
Emilio y uno de sus platos del Suite 22
El cocinero por casualidad que brilla con su restaurante único: "El menú degustación es un patio de recreo"
Nacido en Cáceres, llegó a la ciudad del Pisuerga en 2005 y abrió el establecimiento hostelero allá por noviembre de 2011.
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Valladolid es una ciudad que brilla por su gastronomía. Es la sede del Concurso Nacional y del Campeonato Mundial de Tapas, allá por el mes de noviembre. De hecho, en la edición pasada, un pincho con aroma a la ciudad como es el Pucela Roll, se ha convertido en el mejor del mundo. Casi nada.
En la ciudad del Pisuerga brillan, como no podía ser de otra manera, sus bares y restaurantes que destilan olor a buen hacer. Que son altamente valorados fuera de la provincia y que destacan por el trabajo y sacrificio de sus trabajadores.
Uno de esos negocios hosteleros que brillan con luz propia es el Suite 22. Al frente del mismo está Emilio José Martín Maquedano, que suma 15 años en el mundo de la hostelería y 12 al frente del conocido restaurante, ubicado en la calle Fray Luis de León, en las antiguas caballerizas del Palacio del Marqués de Castromonte.
Un lugar que brilla, por su ubicación, y también por sus sabrosos platos. Emilio consiguió, con su ‘corchifrito’ la segunda posición en el Concurso Mundial de Pinchos y acumula numerosos premios por su buen hacer.
"El del Suite 22"
“Emilio es ‘El del Suite 22’. Me considero un humilde emprendedor, un cocinero inquieto y amante de su trabajo. Soy un empresario-cocinero y considero mi trabajo como mi forma de vida”, asegura Emilio, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.
Es curioso que nuestro protagonista aterrizó en Valladolid en el año 2005 para estudiar Ingeniería Informática. De pequeño quería ser de todo menos cocinero hasta que la cocina se impuso.
“No sé bien en qué momento lo gastronómico se impuso. Si fue por necesidad, por inquietud, o por pasión, pero un día me di cuenta de que era feliz cocinando”, explica nuestro entrevistado.

Emilio en su restaurante
Sobre sus primeros platos asegura que “los recuerda con nostalgia” y que “siempre son bonitos porque van ligados a un buen recuerdo”. Añade que tiene “un cariño especial a las setas” porque de joven marchaba al campo a recoger boletus y los cocinaba con su tío Maxi.
El inicio de un sueño
“Abro el Suite 22 el 25 de noviembre de 2011. El mismo día que nació mi hijo Alejandro. Tenemos más de 12 años de vida. Desde el minuto uno he visto nacer, crecer y evolucionar al restaurante”, apunta.
Un establecimiento hostelero que cuenta, en la actualidad, con 10 trabajadores y con unos 80 metros cuadrados situado en la calle Fray Luis de León, en las antiguas caballerizas del Marqués de Castromonte.
“Nosotros ofrecemos confort y felicidad, tanto bebible como comestible. Todo el mundo dice que nuestra especialidad es el steak tartar, pero nuestro menú degustación es un auténtico patio de recreo”, afirma.
Con platos que hacen las delicias de muchos comensales que repiten y recomiendan a amigos, familiares y conocidos, algo clave para cualquier restaurante. Para sobrevivir en estos difíciles tiempos que corren para el mundo hostelero.
“Yo siempre recomiendo que prueben todo… para qué elegir…”, añade.

Una imagen del Corchifrito
Premios y futuro
Nuestro protagonista ha triunfado en diversos concursos de pinchos, campeonatos de cocina y guías gastronómicas, aunque apunta que su “mejor premio” pasa por “dar el servicio cada día a sus clientes”.
Apunta que ganar el Campeonato Nacional de Pinchos fue “un momento increíble” y “un sueño cumplido para poder “poner en lo más alto a Valladolid” y sus productos.

Emilio tras ganar el Concurso Nacional de Pinchos
“Intento fijarme más en el presente para disfrutarlo. Si puedo pedir algo al futuro es que sea un reflejo del presente. Mi objetivo pasa por abrir, cada día, las puertas del Suite 22 y seguir divirtiéndome y haciendo lo que hacemos. También aprender, crecer y hacer felices a nuestros comensales”, finaliza.