El conde Ansúrez, en el centro de la Plaza Mayor

El conde Ansúrez, en el centro de la Plaza Mayor

Valladolid Valladolid, capital de la Corte

Cuando Valladolid fue capital del Imperio español

Entre 1601 y 1606 la ciudad vallisoletana se convirtió en la capital de la Corte en exclusiva y Beatriz Herreras Torres, guía oficial, nos cuenta toda la historia

22 septiembre, 2021 11:44

Que Valladolid tuvo un pasado glorioso lo atestiguan los edificios más emblemáticos de su trazado urbanístico, apenas una parte de los muchos que se erigieron y que a día de hoy, víctimas de incendios, el desarrollo y el abandono, han desaparecido.

Beatriz Herreras Torres, guía oficial de Castilla y León, explica a EL ESPAÑOL que la villa pucelana inició su momento más importante en el siglo XI, concretamente en el 1072. El rey Alfonso VI concedió al conde don Pedro Ansúrez el señorío de la villa y su repoblación evolucionó muy favorablemente.

Un hecho que provocó el desarrollo de la ciudad atrayendo a varias de las familias más poderosas del país. Incluso algunos reyes vivieron y nacieron en Valladolid. Fernando III, Alfonso X o María de Molina vieron la luz del día por primera vez en la ciudad castellana. Otros, como los Reyes Católicos, contrajeron matrimonio en la metrópolis vallisoletana en 1469.

Durante la Edad Media las Cortes eran móviles, y los reyes iban cambiando de ciudad, en especial pasando por Sevilla, Burgos, Toledo y Valladolid.

Nacimiento de Felipe II

En lo que ahora es la sede de la Diputación Provincial de Valladolid, el Palacio de Pimentel, dio cobijo en 1527 al nacimiento de Felipe II, hijo de Carlos I, más conocido como ‘El Emperador’, que a su vez era hijo de Juana I de Castilla y Felipe de Austria.

La leyenda cuenta que Felipe II debía ser bautizado en la parroquia de San Martín, pero sus padres tenían el deseo de que fuese en San Pablo. Para ello, como no podía salir por la puerta principal, le sacaron a través de una de las ventanas del lateral, donde, hoy en día, cuelgan unas cadenas.

Ventana por la que salió, supuestamente, Felipe II para ser bautizado en la iglesia de San Pablo

Ventana por la que salió, supuestamente, Felipe II para ser bautizado en la iglesia de San Pablo

La ciudad del Pisuerga ha sido testigo de numerosos alumbramientos regios: Felipe II, Enrique IV y Felipe IV y también de varias reinas consortes, infantas e infantes. Durante los reinados de Felipe II y Felipe III la ciudad se convirtió en la capital del imperio.

Sin embargo, la situación no se prolongaría por mucho tiempo. En 1559, varios cronistas señalan que Felipe II ya tenía pensado llevar la corte al centro de la península ibérica, concretamente a Madrid.

El 21 de septiembre de 1561, Valladolid sufrió un fatídico incendio que arrasó con gran parte de lo que es hoy en día el casco histórico de la ciudad, incluyendo el Ayuntamiento. El fuego empezó en un taller, el del platero Juan de Granada, en la actual calle Platerías.

Un hecho que incentivó, finalmente, al rey Felipe II a llevarse la Corte a Madrid. Esto provocó una gran crisis demográfica en la ciudad pucelana, llegando a bajar hasta la mitad el número de ciudadanos.

En 1596, Felipe II elevó el rango de Valladolid, pasando de ser catalogada como villa a ser una ciudad. Un año antes, a solicitud del propio Felipe II y tras la bula enviada por el papa Clemente VII, Nuestra Señora de la Asunción, que estaba en construcción, pasó de ser una colegiata a ser considerada catedral.

Valladolid, capital de la Corte

A pesar de ello, Felipe II no descuidó la ciudad donde nació e hizo que la Plaza Mayor y el Ayuntamiento fueran reconstruidos. Fue pocos años después, cuando su hijo, Felipe III, regresó a Valladolid para instalar, finalmente, la Corte en 1601.

Fueron años de bonanza, breves, pero hasta 1606 la ciudad vallisoletana era la capital en exclusiva del Imperio español.

Felipe III fue incapaz de manejar las situaciones políticas y delegó muchas veces en sus validos, Francisco Sandoval y Rojas, el que fuera Duque de Lerma. Este segundo fue quien aconsejó al propio rey traer la corte a Valladolid, pero lo hizo exclusivamente por razones económicas.

Duque de Lerma tenía intereses económicos que buscaban su propio beneficio. Se dedicó a comprar propiedades a un coste muy bajo de lo normal. Cuando consideró que ya tenía un número interesante, fue el momento para decirle a Felipe III que trajese la Corte a Valladolid. Una vez conseguido, vendió esas propiedades a un precio muchísimo más elevado.

Un ejemplo fue el Palacio Real, que lo mandó construir Fernando de los Cobos, secretario del emperador Carlos I. En 1600, Duque de Lerma adquirió la propiedad y un año después se lo vendió a Felipe III a un precio mayor y se convirtió así en el lugar donde viviría la realeza del 1601 al 1606. Aquí nació Felipe IV y también han estado alojadas en él personas importantes. Algunos ejemplos son José I Bonaparte, Napoleón, Santa Teresa de Jesús o Diego Velázquez. 

Durante esos cinco años, el modus operandi del Duque de Lerma fue el mismo. Esta vez sus inversiones fueron en Madrid, donde compró, de nuevo, más propiedades a un bajo coste. Es más, algunos historiadores han descubierto documentación donde Rojas promete al alcalde de Madrid que la Corte volvería a la ciudad lo antes posible.

De regreso a Madrid

Finalmente, en 1606 hizo lo propio y la Corte regresó a Madrid. Fueron años prósperos para Valladolid, en lo que es hoy la Biblioteca Municipal y que por aquel entonces era el Palacio del Conde de Benavente, nacieron las primogénitas de Felipe III y Margarita de Austria. Además, Ana Mauricia de Austria, se casó posteriormente con Luis XIII y fue la madre de Luis XIV de Francia.

El Conde de Gondomar, que fue embajador de Inglaterra, tuvo la mejor biblioteca privada en su palacio, la Casa del Sol. Huerta del Rey tiene ese nombre porque allí los reyes tuvieron otro palacio, el Palacio de la Ribera, a las afueras de la ciudad por aquel entonces.

La población creció exponencialmente hasta llegar a duplicarse y se crearon zonas nuevas para que la Corte estuviera contenta. La Plaza Mayor era el escenario donde se celebraban los festejos más importantes y personas como Pedro Pablo Rubens visitaron la ciudad. El rey de Irlanda, Hugh O’Donnell, murió en Simancas en el año 1602 y posteriormente enterrado en el convento de San Francisco.

El escultor Gregorio Fernández o Miguel de Cervantes también vivieron por aquellos años en la ciudad. Este último realizó aquí grandes obras literarias y la casa que alquiló es hoy en día su casa museo.