos del vecindario en la Plaza de San Bartolomé, se presenta como un espacio variopinto donde el comercio local mantiene con firmeza su actividad.

Desde zapaterías a pescaderías, pasando por alimentación de todo tipo, electrónica, librerías, informática, algodones y lanas, lencería, farmacias, complementos y moda, lavanderías o tahonas.

Al frente de la conjura comercial, está la presidenta de la asociación de comerciantes de La Victoria y propietaria de la librería y papelería Goyo, Eva Real Pérez. Tras 25 años en México, en su vuelta a España el "destino o la casualidad" la llevaron a montar esta empresa familiar con "más de 40 años de experiencia en el sector".

Eva en la librería y papelería Goyo, en La Victoria

Eva en la librería y papelería Goyo, en La Victoria

Eva destaca La Victoria como un barrio donde su actividad comercial se diferencia por la "atención al cliente, la variedad de productos y servicios".

A la entrada del barrio nos encontramos con Calzados Michel, un negocio familiar en la calle Fuente el Sol que hoy regentan las hermanas Samantha y Natalia. Con más de medio siglo de trayectoria, esta zapatería es uno de los tantos negocios que eligieron La Victoria por ser una zona "muy tranquila", donde "nos conocemos todos".

Las hermanas Samantha y Natalia en Calzados Michel, a la entrada del barrio de La Victoria

Las hermanas Samantha y Natalia en Calzados Michel, a la entrada del barrio de La Victoria

Y del calzado pasamos a los algodones y lanas. El Costurero de Allende está regentado por la propia Allende Ruiz Maestro, que hace 13 años, cuando "no estaba tan de moda", apostó por la venta de estos productos para moda.

"Lo bueno que tiene el barrio es que todo el mundo se conoce y es muy cordial y familiar. Por eso hacen las compras en el mismo barrio y porque además tienes de todo. Pasando el puente es como si fuera otra ciudad", destaca la costurera.

Allende Ruiz Maestro a las puertas de su tienda en el barrio de La Victoria

Allende Ruiz Maestro a las puertas de su tienda en el barrio de La Victoria

En esta línea también coincide Javier Gutiérrez, de Foto estudio Javier, un negocio familiar con 35 años de historia en La Victoria. "Hoy no sabría estar en otro lugar, tanto como fotógrafo como vecino. En este barrio se vive muy bien", precisa.

Para el comerciante, aquí tienen "la suerte de contar con unos vecinos maravillosos" que confían en ellos "a pesar de la competencia voraz de Internet".

Por otro lado, en la Joyería Marifeli, con cinco generaciones a sus espaldas en la profesión, destacan el "ambiente muy cercano y el trato con la gente", en un barrio que "mantiene el pequeño comercio".

En su caso, llevan más de 50 años sirviendo joyería, relojería y artículos de regalos, desde que la madre de la actual propietaria fundase el negocio en el barrio de La Victoria.

Y de las joyas llegamos hasta la Panadería El Arenal, con 70 años de historia familiar detrás y que hoy está regentado por una de las últimas generaciones, que decidió apostar por la calle en la que nació, creció y se crió.

"Prácticamente nos conocemos todos los vecinos, es como un pueblo y aunque el barrio ha crecido mucho la esencia todavía queda", destaca el propietario de la panadería.

El pan siempre necesita donde untarse, y una buena opción es un buen guiso con un pescado. Así llegamos hasta la Pescadería de los Hermanos Marian, con más de 40 años de trayectoria.

Ubicados en la calle San Lázaro, el actual gerente destaca la "muy buena relación" que siempre han tenido entre los comerciantes de la zona, lo que se traduce en una ayuda mutua.

Fruto del intenso asociacionismo en este barrio, nació una iniciativa para esta Navidad en torno al Tren Burra, que les ha hecho valedores de un premio municipal por su originalidad. Y es que los clientes pueden ir pasando por diferentes paradas del antiguo ferrocarril recreadas a las puertas de los negocios.

"Lo que se busca es la unidad comercial en el barrio y que la gente que no puede desplazarse tan fácilmente hasta la zona pueda venir y hacer sus compras navideñas", destaca el encargado de Majoymaja en La Victoria, una tienda de moda de dos hermanos que tienen otro local en La Rubia.

El gerente de Majoymaja, en el barrio de La Victoria

El gerente de Majoymaja, en el barrio de La Victoria

El motivo para emprender en La Victoria vino propiciado por el "mucho comercio local" que hay en el barrio, además de porque los vecinos "están muy comprometidos con este tipo de negocios".

El volumen de actividades en el barrio también se traduce en otras iniciativas durante la Navidad, como por ejemplo el mercado con los productos de las tiendas locales que hay previsto para este domingo, 28 de diciembre, en la Plaza de la Solidaridad.

De 12:00 a 19:00, los comercios saldrán a la calle y durante la celebración del mercado también habrá globoflexia durante toda la jornada, un recorrido por el barrio en el Tren Burra, actuaciones de música, talleres y hasta la visita de los Reyes Magos.

Programa completo del mercado navideño de los comercios de La Victoria

Programa completo del mercado navideño de los comercios de La Victoria

Calle Moradas

Y de la actividad comercial en La Victoria, nos vamos hasta la calle Moradas y su entorno, en el corazón de La Rondilla. Los productos de proximidad en esta zona se traducen en alimentación variada, ferreterías, tiendas de ropa, bisutería artesanal, peluquería y una tienda de congelados, que es "una de las dos que quedan en Valladolid".

En el cruce entre la calle Linares y Portillo de Balboa se ubica la Pescadería Fischen, regentada por Ana, quien empezó a trabajar aquí en 2013 y se hizo con el negocio en 2019 tras jubilarse los propietarios.

Ella es, precisamente, la encargada de gestionar la iluminación de toda su calle y uno de los tramos de Moradas.El ambiente navideño convierte a este espacio en un buen destino para pasear y aprovechar la ocasión para completar los menús para estas fechas o el árbol de los regalos.

Ana en la Pescadería Fischen, en el corazón de La Rondilla

Ana en la Pescadería Fischen, en el corazón de La Rondilla

Sobre esta campaña, Ana resalta que lo que "más se está vendiendo" es la merluza, ya que es de los pocos productos que "ha bajado un poquito". También el pescado de piscifactoría como la dorada o la lubina.

A nivel de crustáceos, uno de los reyes en las mesas durante Navidad, asegura que la nécora, el buey o el centollo se están "sujetando", a pesar de que los precios dificulten su acceso a algunos bolsillos. No está pasando lo mismo con los moluscos, como las almejas.

"El año pasado en noviembre pude vender 100 kilos de almejas porque había muchísimas y es el producto estrella. Pero este año no se puede pagar un kilo a 70 euros, no hay una economía que lo resista", lamenta.

Fischen también es ejemplo de esa resiliencia en el comercio local. En tiempos donde la comodidad lleva el producto a la puerta de casa, con la pandemia Ana también aprendió a que necesitaba adaptarse a los nuevos métodos de consumo.

Y como Ana, otros tantos negocios de la zona, que hacen que "casi todo el mundo lo llevamos (el producto) a casa". "Una de las cosas que nos regaló la pandemia es el servicio a domicilio", precisa la pescadera.

Calle Gamazo

El viaje por el comercio local puede completarse en una de las calles más céntricas de la ciudad, Gamazo. La proximidad a otras arterias principales de Valladolid hacen de este punto una zona con alta actividad, potenciada además por el atractivo de la decoración navideña.

Uno de los ejemplos de este comercio local es Milenio Decorstudio Chamorro, regentado por José María. Una tienda de decoración de cocinas que gestiona todo el proceso, desde el diseño inicial hasta su instalación. Con 35 años de historia, este negocio se suma a otros locales en la calle Gamazo con "muchos años de tradición" como bares, restaurantes, agencias de viajes, estudios de arquitectura, estética, fisioterapia, óptica o inmobiliaria.

José María Chamorro en su estudio de decoración de cocinas en la calle Gamazo

José María Chamorro en su estudio de decoración de cocinas en la calle Gamazo

"Es una calle en la que de cualquier sector vas a poder encontrar un profesional. Tenemos mucha tradición y hoy en día ha dejado de ser una zona residencial para ser también una zona comercial", destaca Chamorro.

Otro de los ejemplos es la Farmacia Virginia Fernández, que inició su actividad en septiembre de 2019. Eligieron esta ubicación porque es una calle "con mucho tránsito durante toda la semana tanto de personas que se acercan al centro como las que se dirigen a la estación de tren".

Entre las ventajas que destaca Virginia, está que considera a Gamazo como una vía "muy dinámica a diario y muy tranquila los fines de semana gracias a su entorno con amplias aceras y zona arbolada".

Virginia Fernández a las puertas de su farmacia en la calle Gamazo

Virginia Fernández a las puertas de su farmacia en la calle Gamazo

Uno de los hándicap positivos es que es una zona de "fácil aparcamiento para realizar gestiones y compras". Durante la Navidad, además, la calle Gamazo es "el recibimiento a los ciudadanos que visitan Valladolid y ofrece todos los servicios para cubrir cualquier necesidad".

El comercio local se presenta así como un revitalizador de sus barrios y zona. Conjugar su actividad con iniciativas para los vecinos, haciendo estos espacios más amables, visitables y, sobre todo, funcionales para facilitar el día a día de los ciudadanos, con una apuesta principal enfocada en el "trato cercano" y la ventaja de ser de "toda la vida".