El presidente de la Generalidad de Cataluña, Pere Aragonès habla de una supuesta constitucionalidad de un referéndum separatista en el que sólo voten los catalanes al igual que cuando se refiere a la amnistía de los secesionistas afectados por las tramas del ‘procés’, pero lo cierto, es que ambas cuestiones gozan de una inconstitucionalidad tremenda, porque se pasan la Constitución Española de 1978 por el arco del triunfo.

No obstante, el Gobierno de Pedro Sánchez hasta no hace mucho también lo reconocía abiertamente, aunque haya “cambiado de opinión” y lo esté blanqueando por puro interés político y para alargar más tiempo una legislatura que se tambalea cada vez más.

Las recientes palabras de Aragonès demuestran lo que algunos periodistas catalanes hemos advertido en reiteradas ocasiones en diversos medios de comunicación, y es que la convivencia no ha mejorado, al contrario, Cataluña vive hoy más sumida que nunca al desprecio de los catalanes constitucionalistas. Que parece que no existan para el separatismo catalán. Sólo el pensamiento único cabe en Cataluña, cuando esto no debería haber ocurrido nunca. Más aún cuando tenemos antecedentes históricos de lo que puede desembocar algo tan preocupante como esto.

La pregunta que pretenden hacer constitucionalidad es muy clara:, y se refiere a un ‘sí’ o un ‘no’ a la independencia de Cataluña. Una pregunta cargada de polémica, en la que no pueden estar exentos de votar los castellanos y leoneses y el resto de españoles, porque también les afecta de lleno, por las terribles consecuencias que tendría al momento y a medio y largo plazo en el caso de que fuera vinculante el resultado de este nuevo hipotético referéndum rupturista, que sin duda divide aún más a la sociedad catalana.

Un reclamo al que también recientemente se han unido los proetarras de Bildu, que exigen un referéndum secesionista para el País Vasco y no es precisamente por casualidad lógicamente. Esta situación demuestra como el Gobierno radical de Sánchez ha enloquecido a los movimientos secesionistas, que tienen ahora un poder en España que nunca antes habían tenido y que les hace presumir de chantajear a Pedro Sánchez en todo momento.

La fragmentación de España es ahora muy palpable y la división entre españoles se ha extendido por toda España, suponiendo esto un serio peligro para la Seguridad Nacional y la convivencia.

Los españoles seamos o no conscientes nos estamos jugando el presente y futuro de la España que conocemos, porque se ha iniciado un camino sin retorno del que realmente se sabe cómo ha comenzado todo, pero no como puede terminar este disparate que nos recuerda a los que sabemos la historia sin manipular, a los convulsos tiempos de la Segunda República Española.

Y no hay que olvidar, que a este proceso rupturista se ha llegado, porque se está incumpliendo la Constitución de manera reiterada y sin freno. Por lo tanto, revertir este grave contexto político, social y económico no será una tarea fácil y llevará años, entre otras cuestiones porque necesita de soluciones que es bien seguro que no contentarán a todos los españoles.