Catedral de San Antolín en Palencia

Catedral de San Antolín en Palencia Jcyl

Palencia

Ni Notre-Dame ni Basilea: una de las catedrales más largas de Europa está en Castilla y León

Solo superada por joyas como la de San Pedro en el Vaticano, San Pablo en Londres o la de Milán en Italia.

Más información: Ni la de Santiago ni la de Sevilla: la catedral más excepcional de España está en Castilla y León, según National Geographic

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En la carrera por acaparar publicaciones en Instagram y visitantes, muchas veces las grandes joyas del patrimonio quedan en segundo plano por no estar donde uno espera encontrarlas.

No tienen un skyline famoso, ni una campaña institucional millonaria, ni hordas de turistas en la puerta. Y sin embargo, cuando se descubren, cambian por completo la percepción del lugar.

Es lo que ocurre en Palencia, una ciudad que guarda en silencio una de las catedrales más impresionantes y grandes de Europa.

Catedral de Palencia

Catedral de Palencia Diputación de Palencia

La Catedral de San Antolín, apodada con cariño por los propios palentinos como la 'Bella Desconocida' ahora 'Bella Reconocida', no se impone desde lejos, ni asombra con una fachada exuberante, como recuerdan desde Viajes National Geographic.

Pero lo que ofrece es más valioso: un templo que encierra trece siglos de historia, un interior que sorprende por su escala y belleza, y un lugar que comparte récords arquitectónicos con los grandes colosos del continente.

Con 130 metros de largo, la Catedral de Palencia empata con la Basílica del Pilar de Zaragoza como la más larga de España. No, no es la más larga del país, como se ha presumido en alguna ocasión, pero sí una de las que lideran esa clasificación.

Es más, solo unas pocas catedrales europeas superan la longitud de la belleza palentina: la de San Pedro en el Vaticano (211 metros), San Pablo en Londres (158 m), la de Milán (157 m), la de Sevilla (135 m) y la de Colonia (144,5 m).

De hecho, sobrepasa en longitud a templos tan importantes como la emblemática Notre-Dame de París, que mide 128 metros; a la Catedral de Estrasburgo, que alcanza los 112 metros; la histórica Catedral de Basilea, en Suiza, que mide alrededor de 100 metros; la impresionante Catedral de Salisbury, en Inglaterra, que se queda en 123 metros; o la majestuosa Catedral de Canterbury, con 108 metros.

Y a diferencia de muchas, su monumentalidad sorprende aún más porque es inesperada: nadie llega a Palencia esperando encontrarse una de las grandes catedrales europeas, ni un conjunto arquitectónico que encapsula más de trece siglos de historia.

San Antolín no es la catedral más antigua ni la más moderna de España, pero sí una de las más complejas y profundas en lo simbólico y artístico. Lo que vemos hoy como una catedral gótica fue levantado entre los siglos XIV y XVI.

Capilla del Sagario de la Catedral de Palencia

Capilla del Sagario de la Catedral de Palencia Diputación de Palencia

Sin embargo, sus raíces se hunden en el siglo VII, con vestigios visigodos que aún se conservan en su cripta. Además, integra trazas románicas, detalles renacentistas, barrocos y hasta elementos neoclásicos.

Gárgola de la Catedral de Palencia

Gárgola de la Catedral de Palencia Diputación de Palencia

En ese recorrido por los siglos, el visitante se sumerge en una especie de "arqueología de la fe" en piedra, como si cada pilar guardara en su interior la memoria de lo que fue antes. Uno de los elementos más impactantes es su nave central, cuyo efecto visual desde el triforio es el de un corredor infinito de piedra que parece no tener fin.

Esta dimensión se intensifica con la disposición de tres naves, una anchura de 50 metros en el crucero y una altura de 43 metros en el ábside. Todo ello configurando una planta de cruz griega en el centro, en la que coro y capilla mayor se enfrentan con simetría sagrada.

Una catedral dentro de otra... dentro de otra

La impresión de estar dentro de un templo que contiene otros templos no es solo una metáfora. Frente al trascoro plateresco, una auténtica joya de encajes de piedra y doseletes, se abre una escalera que lleva a un lugar fuera del tiempo: la cripta de San Antolín, uno de los espacios cristianos más antiguos conservados de la Península.

Allí, bajo la penumbra, sobreviven columnas labradas con capiteles romanos reutilizados, una bóveda de cañón y el pozo de aguas milagrosas que todavía hoy, cada 2 de septiembre, atrae a los fieles durante la festividad del patrón de la ciudad.

Cripta de la Catedral de San Antolín en Palencia

Cripta de la Catedral de San Antolín en Palencia Jcyl

Una leyenda recogida en Las Mocedades de Rodrigo (siglo XIV) cuenta cómo el rey Sancho III el Mayor descubrió esta cripta al cazar un jabalí, y cómo al quedar paralizado su brazo al querer matarlo, entendió que había pisado tierra sagrada. Allí y entonces se halló la tumba del mártir Antolín. Y allí decidió el monarca construir un templo mayor en su honor, como indican desde Viajes National Geographic.

A diferencia de otras grandes catedrales góticas, San Antolín no destaca por el colorido de sus vidrieras, muchas fueron cegadas con yeso y solo se han recuperado recientemente. Pero compensa esa carencia con una atmósfera única: la luz tenue, la escala hiperbólica del interior, y el contraste entre la severidad exterior y la riqueza interior convierten la visita en una revelación.

Vidriera de la Catedral de Palencia

Vidriera de la Catedral de Palencia Jcyl

Y todavía hay más: el claustro cuadrangular, cuyos ventanales fueron cegados tras el terremoto de Lisboa en 1755, anticipa soluciones arquitectónicas que más tarde inspirarían la Capilla Real de Granada. Todo ello convierte a esta catedral en un "libro de piedra" que se lee como un palimpsesto artístico.