Rostro Santa Teresa de Jesús
VÍDEO | Así era el rostro de Santa Teresa de Jesús: ojos almendrados, cejas gruesas y con tres lunares
El estudio se ha realizado en el Victorian Institute ef Forensic Medicine (Monash University, Victoria, Australia), y presentado simultáneamente en Alba de Tormes.
Más información: El cuerpo de Santa Teresa de Jesús será expuesto para su veneración pública del 11 al 25 de mayo en Alba de Tormes
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La Basílica de Nuestra Señora del Carmen en Alba de Tormes ha sido el escenario de la presentación oficial del rostro reconstruido de Santa Teresa de Jesús, que ha sido considerado como la representación más fiel de su imagen en vida.
Esta reconstrucción ha sido posible gracias a un exhaustivo estudio realizado por expertos internacionales en el Victorian Institute of Forensic Medicine, perteneciente a la Universidad de Monash en Australia.
La reconstrucción científica del rostro de Santa Teresa se ha presentado en el contexto de la celebración del 510º aniversario de su nacimiento. Esta imagen, que se considera la más precisa de cómo era la Santa en vida, es el resultado de un meticuloso proceso forense y artístico llevado a cabo por un equipo especializado.
El rostro de Santa Teresa Carmelitas de Alba de Tormes
El rostro de Santa Teresa fue esculpido utilizando técnicas forenses avanzadas, tomando en cuenta medidas antropométricas, radiografías, y fuentes históricas, así como testimonios y descripciones de la época.
La reconstrucción muestra a la Santa con unos 50 años, una edad significativa en su vida, que coincide con los primeros años de su labor reformadora en el Monasterio de San José de Ávila, donde vivió entre 1562 y 1567. Este periodo fue crucial para su labor espiritual y fundacional en la Orden del Carmelo.
El trabajo ha sido dirigido por el profesor Ruggero D’Anastasio, de la Universidad Gabriele d’Annunzio de Chieti–Pescara (Italia), y ejecutado por la profesora Jennifer Mann, especialista del Victorian Institute of Forensic Medicine de la Universidad de Monash, Australia.
Utilizando técnicas forenses avanzadas y basándose en medidas antropométricas, radiografías, testimonios históricos y descripciones de la época, Jennifer Mann ha logrado esculpir con precisión el rostro de Teresa de Jesús, representándola con aproximadamente 50 años, edad clave en su vida espiritual y fundacional.
La escultura representa a Santa Teresa con unos 50 años, edad que coincide con los primeros años de su vida reformada, cuando residía en el Monasterio de San José de Ávila. Ella vive en el primer convento de la Reforma desde la fundación en 1562 hasta su salida para fundar en Medina del Campo en 1567.
La reconstrucción muestra un rostro sereno y pleno, con expresión introspectiva, pómulos marcados y frente despejada. Los ojos, ligeramente almendrados, tienen una profundidad que refleja su carácter contemplativo. Las cejas gruesas y arqueadas, y la disposición equilibrada del rostro en tercios, coinciden con la detallada descripción que hizo la Madre María de San José, quien convivió con la Santa. También se han incorporado los tres lunares distintivos que poseía en el rostro.
El rostro tiene una estructura ósea sólida, una nariz recta y bien definida, labios firmes y una barbilla redondeada que aporta dulzura y determinación. La escultura plasma con fidelidad la complexión mencionada por sus coetáneos, reforzando el vínculo entre datos forenses y testimonios históricos.
Durante el acto, el padre Miguel Ángel González, prior de Alba de Tormes y de Salamanca, destacó que “con esta imagen tenemos no solo un testimonio físico, sino también un reflejo del alma de Santa Teresa de Jesús, una “vera efigies” que une ciencia y mística”.
El padre Francisco Sánchez Oreja, Provincial de la Provincia de los Carmelitas Descalzos de Santa Teresa de Jesús en España, expresó que “contemplar este rostro es mirar a la Madre Teresa de Jesús en su humanidad plena, en su carne y en su espíritu. Es una invitación a redescubrir su mensaje, siempre vivo y actual. Gracias a la ciencia y al arte, la Santa vuelve a hablarnos con el rostro que un día miró al cielo”.