'Traición': menú monótono que debe rasgarse más las vestiduras

'Traición': menú monótono que debe rasgarse más las vestiduras

Televisión

'Traición': menú monótono que debe rasgarse más las vestiduras

La serie cumple todos los requisitos de un buen thriller, pero aporta pocos giros de guión inesperados.

10 septiembre, 2017 09:15

Bambú prometía regresar a sus orígenes. Atrás quedaban las series de época para volver a puro thriller familiar que encandiló a todos en Gran Rerserva. Los patrones de Traición no son muy distintos a los que Bambú utilizó en aquella serie que les hizo posicionarse a nivel nacional. TVE presentó este jueves el primer capítulo de la serie en el FesTVal de Televisión de Vitoria, un festival que siempre le ha dado suerte.

Ya sabemos lo que le gusta a Bambú que una celebración sirva como arranque y como presentación de los personajes. Una comida que no terminará como los protagonistas esperan y que signicará el nacimiento de la trama. Tampoco huyen de sus clásicas muertes en el primer episodio para hacer saltar la chispa.

Y es la repetición de los clásicos lo que hace de este primer episodio de Traición algo poco sorprendente. De hecho, no hay ningún giro en el primer capítulo que te haga llevarte las manos a la cabeza. Y una serie como esta se merecía más locura, más cambios de dirección inesperados. 

A pesar de que la historia que se narra en este piloto de Traición es bastante redonda, la poca sorpresa aportada hace que se convierta en un episodio plano sin altibajos. Una estabilidad que sólo se rompe por las cortantes frases de Ana Belén, creadas por y para que se conviertan en grandes clásicos del guión al más puro estilo Emilio Gutiérrez Caba.

Ya iba siendo hora de que Bambú Producciones saliese del melodrama, de los trajes del siglo pasado y de las interminables historias de amor. Traición es un buen golpe para TVE. Y, lo más importante, es un golpe de calidad.

Pero Traición le falta rodaje. Es una serie de personajes y parece que las prisas no han permitido que los actores se hayan metido en la piel de su alter ego. Por eso nos encontramos personajes muy redondeados, como es el caso de Nathalie Poza, y otros más lineales, como el de Manuela Velasco. Ana Belén, mientras tanto, tiene que encontrar su sitio.

Su forma de contar la historia recuerda a ese Big Little Lies que nos ha encandilado este verano. Narrado en modo interrogatorio, el interminable elenco va demostrando sus dotes interpretativas solos ante la cámara. Unos lo llevan mejor que otros. Todos son sospechosos, como le suele gustar a Bambú. Esperemos que esto no se convierta en un culpar-salvar por episodio a un miembro de la familia.

Traición es un buen producto, una serie que te deja con ganas de ver y saber más. Y eso no es fácil. Pero deja con ganas de haber arriesgado más, de habernos sorprendido más. No inventa nada y se nota que no quisieron inventar nada. Siendo eso bueno o malo, lo cierto es que ofrece un contenido que ahora mismo no existe en televisión, por lo que resulta poco repetitito y puede tener su hueco en televisión. Debe, sin embargo, rasgarse las vestiduras.