Desde el pasado mes de marzo, tuvo conocimiento que en el sur de la provincia de Burgos y limitando con la provincia de Valladolid, se estaban produciendo episodios de furtivismo en los que se abatían ejemplares de corzo. El Seprona de Valladolid, inició un dispositivo encaminado a perseguir las actividades furtivas de caza mayor y localización e identificación de los posibles autores. Dichos servicios dio como resultado, que el día 17 de abril, se identificó a J.C.P. vecino de Cáceres, circulando con un vehículo todo terreno por un camino de tierra, dentro de un coto privado de caza, transportando un rifle de caza mayor y cuatro precintos para la caza del corzo, todo ello en regla y debidamente autorizado.

En la parte trasera del vehículo y dentro de un recipiente isotermo, se halló una cabeza de corzo macho, la cual no se encontraba debidamente precintada. El trofeo, cazado el día anterior (según manifestación del propio cazador), no tenía ajustado firmemente el precinto a la base de la cuerna, pudiéndose retirar fácilmente, tampoco se habían realizado los cortes preceptivos para indicar la fecha de captura ni se había retirado la matriz del precinto. Este tipo de actuación ilegal, tiene como finalidad la reutilización del precinto, pudiendo cazar varios ejemplares de corzo utilizando uno solo de éstos.

Sanciones

Por parte de los Guardias Civiles de Peñafiel se procedió a colocar el precinto por la que se establece el sistema de precintado de piezas de caza mayor en Castilla y León, que impide que pueda ser reutilizado. Por todo ello y debido a que el hecho constituye una infracción administrativa grave, tipificada en la Ley 4/2021, de 1 de julio, de Caza y Gestión Sostenible de los Recursos Cinegéticos de Castilla y León, esta persona es denunciada ante la Autoridad competente.

Las sanciones por este tipo de infracciones ascienden a multa de 2.000,01 € a 10.000,00 €, y retirada de la licencia de caza e inhabilitación para obtenerla durante un plazo comprendido entre tres años y un día y cinco años.