Pablo Carazo en su taller de forja de Torquemada

Pablo Carazo en su taller de forja de Torquemada Brágimo Ical

Palencia

Forja joven en el rural palentino

Pablo Carazo combina sus estudios de ingeniería con su afición de elaborar cuchillos de manera tradicional en su particular forja en Torquemada

3 septiembre, 2022 13:14

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Artes tradicionales en el medio rural palentino. Así es el hobby, a día de hoy, que desempeña el joven Pablo Carazo en la localidad de Torquemada, quien ha instalado la Fragua de Ouróboros y se define como un herrero incompleto, aunque no será por su ímpetu y diversa formación recibida, la cual combina con sus estudios como ingeniero de Minas en Madrid.

No hay herreros en su familia, ya que su padre es constructor, algo que no le ha impedido llevar a cabo uno de sus sueños. “De pequeño siempre cogía un palo y me servía de espada o de hacha para jugar. Cuando veía una película del estilo, ya fuera ‘El Señor de los Anillos’ u otras, siempre me fijaba en las armas que portaban los personajes durante la batalla”, afirma en declaraciones a la Agencia Ical.

Señala que, con cerca de 14 años, acudía a un taller mecánico de la familia y siempre estaba trasteando con un metal u otra herramienta, lo que hizo que cada vez le llamara más la atención. Carazo comenzó a hacer cuchillos, que se resumía en cortar un hierro y darle una medio forma. “Al final conseguí realizar mi primer cuchillo, algo muy basto, aunque no conseguí templarlo bien”.

No obstante, siguió por esa línea hasta que, con 18 años, viajó a Toledo para aprender y formarse durante una semana en una escuela de herreros. Siete días que sirvieron para afianzar sus gustos, algo que sirvió para decantarse y montar su forja particular en Torquemada.

Comenzó a hablar con otros herreros y a pedir información, porque su trayectoria había ido por libre, hasta que recibió ciertos trucos y técnicas con las que mejoró hasta el día de hoy, aunque recalca que no deja de ser un hobby.

Paso a paso

“No quiero dejarlo, pero todo dependerá de mi futuro trabajo tras terminar los estudios. Es muy difícil poder vivir de la forja y no estamos en Estados Unidos, donde hay personas que solamente se dedican a este oficio. De momento, lo mantengo para mis ratos libres”, desliza.

Deja claro que no es el mejor herrero ni mucho menos, pero asegura a Ical que poder vivir en un pueblo le ha dado las "oportunidades para poder empezar con esta afición.” Habrá gente que viva en una ciudad y no se lo llegue a plantear”, por lo que está muy agradecido a Torquemada y a su familia por el apoyo.

Subraya que sus estudios universitarios se centran en la capital de España, aunque regresa a Torquemada todos los fines de semana e intenta encender la forja para trabajar.

Respecto al nombre de la forja, con perfil en la red social Instagram (@lafraguadeouroboros), explica que procede de aquello de la “serpiente que se muerde la cola”, ya que al escuchar ese nombre y todo su significado mitológico que conlleva, supo que era el perfecto para su hobby.

Cuchillos

“Aunque recibí formación de forja tradicional, lo que a mí me llena y gusta es crear herramientas y algo útil que se pueda llevar al campo y que perdure en el tiempo. Algo que pueda decir que lo hice yo”. Aclara que en el futuro le gustaría poder crear espadas o hachas, pero “se necesita mucha escuela y no me veo ahora mismo capaz”.

El cuchillo parte desde cero de una barra y le da forma y lija. Aunque la estética suele ser similar, trabaja bajo pedido para amigos o gente que se pasa por la forja, intentando conseguir las exigencias de cada cliente dentro de las capacidades y el tiempo de Carazo.

“Muchas veces me quito de hacer cosas nuevas para mí por el hecho de poder acabar los pedidos”, sostiene. No deja la herramienta sin terminar y realiza el mango y hasta la funda, porque los cuchillos de campo “sin funda no visten” y era de recibo poder entregarlo con ella. Fue el pasado verano cuando decidió realizar un curso de fundas de cuero con el fin de formarse.

En el caso del mango, emplea maderas sobrantes de una empresa de organería del municipio, ya que son de gran calidad. Respecto a la funda, acude a Villarramiel para comprar un cuero de vaca, de color piel, el cual tiñe y da forma y cose para obtener el resultado final.