Este lunes tocó fiesta en la casa de Gran Hermano 16. Y ya se sabe que las fiestas desatan los instintos más naturales de los concursantes. Sin Raquel en la casa, Sofía vuelve a tener vía libre para acercarse a Suso. O no. Parece que el motero ya está cansado de su compañera pero no quiere tener una discusión para quedar bien ante las cámaras.

En medio de la fiesta, Sofía se aproxima a Suso, que intenta que la muchacha mantenga las distancias. La joven se arrima de forma insistente y el motero, esta vez de muy buenas maneras, le suplica que le deje tranquilo: "Me río mucho contigo, pero ya está", le aclara. "¿Por qué me dices eso?", reacciona la navarra con voz de niña tontia adolescente, como si le hubieran robado la entrada para el concierto de Justin Bieber. "Me agobia que una chica con la que no quiero nada se me pegue al cuello. No te quiero hacer daño. Ya pasó todo", argumenta él mantiendo el tipo.

"Te estás esforzando", retoma ella con su mano izquierda posada en la pierna de Suso, confundiendo deseo con realidad. Luego le agarra del cuello y le da al boxeador un par de besos en la mejilla. ¿Te crées que me haces daño?. Si te levantas, me enfado", amenaza la chica en modus: de perdidos al río. El joven finalmente tuvo que poner pies en polvorosa.

Sofía no desistió en su intento y persiguió al joven por la casa. "Sofía que no te quiero comer los morros", le frena él con voz de hastío. "Te odio", reacciona ella con impotencia. El joven pone de nuevo los pies en polvorosa. "No es normal que pase así de mí un chico. No me ha había pasado nunca", se desahoga la navarra con Han.