
Patrick, Anais y Paloma posan en la puerta de su próximo negocio en Barruelo de Santullán Cedida
De Irlanda a un pueblo de Palencia para montar un supermercado: "Sí se puede emprender en lo rural"
Paloma (México), Patrick (Alemania) y Anaïs (Francia) vieron el anuncio en un portal de Internet y no lo dudaron: “Un día se me olvidó comprar queso y lo vi claro. Si a mí me cuesta, imagínate a las personas mayores”.
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Una francesa, un alemán y una mexicana. Podría tratarse de un chiste, pero para nada. Es algo más que un chiste. Esto va de empatía. Una palabra en desuso y que permitió a Paloma tener una idea, junto a Patrick y Anaïs, que demuestra las ganas emprendedoras que existen entre las personas que llegan a Castilla y León.
Algo tan simple como vivir en un pueblo de Palencia, Barruelo de Santullán, y tener que hacer la compra fue la chispa que encendió su mente. Se le olvidó comprar queso y tenía que volver a Aguilar de Campoo para comprarlo. A 25 kilómetros por carretera. “Si a mí me cuesta, imagínate a las personas mayores de aquí”, reflexionó Paloma.
Así, en este pequeño municipio de Palencia, donde las montañas predominan y las calles huelen a leña durante los inviernos, se puso en marcha esta idea gracias a tres almas aventureras venidas de distintos rincones del mundo.
Paloma, una mexicana, su pareja Patrick, alemán, y su amiga francesa Anaïs. Los tres han decidido apostar por lo rural y montar un supermercado en un lugar de esos que pocas veces salen en los mapas. Su nombre: Michus Supermercados.
Ahora bien, la historia de este supermercado comenzó lejos, muy lejos de Castilla y León, concretamente en Irlanda.
Allí vivían y trabajaban los tres, Paloma y Anaïs en el mundo de TikTok y Patrick en Google. Hasta que un día decidieron cambiar de vida. “La idea del supermercado vino después. Al principio solo queríamos irnos”, recuerda Paloma con naturalidad y simpatía.
Y la sorpresa llegó en forma de anuncio inmobiliario en Idealista. Un edificio completo en venta en Barruelo de Santullán, con una vivienda arriba y un local comercial abajo.
“Lo compramos sin tener nada claro, pero cuando llegamos vimos que aquí no había ningún supermercado cerca. El más próximo está en Aguilar, a 25 kilómetros. Y fue ahí cuando pensamos: ‘¿y si lo ponemos nosotros?’”, relata.
La decisión no fue inmediata y provocó muchas horas sin dormir y de hacer cuentas. “Dudamos mucho, pero un día se me olvidó comprar queso y me dio flojera volver a Aguilar. Ahí lo vi claro. Si a mí me cuesta, imagínate a las personas mayores de aquí”, afirma Paloma.
Ese pensamiento se convirtió en motor de un proyecto que no solo es un negocio, sino un servicio social para la zona. Un supermercado de cercanía, con atención personalizada y reparto a domicilio para quienes no pueden desplazarse.
Y lo harán con una amplitud de 20 kilómetros para que no se tengan que desplazar a Aguilar o a Herrera.
El servicio de entrega está pensado especialmente para los vecinos mayores del pueblo y de los cercanos. “Queremos que sientan un poco más de independencia. Que puedan llamar, pedir lo que necesitan y que se lo subamos a casa. Es más que vender comida; es mejorar su calidad de vida”.
Productos en menos de 48 horas
El supermercado físico ofrecerá unos 500 productos esenciales. Pero lo verdaderamente innovador está en su enfoque multicanal: más de 5.000 productos estarán disponibles a través de su página web y también podrán pedirse por teléfono.
“Nosotros mismos haremos la distribución en 24-48 horas”, explica Paloma, que destaca la mezcla cultural del equipo como una riqueza más del proyecto.
“Patrick es alemán, Anaïs francesa, y yo mexicana. Pero aquí vamos a ofrecer lo que el pueblo necesite. Si nos piden lentejas de toda la vida, ahí estarán. Si en un futuro hay demanda de productos extranjeros, también”.

El negocio llevaba incluida la casa de arriba
Barruelo, que cuenta con unos 1.100 habitantes, muchos de ellos mayores, ha recibido el proyecto con los brazos abiertos, como es lógico. La idea es hacer algo parecido al ultramarino de toda la vida de pueblo, donde siempre te atendía un señor de bata azul con lápiz en la oreja.
“El alcalde nos ha facilitado todo lo posible la burocracia. Nos invitaron a un programa de radio, y ahora vamos a participar en una conferencia en Valladolid sobre desarrollo rural y repoblación. Ha sido todo muy bonito”.
La inauguración oficial será el próximo 14 de julio, y promete ser una fiesta para el pueblo. Paloma destaca que más allá del producto, lo que traen consigo es un mensaje claro: "Sí se puede emprender en lo rural".
“Este pueblo necesitaba servicios. Nosotros solo vimos una oportunidad donde muchos ven una limitación. Y aquí estamos. Venimos de ciudad, de Dublín, pero vivir aquí es una maravilla”.
Mientras otros miran con escepticismo al mundo rural, Paloma, Patrick y Anaïs han decidido echar raíces, invertir en la comunidad y aportar soluciones donde más falta hacen. Su lema lo deja claro: “Un supermercado que no se olvida de las zonas rurales”.