Imagen del Teatro Calderón de Valladolid a principios del siglo XX.

Imagen del Teatro Calderón de Valladolid a principios del siglo XX. Archivo Municipal de Valladolid

Valladolid

Cuando el cine en color llegó a Valladolid hace 108 años

El 15 de diciembre de 1915 se estrenó en el Teatro Calderón de la ciudad el kinemacolor, un sistema revolucionario para colorear las películas

15 diciembre, 2023 07:00

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Hace 108 años, el 15 de diciembre de 1915, los ciudadanos de Valladolid pudieron contemplar con sus propios ojos lo que en ese momento aún parecía un sueño: una película a todo color. El Teatro Calderón de la ciudad fue testigo aquel día de la llegada del kinemacolor, un moderno sistema de coloreado de las películas procedente del Reino Unido, después de las gestiones realizadas por la familia Pradera, que terminó logrando la concesión del invento.

La curiosidad de los vallisoletanos por el nuevo invento era tal que en las semanas precedentes se hizo una gran publicidad de la llegada de este sistema revolucionario que iba a dar un impulso a la belleza de las películas. Se hablaba de que el kinemacolor permitiría a los espectadores visualizar los verdaderos colores de cada escena, en toda su belleza, y durante varias semanas el moderno aparato estuvo expuesto en el establecimiento 'El Águila', situado en la calle Santiago, para que los curiosos pudieran deleitarse con su técnica.

Una innovadora creación británica

El kinemacolor había sido inventado en el año 1906 por el fotógrafo George Albert Smith, uno de los pioneros del cine británico, cuya alianza con el empresario Charles Urban permitió su proyección a nivel comercial a partir del año 1908. Consistía en un proceso aditivo de dos colores que fotografiaba y proyectaba películas en blanco y negro bajo la alternancia de filtros rojos y verdes a 32 fotogramas por segundo. Esta innovadora técnica permitió la edición de películas, los primeros planos y el desarrollo de la primera película de éxito proyectada en color.

Las primeras imágenes en movimiento que se exhibieron con esta técnica tuvieron lugar en la ciudad inglesa de Brighton, con un cortometraje de ocho minutos que llevó el título de 'A visit to the seaside', ofrecido a nivel comercial en septiembre de 1908. Pero la primera proyección al público en kinemacolor tuvo lugar el 26 de febrero de 1909, más de seis años antes de su llegada a Valladolid, con un programa de 21 cortometrajes que fueron presentados en el Palace Theatre de Londres.

En los Estados Unidos, el kinemacolor se pudo ver por vez primera el 11 de diciembre de 1909 en una exposición que organizaron su creador, George Albert Smith, y Charles Urban en el Madison Square Garden de la ciudad de Nueva York. En 1911 se produjo el primer largometraje con esta ténica, con el título 'The Durbar at Delhi', que proyectaba los desfiles celebrados con ocasión de la visita del rey británico Jorge V a la ciudad india de Delhi y que fue estrenado en 1912.

La llegada a Valladolid del verdadero color

Valladolid no fue la primera ciudad española en ser testigo de esta innovadora técnica ya que el kinemacolor ya había vivido su estreno en el mes de mayo de 1915 en la sala Trueba de Bilbao. Pero el ansia de disfrutar de una película con "verdadero color" llevó a una gran cantidad de aficionados al cine de la capital vallisoletana a vivir su llegada como un auténtico acontecimiento.

La búsqueda del color había sido intrínseca al cine desde su misma creación. En un inicio se había tratado de lograr en talleres de París, donde se pintaba de forma laboriosa cada cuadro del positivo de la película, y, posteriormente, procediendo a un tintado por inmersión que daba la posibilidad de colorear fotogramas y secuencias enteras. Pero el kinemacolor supuso un antes y un después.

El público vallisoletano salió muy satisfecho con la experiencia de aquel 15 de diciembre de 1915 en el Teatro Calderón, asombrado por los temas coloristas inagotables que acababan con la monotonía de las cintas unicolores. También se destacaba en aquellos días el interés científico del kinemacolor ya que se consideraba que supondría un salto en el estudio de las ciencias naturales a través de la reproducción de los colores auténticos tanto de insectos, como flores, piedras preciosas, metales, frutas, animales y fenómenos físicos.

Unas posibilidades que se extendían también a la hora de conocer el mundo y visualizar otras partes del globo a todo color, con sus paisajes y edificios típicos, y, sobre todo, a la hora de ver películas de ficción, ya que la nueva técnica permitía ver el color del pelo, de los ojos y de la piel de los actores tal y como eran. Una técnica que en aquellos días se definió en la prensa local como "maravillosa", destacándose que no cabía punto de comparación con otros procedimiento de coloreado previos.

Las proyecciones se extienden durante meses

Aquel 15 de diciembre de 1915, hace hoy 108 años, el Teatro Calderón fue testigo de la llegada de este innovador invento a Valladolid y del éxito de las cinco proyecciones en kinemacolor que fueron ofrecidas a los vallisoletanos, muy influenciadas por el contexto de la época, en plena Primera Guerra Mundial. En concreto, se trataba de 'Bordeando la costa belga', 'Nuestras amigas las flores', 'Maniobras del ejército inglés', 'El ejército y la armada de Alemania' y 'Maniobras del ejército francés', proyectadas en Valladolid solo un año y medio después del estallido de la Gran Guerra.

Durante los días que siguieron, el Teatro Calderón de la ciudad proyectó diversos cortometrajes realizados con kinemacolor, que se alternaron con los largometrajes convencionales, y que fueron ofrecidos a los habitantes de la ciudad en sesiones a las 15:30, 17:00, 19:00 y 22:00 horas. El éxito de las proyecciones con este nuevo sistema se extendió durante más de un año, y en 1916 las creaciones con kinemacolor que gustaron más a los vallisoeltanos fueron 'Sports atléticos', 'Procesión de elefantes de Calcuta', 'Parques del Japón', 'Industrias de Ceylán', 'Las obras del Canal de Panamá', 'Peces en colores' y 'Animales domésticos'. Un revolucionario invento que llegó a Valladolid hace poco más de un siglo.