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Opinión

Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor

19 abril, 2021 17:38

Antes de la epidemia de covid-19, la economía se encontraba en crisis, comenzaba a incrementarse el paro, existía una ralentización de la economía y la situación apuntaba malos momentos que se habían de afrontar por un gobierno de izquierda en el que su ala radical era importante.

Sobrevino la catástrofe y nos pilló, como no podía ser de otro modo, desprevenidos y sin saber muy bien qué hacer; si bien, en un adecuado modo de actuar la clase política, con sus más y sus menos, se unió y aprobó durante 45 días un estado de alarma que permitiese al gobierno superar el KO inicial y desarrollar pautas, modelos y formas de actuación.

Tras esos días de gracia, se demostró que el gobierno únicamente sabía confinar a los ciudadanos, limitar sus derechos, pero era incapaz de vertebrar una estructura de acción social, económica y jurídica necesarias para afrontar no sólo la catástrofe sanitaria, sino el sunami económico en el que nos encontrábamos.

Fruto de ese modo de actuar, España se convirtió en el país con más muertos por millón de habitantes, el que peor había gestionado la pandemia del mundo, el que menos había desarrollado modelos de actuación social y el que más había destruido su economía.

El panorama, del que es responsable el gobierno del Sr. Sánchez e Iglesias, es desolador; pero, no exime de responsabilidad al resto de formaciones, que tampoco han sabido aportar soluciones, desdeñar la confrontación para aportar modelos de acción, realizar actos de liderazgo y asunción del momento pidiendo y actuando de forma austera en favor de los más desfavorecidos; es decir, tras el primer impacto y asunción de la situación, se han vuelto a dedicar a lo suyo, a una política de medio pelo y corto plazo, sin visión de futuro y, mucho menos, de construcción de marcos de gestión, liderazgo y niveles de desempeño efectivo que, si es incapaz del gobierno obseso con la ideología y la manipulación, no lo es menos el resto de partícipes políticos.

En estos momentos, deberíamos de recordar personajes históricos como Winston Churchill que, en su discurso, no dudó de presentar el momento histórico sin empastes, edulcorantes o imágenes irreales, sino que con toda dureza indicó a sus conciudadanos que se requería “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”. Pues en España, hoy, fuera de la fanfarria comercial del Presidente del Gobierno, la farfulla política de la oposición y la venda que nos ponen, unos y otros, en los ojos a los ciudadanos, la situación es desoladora y sólo asumiendo que con esfuerzo, lágrimas y sudor seremos capaces de recuperar la economía o a una sociedad floja, acostumbrada al onanismo y a la falta de esfuerzo, la engañaremos, pero con el tiempo sufrirán aún más y verán cómo mueren “civilmente” generaciones enteras.

Es preciso que seamos conscientes de que hemos retrocedido económicamente más de 20 años, que, si no comenzamos a esforzarnos, a valorar el sacrificio, el trabajo, la honradez y la capacidad, el intelecto y el emprendimiento, la situación no nos permitirá salir de la sima en la que nos encontramos.

Necesitamos refortalecer los valores, recuperar la necesidad de engrandecer el esfuerzo frente al enriquecimiento fácil, el valor de la verdad frente a la mentira, la honradez frente al latrocinio, la preparación frente a la imagen, la humanidad frente a la máquina,  el desarrollo digital y electrónico sin perder de vista el ser humano, la solidaridad frente a la canallada, el trabajo común frente al egoísmo, el sumar o multiplicar y no el restar o dividir, necesitamos tener claro que estamos en una ruina de la que sólo podremos salir juntos y que, si no lo hacemos así, tardaremos más en hacerlo, lo haremos de forma más injusta y la sociedad resultante será menos democrática, social y responsable.


Para hacer esto, es preciso asumir que hemos de apretar los dientes y ver por la ventana la realidad de la situación y no la fiesta que nos venden los políticos actuales.