Este 2019, Eurovisión celebra el 50 aniversario del único festival que se cerró con un cuádruple empate en lo más alto. Aquel 1969, España, representada por Salomé, compartía la victoria junto Lulu (Reino Unido), Frida Boccara (Francia) y Lenny Kuhr (Países Bajos).

En una entrevista a ABC, Salomé ha recordado aquel triunfo, y ha analizado lo mucho que ha cambiado el festival. “Ver que todo es playback, la orquesta que no aparece por ninguna parte, el croma con muñequitos por detrás... ¡Chica, a mí eso no me hace ninguna ilusión!” dice la veterana cantante, que se retiró hace diez años de la profesión.

Salomé reivindica artistas como Salvador Sobral (“esa canción, que tenía pies y cabeza, y ojos y cara”) y no está a favor del gran espectáculo que dan artistas como Netta, la ganadora de 2018. “Cuando vi a la ganadora pensé o yo estoy gilipuertas o gilipuertas están los otros” afirma al respecto.

"No hay mucho interés"

Desde su punto de vista “no hay mucho interés” en el Festival por parte de la delegación española, y cree que hay que hacer las cosas de otro modo diferente al que se está haciendo, eligiendo con más mimo la canción y diseñando una buena estrategia de márketing para vender la propuesta “Creo que vamos por ir. En España hay un público muy fiel de Eurovisión, pero quien lo organiza es quien debe decidir, no el público. El dinero que se gastan es tirarlo. O vas bien, o mejor no ir”.

Sobre la canción de este año,'La Venda', admite que “solo he escuchado cuatro compases. No la puedo juzgar, pero el chunta chunta ya lo he oído”. De sus predecesores, Alfred y Amaia, cree que la canción era “Frozen” y que iban mal vestidos. “A ella, pobreta, la vistieron fatal. Y él parecía un portero de discoteca mexicana. No les cuidaron”.