Que los 50 minutos le han sentado de maravilla a Vis a vis es una realidad. En su paso a FOX, la ficción dejó atrás subtramas innecesarias para meter el acelerador en su historia principal y brindarnos así capítulos trepidantes que no dejaban respirar al espectador.

Una tónica que vuelve a repetirse en la cuarta temporada, donde sus guionistas vuelven a firmar una sobresaliente vuelta en la que Nawja Nimri brilla como nunca y en la que la reconversión de Adriana Paz (Altagracia) de funcionaria a presa y la vuelta de Ramiro Blas (Sandoval) nos deja con ganas de más.

Sin embargo, este primer capítulo de la nueva temporada termina dejando sentimientos encontrados para aquellos que han sido fieles a las andanzas de las presas de Cruz del Sur y ahora Cruz del Norte desde su comienzo en Antena 3 en 2015.

Y es que, mientras que por una parte es una vuelta para disfrutar, por otra empieza a florecer el sentimiento de que quizá va tocando despedirse de esta gran ficción para siempre. Quizá lo más honesto sea dejarla marchar porque así lo pide el cuerpo argumental.

Y el mejor ejemplo de ello lo encontramos en el propio primer episodio. Al igual que ocurrió en las tres temporadas anteriores, la temporada comienza con la impactante muerte de un personaje.

Sin embargo, en esta ocasión ya empieza a resultar un recurso bastante manido, sobre todo teniendo en cuenta la falta de verosimilitud del hecho en cuestión. A Vis a vis siempre le hemos dejado que se tome licencias, pero todo tiene un límite.

Por lo demás resulta un gran acierto la vuelta de Sandoval, que tras haber sido castrado por Saray, vuelve a la prisión como su nuevo director con sed de venganza y más oscuro que nunca.

Pero, sobre todo, este aperitivo de la cuarta temporada nos brinda a una inmensa Adriana Paz, que promete darnos grandes momentos ahora como reclusa. Ojo al diálogo que mantiene con Sandoval.

Decía hace unos días su guionista principal y productor ejecutivo, Iván Escobar, que “si ahora me dijeran que tengo otras cinco temporadas de Vis a vis, diría que es un coñazo”. Poco más se puede añadir.