Hace ahora dos años, cuando La casa de papel ya se había convertido en un fenómeno mundial tras su paso por Netflix, el consejero delegado de Mediaset España, Paolo Vasile afirmaba que la ficción de Atresmedia había sido un gran vehículo para visibilizar la ficción española y lo comparaba con el éxito de El laberinto del fauno.

No obstante, el italiano rebajó los elogios al producto del rival diciendo que “La casa de papel no ha sido un éxito en Antena 3, ha sido un éxito en la plataforma [Netflix]” y que no había éxito “que pueda compensar el fracaso en Telecinco".

Las series se hacen para el lugar donde se van a utilizar

“No se han equivocado al hacerla, pero sí que ha sido un motor para un coche equivocado. Las series se hacen para el lugar donde se van a utilizar”, añadía antes de afirmar que son “los idiotas” los que dicen que hay que hacer series por prestigio.

Unas palabras que pocos días después eran contestadas por el director general de Atresmedia, Javier Bardají, después de que la ficción creada por Álex Pina obtuviera el Emmy Internacional a Mejor Drama.

“Hoy en día, el prestigio es más que una medalla, es rentabilidad. Hace años entendimos que era hora de que las series españolas salieran de la pantalla de salón de casa para viajar por todo el mundo; que era hora de encontrar nuevas fórmulas para alargar y extender la vida económica de una serie”, defendía.

Una máxima que paradójicamente ahora ha hecho suya el propio Vasile. Y es que, a pesar de que La que se avecina marcó el pasado lunes su mínimo histórico, sería descabellado que hablara de la comedia de los hermanos Caballero como “un fracaso” en Telecinco. De hecho incluso la propia cadena ha lanzado unas promos en la que habla de la serie nacional más vista de la televisión.

Cuatro y cinco vidas

Y, ¿por qué? Como ya hemos analizado en multitud de ocasiones en los últimos tiempos, tanto hace dos años como ahora resulta estúpido valorar el éxito o fracaso de una serie sólo por sus datos en lineal teniendo en cuenta las distintas vidas que tienen. 

En el caso de La casa de papel, aunque la ficción no hubiera triunfado en Netflix, sus datos tampoco podían considerarse como un fracaso absoluto. La ficción anotó de media en sus dos temporadas un 14,4% y 2,3 millones de espectadores, promedió un 20% en en espectadores de 13 a 34 años y un target comercial de un 16,5%.

A todo ello había que sumarle que supuso un revulsivo para la imagen de Series Atresmedia tras los éxitos de El tiempo entre costuras, Velvet, Gran Hotel o Vis a vis. Y muestra de ello es que Movistar llegó a un acuerdo con Atresmedia Studios para producir El embarcadero, serie que publicitaron con el lema “de los creadores de La casa de papel”. 

En el caso de La que se avecina, Mediaset España llegó a un acuerdo con Amazon Prime Video para que emitiera en exclusividad durante cinco meses esta duodécima temporada como ya hizo previamente con otras de sus ficciones (El Pueblo, Madres, Caronte, Desaparecidos o Señoras del (h)AMPA). Estos acuerdos han contribuido a que el grupo aumente su partida de Otros ingresos hasta los €76,4 millones en lo que llevamos de 2020.

Pero, además, la ficción puede verse luego en redifusión en FDF, superando fácilmente los 500.000 espectadores, también se cuela entre lo más visto de Mitele, y cuenta con unas ventas a terceros como Comedy Central. Es decir, que tiene hasta cuatro o cinco vidas, sin contar la piratería a la que está sometida.

Y lo mismo podría decirse de Madres, por ejemplo. ¿Es un fracaso una serie que sólo ha obtenido una media de un 12,2% y 1.182.000 espectadores en abierto, cuyos derechos no están vendidos de manera internacional, pero sí de manera nacional a Amazon y ya ha sido renovada por una tercera temporada? La respuesta es no.