Raúl intenta coger algo de cobertura en la marquesina, único punto viable del pueblo Cedida
Sin fijo ni móvil ni Internet, el pueblo de Castilla y León que siempre está fuera de cobertura: “Nos van echando a todos"
Los vecinos de Tubilla, apenas 16, viven incomunicados y en busca de "algo de cobertura" que pillan en una marquesina a la salida de la pedanía situada en Villarcayo de Merindad de Castilla la Vieja. Movistar no ha instalado fibra óptica y sus soluciones no sirven.
Más información: El miedo a quedarse sin teléfono fijo ni internet por el apagón del cobre en las zonas rurales de Castilla y León
Al caer la tarde, en la pequeña pedanía de Tubilla (Burgos) en el término municipal de Villarcayo de Merindad de Castilla la Vieja, los vecinos se acercan a la carretera que atraviesa el pueblo.
No van a esperar el autobús, que pasa de tarde en tarde, sino a la marquesina que se ha convertido, por obligación, en su centro neurálgico.
Allí, junto al ruido de los pocos coches que cruzan el valle, logran arañar dos rayas de cobertura en el móvil. Es su maná. Son dos rayas de esperanza y de comunicación. Es el único lugar del pueblo donde pueden hacer una llamada porque no tienen cobertura.
En verano, incluso la escena tiene algo de curiosa. Jóvenes y mayores reunidos, charlando, echando unas risas mientras aprovechan para hablar con familiares o resolver algún trámite.
Pero cuando el frío aprieta en la provincia de Burgos y llegan las heladas, esa misma imagen se convierte en un retrato crudo de la España Vaciada, personas obligadas a salir a la intemperie para poder comunicarse con el mundo y si lo consiguen.
La retirada del servicio de cobre por parte de un operador (Movistar) ha dejado a la localidad sin teléfono fijo, sin señal móvil y sin acceso a internet en condiciones. Un pueblo sin comunicación, lo que para unos sería un placer, para otros es una gran molestia.
Tubilla en Villarcayo de Merindad de Castilla la Vieja Cedida
La situación ha sido denunciada ante el Procurador del Común de Castilla y León, que ha recordado que las telecomunicaciones son competencia del Estado y ha instado a las administraciones a facilitar los permisos necesarios para que las operadoras puedan garantizar la cobertura.
El informe del Procurador asegura que desde el municipio se ha contactado con las empresas responsables y “les han dicho que Tudilla no es un proyecto a realizar, la fibra óptica ha llegado al pueblo anterior, ambas pedanías de Villarcayo de Merindad de Castilla la Vieja”.
“Aquí no tenemos nada”
Raúl Díez Rubio es uno de los 16 habitantes que aún resisten en Tubilla y lo explica sin rodeos a EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León.
“En este pueblo no tenemos teléfono fijo ni móvil. La gente sale a la marquesina a pillar un poco de señal. En verano hasta tiene gracia, pero en invierno… ya no”.
La suya es una familia joven, de esas que tanto se espera que estén en el mundo rural. Ellos están, pero no les dan medios.
Vive con su mujer y su hijo de seis años. Sus padres, en cambio, tuvieron que marcharse. “Mi madre necesitaba un botón de teleasistencia, pero sin cobertura no funcionaba. Al final se fueron con mi hermana. Así nos van echando poco a poco”, cuenta con un tono mezcla de resignación y rabia.
En Tubilla no hay fibra óptica. El cable pasó por pueblos cercanos como Cigüenza o Escaño, pero se saltó este valle, dejándolo fuera de la red.
Lo que hay son “apaños”. Un wifi en la Casa Concejo que apenas soporta a una persona conectada. Un router en la casa de Raúl, colocado en la esquina donde la señal es un poco más generosa, que convierte esas dos rayas en internet doméstico. Un internet del siglo pasado.
“Si yo estoy trabajando, el niño no puede mandar los deberes del colegio. Muchas veces tenemos que salir a la Casa Concejo para conectarnos. Es surrealista”, dice.
Y añade una imagen que duele: “Mi hijo no ha podido seguir una película entera online sin que se corte. Eso aquí parece ciencia ficción”.
En Tubilla, la comunicación no es un lujo, es una necesidad vital. Una llamada al médico, un aviso de emergencia, una simple gestión escolar. “Una llamada al médico aquí es imposible”, subraya Raúl.
Otra solución que han dado desde la compañía de telefonía es que instalen una parabólica que permite tener telefonía fija. "No sirve para nada", apunta.
Y esta misma semana da fe de ello con una vecina. “Acabo de ver que está esperando una llamada de su doctora y tiene que hablar desde la marquesina porque el teléfono fijo no le funciona. Así estamos”.
Raúl posa en la famosa marquesina
El Procurador del Común de Castilla y León ya ha intervenido y ha recordado que las telecomunicaciones son competencia del Estado. Ha advertido que no se trata solo de comodidad, sino de seguridad.
La resolución recuerda que el acceso a Internet es un derecho básico reconocido por la legislación española y europea, y que su carencia en zonas rurales agrava la brecha digital, generando un evidente agravio comparativo con respecto a las áreas urbanas.
La institución advierte, además, que la ausencia de cobertura supone un riesgo añadido en emergencias, como los recientes incendios forestales, donde la comunicación rápida y fiable es vital para garantizar la seguridad ciudadana.
“La falta de conectividad retrasa la notificación temprana de focos de incendio y limita la capacidad de los vecinos para dar aviso inmediato a los servicios de emergencia. Los vecinos afectados o cualquier persona pueden observar humo o llamas, pero si no hay cobertura no pueden dar aviso inmediato al 112 o a través de otros números de emergencia”, asegura en su escrito.
Además, insiste en que “la carencia de cobertura impide también la difusión oportuna de instrucciones oficiales de evacuación y autoprotección, lo que determina la exposición de las personas y bienes a mayor riesgo, pues las autoridades no pueden emitir mensajes masivos por SMS, aplicaciones oficiales o redes sociales para alertar a la ciudadanía en tiempo real”.
“La incomunicación genera desinformación, angustia e incertidumbre, aumentando la percepción de vulnerabilidad y abandono. Sin conectividad, familiares y vecinos carecen de medios para comprobar el estado de sus allegados, lo que genera pánico y decisiones improvisadas”
En Tubilla todo esto lo saben en primera persona. Pero mientras tanto, la vida continúa con soluciones a medias y un sentimiento de abandono.
Un alcalde al frente de la resistencia
En medio de la frustración, los vecinos coinciden en reconocer un esfuerzo: el del alcalde pedáneo, Miguel de Lucio. Fue él quien impulsó la instalación de una antena de televisión cuando ni siquiera llegaba señal al pueblo. También quien peleó para que hubiera al menos un punto de wifi, aunque insuficiente.
“Todo lo que tenemos se lo debemos a él. Sin Miguel no tendríamos nada”, repite Raúl, agradecido.
La queja vecinal también ha puesto de relieve la contradicción con el discurso político sobre la revitalización del medio rural. “Se les llena la boca con la España Vaciada, con la conectividad, con que vengamos a vivir a los pueblos… pero luego te das cuenta de que no hay medios”, denuncia este vecino.
Al final, la marquesina de la carretera se ha convertido en un símbolo. Es el lugar donde los vecinos intentan aferrarse a la vida moderna con sus móviles en alto, buscando cobertura.
Pero también es un recordatorio de lo que supone vivir en la España Vaciada: que el derecho a comunicarse aún depende, en demasiados lugares, de la buena voluntad de los vecinos y de la paciencia frente al frío.
Mientras tanto, la marquesina de la carretera sigue siendo el símbolo de un pueblo que, en pleno siglo XXI, lucha por un derecho tan básico como poder comunicarse. Así, Tubilla está apagado o fuera de cobertura.