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Otro fuego, esta vez en el juicio

7 febrero, 2019 14:26

"¡Se lleva mal con todos, pero con nosotras se ha cebado, le vemos capaz de todo, no hay más que verle!", ha declarado Soledad C. sobre su vecino José Andrés S.G. respecto del incendio declarado la madrugada del 29 de mayo de 2017 en el piso de la declarante que se inició, supuestamente, al arrojar el aludido papeles en llamas por el patio de luces del edificio que se colaron por la ventana de la cocina de la denunciante.

El juicio por estos hechos, en su primera sesión iniciada en la Audiencia de Valladolid, ha permitido a las afectadas --Elpidia C, su hija Soledad y su nieta Laura--trasladar al tribunal la pesadilla que el acusado, inquilino de un 5º ubicado en la calle José Cantalapiedra, ha convertido en 'compañera de viaje' de estas tres mujeres, ocupantes de un 2º comunicado con el anterior por un patio de luces y, como así han coincidido, objeto de todo tipo de insultos, amenazas de muerte y diana del lanzamiento de botes de cerveza, restos de comida e incluso de papeles en llamas.

"Es algo que se viene produciendo todos los viernes, cada vez que sale de juerga, con la salvedad de que el día de los hechos no era viernes", ha advertido Soledad C, que la madrugada de autos se hallaba dormida cuando su hija, Laura, y su madre, Elpidia, acudieron llenas de miedo a la cocina tras oír el "estruendo" del ruido de cristales y comprobar que un incendio había prendido en las cortinas, había saltado los azulejos y existía el riesgo de que las llamas se propagaran al resto de la vivienda.

Las tres, en declaraciones recogidas por Europa Press, han pormenorizado que horas antes, desde las 12 de la noche, el acusado comenzó con el habitual rosario de improperios contra ellas. "¡Hijas de puta, os tengo que matar, os voy a quemar el coche, la casa y la tienda. No había palabra buena!", ha recordado Elpidia, quien ha añadido que los gritos del vecino estuvieron acompañados del habitual lanzamiento de botes de cerveza y papeles en llamas que cayeron al patio de luces del edificio y también sobre la poyata de su ventana.

De hecho, su nieta, Laura, fue la que grabó con su móvil tanto los insultos como el lanzamiento de papeles incendiados, los mismos que, supuestamente, se colaron por la ventana de la cocina cuando ellas ya dormían, sobre las 05.30 horas, y prendieron distintos productos de limpieza y trapos que las afectadas tenían colocados en el hueco existente entre el cristal exterior y el interior. Esos productos pudieron provocar la explosión que redujo a añicos el cristal de la ventana interior y desencadenó el posterior fuego, centrado en la cocina.

"¡Si tardamos dos minutos más allí quedamos!"

"¡Si tardamos dos minutos más, quedamos allí las tres!", ha sostenido categórica la anciana, quien junto con su nieta logró sofocar las llamas con el uso de unas garrafas de agua. La declarante, su hija y su nieta ha explicado también que hechos de este tipo ya habían provocado un incendio en su día en el patio de luces que sofocaron también entonces, ayudadas por la vecina del primero, arrojando calderos de agua.

Las denunciantes, secundadas por el testimonio de otros vecinos, han mantenido que los incidentes se vienen sucediendo desde hace años y que los mismos han derivado en dos procedimientos penales con sentencia condenatoria para el acusado, la notificación del último de ellos, casualmente, pocos días antes de los hechos objeto del presente juicio.

Las rencillas han sido reconocidas hasta por el propio investigado, si bien éste, quien se ha limitado a declarar sólo a preguntas de su abogado, ha alegado que ese día había bebido mucho porque había participado en una celebración familiar pero ha negado haber arrojado papeles quemados por la ventana de su piso en dirección al de las afectadas.

Ha dejado caer que el fuego pudiera haberlo causado, accidentalmente, Soledad por el uso de un cenicero que podría haber dejado en la poyata de la ventana.

El juicio concluirá mañana con distintas periciales y los informes definitivos de las partes. El fiscal tipifica los hechos como un delito de incendio con riesgo para la vida e integridad física de las personas, la atenuante de alteración psíquica, y solicita siete años de cárcel, el pago de una indemnización de 4.106 euros en favor de las afectadas por los daños causados en su vivienda, junto con la prohibición de acercarse a las víctimas, su domicilio laboral y personal o comunicarse por cualquier medio con ellas por idéntico periodo de tiempo.

Tratamiento psiquiátrico

Dada la alteración psíquica del procesado, la acusación pública plantea también como medida de seguridad la sumisión de José Andrés S.G. a tratamiento en un centro psiquiátrico durante cinco años, ingreso que en caso de condena se ejecutaría de forma previa a la pena de cárcel.

Por su parte, las acusaciones particulares, en representación de las víctimas y de la compañía aseguradora, elevan la petición de cárcel hasta los quince años.