Irene Hernández de Córdoba, la investigadora de Candeleda que ha publicado recientemente en la revista International Journal of Molecular Sciences.

Irene Hernández de Córdoba, la investigadora de Candeleda que ha publicado recientemente en la revista International Journal of Molecular Sciences. Foto cedida

Ávila

Irene, una abulense dispuesta a acabar con el cáncer y su último hito: "Es esencial para optimizar futuros tratamientos"

Recientemente ha publicado una investigación como coautora en la revista International Journal of Molecular Sciences que ayuda a comprender un "fenómeno emergente en oncología".

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Nació en Ávila en 1993 y hasta los 18 años vivió en su pueblo, Candeleda, de poco más de 5.000 habitantes. Irene Hernández de Córdoba es una de las coautoras que recientemente han publicado una investigación en la revista científica International Journal of Molecular Sciences que supone un importante avance en el campo contra el cáncer de pulmón.

Irene tuvo que irse de su pueblo para estudiar Medicina en Madrid. De profesión es oncóloga médica, formada en el Hospital Universitario Infanta Sofía, donde termina su residencia en septiembre. Desde el inicio de su trayectoria profesional, siempre ha mostrado un "gran interés" en la investigación del cáncer, según reconoce a este periódico.

Cuenta con un Máster en Investigación en Medicina Traslacional en la Universidad Complutense de Madrid y recientemente se ha sacado el segundo en Oncología Médica en la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), acreditado por la Universitat de Girona.

Su última publicación supone un importante análisis de un "fenómeno emergente en oncología", que es la transformación neuroendocrina del cáncer de pulmón no microcítico y otros tumores como el cáncer de próstata.

Todo ello centrado especialmente en "pacientes con mutaciones tratables con terapias dirigidas que ejercen mucha presión sobre el crecimiento celular", haciendo que estas se vuelvan "mucho más agresivas", lo que es definido en el campo médico como fenotipo neuroendocrino.

Cuando se da este hecho, las terapias pierden su eficacia provocando que disminuya la "supervivencia de forma radical". De ahí radica la importancia del descubrimiento de Irene y sus compañeros, ya que la publicación está dirigida a "comprender los mecanismos que conducen a esta transformación neuroendocrina".

"Es esencial para optimizar futuros tratamientos", explica la investigadora. El trabajo recopila la evidencia disponible sobre los mecanismos moleculares que están implicados en dicha transformación, proponiendo "posibles líneas terapéuticas futuras para abordarla".

La investigación permite así la "detección precoz" de estos mecanismos, resaltando su importancia para "evitar que se produzca" la misma, placando así que las células se vuelvan más agresivas y, por ende, respondan peor a diferentes tratamientos, con la consecuente dificultad que eso supone.

De la misma forma, ello dará la oportunidad al mismo tiempo de "cambiar las terapias dirigidas a otros tratamientos más eficaces que frenen el crecimiento celular sin llegar a adquirir este fenotipo más agresivo y complejo de tratar".

Con esta publicación como base, Irene sitúa el reto en alcanzar esta identificación precoz. "Muchas veces no se sospecha hasta que hay un cambio radiológico, y en ocasiones la biopsia no es accesible o existe falta de confirmación fenotípica cuando se realizan tratamientos definitivos sobre oligoprogresiones, lo que dificulta aún más su diagnóstico", añade.

Para la investigadora abulense, el desafío está en encontrar un método de diagnóstico específico para detectar esta transformación. Por ejemplo, señala que la biopsia líquida, es decir, el análisis de células tumorales en sangre u otros fluidos versus tejido, podría "ser una opción" en los casos en los que la resección quirúrgica no sea posible.

Eso sí, recalca que "se necesita más investigación en este campo". Que Irene se ha propuesto en su vida profesional luchar contra el cáncer es un hecho. Prueba de ello es que en la actualidad está doctorando en Medicina y Cirugía en la Universidad Autónoma de Madrid y ha centrado su tesis en factores que pueden predecir sarcopenia en pacientes con cáncer de pulmón no microcítico.

A sus 32 años, durante su residencia, ha estado en centros de referencia, encontrándose en la actualidad en Boston (Estados Unidos), donde está en el Dana-Farber Cancer Institute de Harvard Medical School Affiliated.

Centra sus trabajos en la investigación preclínica y cuenta con experiencia en múltiples comunicaciones a congresos nacionales e internacionales, y tiene varias publicaciones como coautora sobre el campo del cáncer de pulmón y tumores digestivos.

De esta estancia de tres meses, Irene señala que está siendo una experiencia "muy enriquecedora" a nivel personal y científico. "Estoy colaborando en un laboratorio puntero en epigenética, lo que me permite aprender nuevas técnicas y metodologías, además de establecer redes de colaboración internacional", relata.

Síntomas que vigilar

Como especialista oncológica, Irene precisa que muchos de los cánceres en su fase inicial, apareciendo la tos persistente, el dolor torácico, las pérdidas de peso sin causa aparente, fatiga o disnea en "pacientes con enfermedades más avanzadas".

Sin embargo, aclara que estos síntomas han de ser vigilados "especialmente" en fumadores o exfumadores. También añade otros síntomas menos comunes como la hemoptisis o sangre al toser e infecciones respiratorias recurrentes.

Todavía cree que es "prematuro" hablar de cura para la "mayoría" de los tumores avanzados, pero añade que sí se están dando "pasos importantes" dirigidos a tratamientos "más efectivos, con mejores tasas de supervivencia y calidad de vida".

La inmunoterapia y las terapias dirigidas son algunas de las causas que esta candeledana achaca al hecho de que "muchos pacientes" logren respuestas "prolongadas, llegando a ser largos supervivientes e incluso cronificación de la enfermedad en algunos tipos de tumores".

Mitos

Existe una creencia generalizada que relaciona el tabaquismo al cáncer de pulmón. Algo que es cierto en su totalidad, ya que es el "principal factor de riesgo". Pero es preciso recalcar que "no es el único".

"Diagnosticamos casos de cáncer de pulmón en personas no fumadoras", asegura Irene. A este respecto, explica que en este tipo de casos los tumores "suelen tener alteraciones genéticas específicas".

Esto hace también que se hayan podido "desarrollar tratamientos dirigidos eficaces". "Otros factores de riesgo incluyen la exposición al radón, la contaminación ambiental, antecedentes familiares o la edad", puntualiza la investigadora.

En cualquier caso, la mejor y principal medida de prevención siempre será "evitar el consumo de tabaco". También mantener "hábitos de vida saludables y evitar exposiciones tóxicas laborales o ambientales".

Los nuevos avances tecnológicos y científicos también permiten contribuir a una prevención primaria. Algunas de estas medidas son la consolidación del screening con TAC de baja dosis en población de alto riesgo. "Puede reducir significativamente la mortalidad por cáncer de pulmón, al permitir detectar tumores en estadios más precoces", apunta Irene.

Eso sí, resalta que "a pesar de esta evidencia", el cribado "no está implementado de forma sistemática en nuestro sistema sanitario". En cualquier caso, en aquellos pacientes que han desarrollado un cáncer existen "estrategias, además de las terapias, que aportan un amplio beneficio".

Precisamente, en el servicio de Irene existe una línea de investigación que se centra en el impacto de la "nutrición de precisión y la actividad física en la enfermedad oncológica".

"Mi tesis doctoral centrada en el análisis de la sarcopenia, definida como pérdida de masa y función muscular, se asocia a peores respuestas a los tratamientos oncológicos, mayor toxicidad y una notable disminución de la calidad de vida de los pacientes", relata.

Financiación de la investigación

La financiación de la investigación oncológica es uno de los grandes deberes de las instituciones públicas. Irene lamenta que en España sea "limitada", siendo muchas veces dependiente de la industria farmacéutica o de convocatorias competitivas.

"Esto dificulta en ocasiones la continuidad de proyectos a largo plazo y puede hacer que parte del talento joven se desplace al extranjero", advierte.

Por eso, reivindica un "mayor compromiso" de las instituciones públicas en favor de la investigación cooperativa e independiente.

Por otro lado, la visibilidad y un mayor reconocimiento en la sociedad son otros de los deberes a los que se enfrentan los investigadores, en especial si hablamos del ámbito biomédico. "Muchas veces el trabajo investigador se percibe como algo alejado de la realidad clínica", apunta Irene.

Sin embargo, "en realidad es lo que permite mejorar diagnósticos, tratamientos y supervivencia", defiende la abulense. De la misma forma, matiza que a veces la combinación de la práctica clínica con la investigación supone "un reto, especialmente por la carga asistencial".

"Muchas veces impide contar con tiempo suficiente durante la jornada laboral dedicando parte de nuestro tiempo personal a este campo", zanja la investigadora de Candeleda, coautora de una publicación para el avance de la lucha contra el cáncer.