'Supervivientes': El desproporcionado mosqueo de Iván con Laura y Alba

'Supervivientes': El desproporcionado mosqueo de Iván con Laura y Alba

Televisión

'Supervivientes': El desproporcionado mosqueo de Iván con Laura y Alba

Este jueves se conocerán a los tres finalistas de la edición del reality.

10 julio, 2017 09:35

Para quedar tan pocos días para el final, Iván anda un pelín reventado. Su tremendo mosqueo ante la decisión de sus compañeras de comerse la pizza en lugar de ir en busca del chisquero resulta desproporcionado e injustificable. Entiendo que tenga su opinión acerca de la trayectoria en el programa de Laura Matamoros, pero eso no le da derecho a humillarla de esa manera, básicamente porque es la audiencia a la que él tanto alude la que debe decidir si el concurso de esta participante es o no una mierda, como él afirma.  

Iván ha sido un buen concursante, aunque debería ir mentalizándose de que no va a ganar este programa. Pegarse tanto al líder de uno de los bandos principales te impiden tener opciones al premio final, esta es una norma que se puede aplicar a cualquier reality. Para hacerse con el triunfo, debes ser la cara visible de uno de los grupos, y en este caso, es José Luis quien representa a ese sector que convive enfrentado al grupo contrario, liderado por Laura Matamoros y secundado por Alba Carrillo. Está claro que ganará uno de estos dos, por lo que a Iván le vendría mejor tomarse esto con más calma y disfrutar de sus últimos días en la isla.

Para hacerse con el triunfo, debes ser la cara visible de uno de los grupos

Aunque Alba y Laura se equivocan en recriminar a sus compañeros de tener dobles intenciones, no fallan cuando dicen que Iván es un bocazas. Lo demostró en su disputa con Laura, de la que se retiró para dirigirse a la orilla y lanzar piedras con una efusividad incomprensible, y más si tenemos en cuenta que él mismo decidió comerse los tres bocadillos de calamares que el programa le proporcionó a cambio de raparse el pelo. Podría haber compartido dichos alimentos con sus compañeros, pero decidió no hacerlo, algo muy loable y muy respetable. Una opción tan válida como la de comerse una pizza con tu aliado sin repartirla con el resto de tus compañeros.

A decir verdad, Alba y Laura están resultando bastante graciosas en esta penúltima semana de concurso. Lo de la pizza fue un acto de rebeldía y de travesura compartido con la audiencia, algo que no puede perjudicarlas en ningún caso ya que no ocultaron sus intenciones en ningún momento, de hecho, la propia Alba defendió este movimiento definiéndolo como un acto de venganza. Alba ya es graciosa de por sí, pero Laura Matamoros ha abandonado esa amargura que la llevaba acompañando desde el principio de esta aventura, probablemente porque ahora que se sabe finalista está más relajada que de costumbre. Estos últimos días le están valiendo a la hija de colaborador para acercarse de nuevo al que ha sido su principal aliado a lo largo de estos tres meses.

Anoche Alejandro Caracuel se hacía con la prueba de recompensa y decidió compartirla con su compañera a pesar los últimos altibajos que venían protagonizando. Es cierto que este concursante siente una latente debilidad por su compañera, que no ha sido especialmente leal con él. Podrán disfrutar de una cena y de una noche de hotel que supongo veremos el próximo martes en Tierra de nadie.

Donde siguen fallando Alba y Laura es en su inquina con José Luis. Intentan justificar sus comentarios sobre el cocinero, pero no lo consiguen. Alba no puede pretender equiparar el insulto de Laura a lo que su compañero dijo de ella acerca de lo de la famosa sartén, sobre todo porque no en las palabras de José Luis no se encuentra el grado de maldad que Laura empleó al tildarlo de inculto.

Me creo el discurso de Pariente, aunque sigue fallando en sus formas

Otro de los puntos fuertes de la noche fue la entrevista de Lucía Pariente en plató. Un encuentro que fue suspendido debido a que la ex concursante abandonó la sala vip del programa al no estar conforme con los comentarios de los colaboradores sobre su paso por la casa del árbol. Minutos después de su abandono, Lucía volvió y se expresó desde dicha sala en conexión con el plató. Debo admitir que me creo el discurso de Pariente, aunque sigue fallando en sus formas. Supongo que siente esa impotencia que suele aparecer cuando son pocos los que te toman en serio. No debería esforzarse ni frustrarse. La audiencia que lleva siguiendo este concurso durante tres meses sabe cómo es Kiko. Un machista dictador que menosprecia a cualquier mujer con algo de carácter e iniciativa. Lo mejor que puede hacer Lucía es tomarse esto como lo que es y centrarse en apoyar a su hija, que lo necesita.