Seguimos en mayo ajenos a los chemtrails que según apuntan algunos satélites están frente a las costas de Portugal desviando los frentes. Los cielos están azules, cargados de nubes aunque no llueve. Así las cosas parece que a los mayores de sesenta y cinco años, después de trabajar toda la vida, los quieren comprar por dos euros para ir al cine un día a la semana. Menuda falta de respeto. Qué pandilla de truanes. Muchos abuelos seguirán haciendo la compra en el contenedor de la esquina. Son las cosas chulísimas. Si tenemos un euro libre deberíamos emplearlo en amortizar la deuda, no en ir al cine, la factura de los intereses en ingente, nos comen. España gastará del orden de sesenta mil millones de euros al año en pagarlos a mediados de la próxima década.

Tenemos de nuevo unas elecciones marcadas por el tema del terrorismo. Somos el único país de Europa en el que ocurren estas cosas, encima contrarias a la Ley. Marruecos ha firmado con Alemania un acuerdo que facilita la exportación de frutas y verduras, mientras los que nos administran los financian y destruyen las presas que en todos los casos son de utilidad para la agricultura, la ganadería y las personas. Poco a poco apagan el campo español. Una huerta y una ganadería modélica, como lo fue la flota pesquera y la industria conservera. Calidad desmantelada por intereses externos y desidia y traición interna. Lo que más duele es esa traición porque tenemos por tradición la autodestrucción. Alimentos de Marruecos, energía de Rusia, y lo que venga de Venezuela. Nuestros administradores están entregando más agua de la acordada a Portugal mientras se recorta el trasvase Tajo-Segura, sin olvidar que las aguas de Béjar forman parte de la cuenca del Tajo y que Toro sigue sin agua potable. De momento como era de esperar hay colapso en los mataderos por el masivo sacrificio de vacas por los costes de producción.

En Cataluñistan se gastarán dos millones de euros públicos en borrar pinturas sobre la historia de España en murales del Palacio de la Generalitat como el compromiso de Caspe, la batalla de Lepanto o los viajes de Colón. El separatismo copia a los talibanes y destruye obras de arte por no ser de su ideología, pero para farmacias no hay dinero. Necesitan destruir nuestra historia para construir su relato. La historia es universal y no se escribe dentro de una región, ni siquiera dentro de una nación, la historia está escrita por los historiadores de muchos lugares y en muchas partes.

Eurovisión fue ganado por una nórdica de ocho apellidos marroquís, mientras España cantó un tema propio para una agencia de viajes. Nos estafaron una vez más con Eurovisión, con la banderita azul y con un europeísmo de cartón. No quitamos mérito a nuestra representante pero sí a los que le montan el número. No sabemos si importa que INDRA cobre cuarenta millones de euros por el recuento provisional e integración de los votos en la base de datos general, pero nos cuesta creer que reciba tal cantidad.

Lo que tendrían que tener claro muchos ciudadanos es que nunca tendrán una vivienda de esas que prometen si no es con el propio esfuerzo y sacrificio. Nunca tendrán un sueldo mínimo vital, ni cuatrocientos euros para ir al cine o comprar videojuegos pasada la campaña electoral, ni tampoco vacaciones. Después de los trabajadores fijos discontinuos parece que están imponiendo el modelo del ciudadano tonto discontinuo, en resumen, ciudadanos ignorantes que no progresan ni progresarán y que van para atrás, y que hasta pagarían más impuestos para salvar el planeta de los otros. El pesimismo cala y se contagia. Se instala y deja poso. Se está instaurando un régimen de manipulación y miedo. La realidad es que la vida sigue, con ciclos peores o mejores, pero siempre se recupera. No hay caos planetarios sino ingeniería social manejada por unos pocos.