Cabezón de Pisuerga es un conocido municipio vallisoletano que se ubica a escasos 11 kilómetros de la capital. Su historia, naturaleza, arte y, también, su gastronomía, le convierten en una de las localidades más pujantes de la provincia pucelana y son muchos los que la visitan a diario, más en esta época estival, pero, sobre todo, durante el fin de semana.

En la actualidad cuenta, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), con 3.769 habitantes. Ellos, y los turistas que hasta el lugar llegan, se deleitan con los sabores que les proporciona el Restaurante-Bodegón El Ciervo que lleva abierto desde el año 1976 y que pasa por ser un establecimiento hostelero familiar, de esos de toda la vida, que crece a base de esfuerzo, basándose en la cocina tradicional y en los productos de kilómetro 0.

“Estamos muy felices. Con nuevos proyectos entre manos y dando estabilidad a nuestra plantilla. Tenemos la intención de seguir ofreciendo a nuestros clientes lo mejor para que vuelvan a visitar nuestra casa”, confiesa en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León David López Pardo, el actual dueño del lugar. Con él repasamos la historia de un establecimiento hostelero de quilates.

Desde 1976

El restaurante nace en el año 1976. Fue ahí cuando Julián López, un joven hostelero y padre del actual gerente, aterrizó en Cabezón de Pisuerga para hacerse cargo del negocio. Todo, tras una previa y larga experiencia en uno de los mejores lugares para comer como era la famosísima Fragua de Valladolid. Sin embargo, decide cambiar su rumbo para emprender esta nueva y bonita aventura con su esposa, Rosa, que arrancó hace ya más de 46 años.

El Restaurante – Bodegón El Ciervo se ubica en la calle Bastas número 22 de Cabezón de Pisuerga. En una antigua bodega subterránea de elaboración de vino. Está compuesto por más de seis comedores de diferentes tamaños hasta completar un aforo que da de comer a unas 250 personas, ni más ni menos.

“Mi padre era un apasionado de su profesión. Mimaba su casa para hacer sentir al cliente como si estuviera en la suya. Era un ilusionado de la vida, un perfeccionista y gran profesional. Tras una larga enfermedad, el 13 de noviembre de 2015, nos dejó. Era el buque insignia del negocio. Tras esto, yo cojo las riendas”, asegura David.

David en su restaurante

Toma el testigo para seguir creciendo

David cogió el testigo ese año, pero ya había acumulado una gran experiencia ayudando a sus padres los años previos. A sus 40 primaveras es cocinero, sommelier, jefe de sala, empresario de hostelería, pero, ante todas las cosas, y como él mismo indica con cariño y orgullo, es “hijo de Julián López y Rosa Pardo”.

“Soy cocinero, por formación, en la Escuela Regional de cocina de Soria en 2005 y sommelier por la Cámara de Comercio de Castilla y León en la primera promoción. He nacido entre fogones y por las venas me corre sangre hostelera. Me he formado también en administración y gestión de hostelería por lo que toda mi vida ha girado en torno a este apasionado mundo”, añade nuestro entrevistado.

El negocio, en sus inicios, se trataba de un restaurante de comida tradicional. Platos que, bajo la dirección de David, siguen componiendo parte de la carta en una oferta gastronómica que ha ido evolucionando. Y es que, además de las elaboraciones basadas en los productos de kilómetro 0, también aparecen nuevas con sabores y texturas que llaman la atención.

La fachada del Restaurante-Bodegón El Ciervo

Las delicias del lugar

“Los platos estrella son el lechazo asado, las mollejas de lechazo guisadas al Oporto y la gran cava de maduración de carne que preside la barra en la que todas las semanas tenemos distintos cortes de razas y maduraciones de carnes nacionales y de importación”, afirma David, presentándonos sus platos estrella.

La carne es la protagonista en un restaurante que cuenta también con presencia en concursos provinciales, regionales y nacionales en distintos certámenes de pinchos siendo habitualmente premiados. Se ha llevado el premio al pincho de plata, o al pincho más vanguardista entre otros galardones.

Cuenta con cerca de 10 trabajadores y este año ha incorporado a la carta varios platos. También hay nuevas elaboraciones en la Gastroterraza que abren en la temporada de verano con propuestas más frescas y actuales.

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