Raúl San Román Domínguez posa en su negocio en Medina del Campo Cedida
Raúl, 25 años y desde los 16 siendo autónomo, regenta ya su negocio hostelero: “Parece que tienes dinero, pero no es así”
Este joven de Medina del Campo no para desde que tenía 16 años y ahora regenta una hamburguesería donde ofrece una gran relación calidad-precio: "Ofrecemos patatas de aquí que pelamos y cortamos nosotros. Es mucho trabajo, pero se nota”.
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Ser autónomo a los 16 años no es lo habitual. Para nada. A esa edad, la mayoría de los jóvenes aún están centrados en los estudios, pensando en qué hacer con su futuro o trabajando esporádicamente para sacarse algún ahorro. Pensando en qué harán el fin de semana.
Sin embargo, hay casos excepcionales que rompen la norma, historias que muestran una madurez poco común y una gran determinación. Raúl San Román Domínguez es uno de esos casos.
Mientras otros adolescentes daban sus primeros pasos, él ya se daba de alta como autónomo para ayudar en el negocio familiar. La ley dice que hasta los 18 no se puede, pero con autorización de padres o tutor, sí. Nueve años después, con solo 25, ya dirige su propio establecimiento hostelero en Medina del Campo.
Movido por la tradición familiar, la necesidad de ayudar en casa y una ambición grande, suma ya nueve años cotizados cuando solo tiene un cuarto de siglo vivido.
Hoy es el responsable de El Chiringuito de Moyo, un pequeño establecimiento hostelero en Medina del Campo que acaba de cumplir su primer año de vida. Un proyecto que él solo ha levantado desde cero, superando burocracia, problemas heredados del local, gastos inesperados y la presión que supone gestionar un negocio propio con tan poca edad.
Pero Raúl está hecho de otra pasta. “Nunca he sabido estar quieto”, reconoce a EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León.
La historia de este muchacho nacido en Medina del Campo empieza mucho antes que su propio negocio. Proviene de una familia de largas raíces hosteleras: sus padres, sus abuelos, sus tíos… Todos ligados de una manera u otra a bares, cafeterías y restaurantes históricas de Medina.
“Yo empecé con 15 años y pico, cuando todavía ni podía salir del colegio, pero en casa hacía falta ayudar”, recuerda. Con el consentimiento de sus padres, se dio de alta como autónomo con solo 16 años y se incorporó directamente al negocio familiar.
Allí trabajaban su padre, su madre, su hermano, su hermana y él. Turno de mañana en el bar de la familia, y por la tarde, a buscar nuevas oportunidades. Ese fue el inicio de un camino que no ha dejado de ampliarse.
Raúl posa en el interior de su negocio
Ha trabajado en diversos negocios hosteleros de la zona, ha participado en ferias como la del Caballo o la del Renacentista en Medina y no ha dudado en cubrir eventos allá donde hiciera falta. “No hemos parado”, dice riendo.
Incluso durante la pandemia, cuando tantos negocios cerraron y el país se frenó en seco, Raúl no. “Me aburría en casa y me fui a trabajar a Patatas Meléndez”, cuenta sin darle importancia.
A los 21 años, Raúl dio otro salto: se compró su propia casa en Nueva Villa de las Torres, un pequeño municipio cercano a Medina. Con sus ahorros fruto del trabajo.
Y allí, en su patio, empezó a dar forma a lo que con el tiempo sería El Chiringuito de Moyo. El camino hacia su establecimiento definitivo, sin embargo, no fue sencillo. “Esperaba abrir en junio, para el toro de la feria, pero la burocracia y los problemas del local lo retrasaron todo”. Finalmente, el 28 de octubre abrió sus puertas.
El negocio tiene seis mesas, una cocina reducida, mucho trabajo a domicilio y una carta que mezcla sencillez, calidad, buenos precios, producto local y elaboración al momento.
Su filosofía es clara: calidad a precios populares. Nada de congelados. “Ofrecemos patatas Menéndez, que pelamos y cortamos nosotros. Es mucho trabajo, pero se nota”.
Los miércoles son día especial: hamburguesa con patatas gratis. Y la carta presume de auténticos éxitos como La Carnívora, la estrella absoluta, la hamburguesa de pollo rebozado con cheddar y miel mostaza, la de queso de cabra con tomate y pimiento. Y, por supuesto, la clásica, la de siempre, carne, queso, bacon, lechuga y tomate
Además, todas ellas montadas en pan de Juanito Baker, uno de los que más gustan en estos momentos. Sus precios oscilan entre los 2 y los 10 euros. “Tenemos para todos los bolsillos”, apunta.
Pese a la buena acogida, Raúl reconoce que el inicio no fue fácil. “Las críticas al principio duelen, pero tienes que aprender que no puedes gustar a todo el mundo”.
Interior de El Chiringuito de Moyo
Hoy Raúl no solo es emprendedor: también es empleador. Tiene dos trabajadores a su cargo y, durante una temporada, llegó a tener tres. “El autónomo pequeño lo tiene muy difícil”, reflexiona. “Pagas muchísimo, parece que tienes dinero, pero no lo tienes. No está bien distribuido el sistema”.
Aun así, él mantiene su negocio familiar con su padre y continúa currando en todo lo que puede. Su energía parece inagotable.
El sueño que hoy ya es realidad
Montar su propio establecimiento era su sueño desde niño. “Siempre he tenido ambición por tener mi negocio”, afirma.
Hoy ese sueño es una hamburguesería con identidad propia y con clientela fiel. Además, agradece. “Gracias a toda la gente que deposita su confianza en nosotros, incluso cuando hay algún error o el volumen de pedidos nos supera. Siempre tienen mi casa abierta”.
¿Sueña con algo más? Sí, pero de momento sin prisa. “Primero hay que mejorar lo que ya hay, aprender de los errores y seguir creciendo”.