No nos merecíamos que nos jodan las vacaciones por motivos partidistas. Los españoles nos merecemos descansar aunque sea por unos días del trabajo, de la política y de tanto majadero. Hay la sensación de que cada día más estamos perdiendo nuestra soberanía nacional en pro de unos intereses oscuros. Que los que nos gobiernan no son más que títeres y unos ignorantes. Unos ladrones de democracia en su interés. El mundo quieren que vaya en la dirección de un solo gobierno mundial, absolutamente autoritario con la complicidad de la Inteligencia Artificial, de la que no sabemos sus intenciones ni su programa. Es como si de una serie se tratará, no sabemos si va a tener muchos capítulos, cuántas temporadas, ni cómo se llama. Plandemia, NOM, cambio climático, etc., muchos son los títulos.

Que la bandera de un grupo minoritario de presión ocupe el lugar dominante en cualquier país, significa que en ese país ya no hay libertad, sino agenda y más agenda, global y totalitaria, para una sociedad muerta o entregada a su ocaso. Antes estas desviaciones de conducta se trataban en centros sanitarios, ahora imponen su modo de vida. La serie de la que vamos siendo protagonistas a la fuerza, o Agenda 2030, nos quiere imponer que vivamos sin carne, sin lácteos, con 2500 calorías por día máximo, no podrás pagar más salvo prescripción médica, tres prendas nuevas por año, cero vehículos de propiedad privada, etc. Está oficialmente en la web del WEF o Foro Económico Mundial.

Está claro que no vamos bien. Un país en el que un policía antepone su vida ante un agresor armado por miedo a las represalias por usar su arma, no es un país. Es un estado pandereta como su gobierno. Es responsabilidad de quién agrede lo que le pueda pasar pero también de la chupipandi que vive al margen de la realidad. Con cuatro millones de parados reales y un cuarenta por ciento de jóvenes en paro nos muestran en las televisiones como van a pasar el verano los españoles, pues definitivamente mal. La realidad es un destarifo morrocotonudo. Los cristianos de Nigeria siguen siendo masacrados con la colaboración de Biden y Obama ante la indiferencia del mundo. Unos 52.000 han sido masacrados mientras su gobierno sigue recibiendo miles de millones de dólares y no sabemos su fin. Luego hay terroristas que se declaran cristianos para entrar en Europa y acuchillar niños y ciudadanos. Todo correcto.

Se cumplen cinco años de la acogida del buque Aquarius, decisión con la que nuestro presidente del gobierno alentó el efecto llamada. Desde entonces han llegado casi 230.000 emigrantes la mayoría con unos antecedentes muy discutibles y poco constructivos. Mientras en España en sólo cuatro años, hasta 2021, unas 373.524 mujeres y sus cómplices han acabado con la vida de sus hijos. Curiosa forma de ir reponiendo población. Como cada día somos más pobres, cada día somos más sumisos. Hace veinte o treinta años la gente se reía de los mileuristas, hoy en día ahí seguimos incluso por debajo.

El 26 de mayo hubo un nuevo récord mundial al alcanzarse los 22.000 aviones volando simultáneamente, pero el problema somos nosotros con nuestro coche de 2013 entrando en el centro de la ciudad, los pedos de las vacas o los nuestros. Los coches de la UE vienen a suponer el 1'3 % del total de las emisiones globales. Quieren que a la humanidad inmersa en la locura. Estamos dejando destruir nuestra ganadería y el cultivo de los alimentos esenciales en nombre de una imaginaria crisis climática basada en intereses criminales espúreos, y supuestamente somos la especie más inteligente. Parece que era más inteligente la gente de paella el domingo, mesa con mantel y panera, la gente que antes te miraba a los ojos mientras estrechaba la mano. Lo de hoy es un simulacro de personajes e individuas. Solas y borrachas están saliendo de podemos. El final de la chupipandi y el limosnero va a ser muy patético como todo lo que han hecho. Vinieron a azuzar odios y a tratarnos como idiotas, a crear problemas y ofrecernos soluciones, a enriquecerse y destrozar España. Si se hubieran hecho cargo de la arena del Sáhara en cinco años habría habido escasez de arena.