Sofía González en una imagen promocional de 'Superestar'.

Sofía González en una imagen promocional de 'Superestar'.

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La arriesgada apuesta de convertir a Tamara en una niña en el arranque de ‘Superestar’, la nueva serie de Netflix

La pequeña Sofía González se mete en la piel de la cantante del ‘No cambié’ en el primer episodio y tiene una explicación.

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Cuando se anunció la serie Superestar, que recogería todo aquel fenómeno que surgió en la televisión hace 25 años y que se bautizó como 'Tamarismo', Ingrid García-Jonnson fue anunciada para el personaje de Tamara, quien ahora es conocida como Yurena. Sin embargo, los espectadores que vean esta producción que estrena Netflix este viernes comprobarán que Ingrid, en su primer episodio, sale poco. Muy poco.

El primer episodio narra el germen del 'Tamarismo' desde el prisma de Margarita Seisdedos, madre de Tamara, encarnada por Rocío Ibáñez. Eso sí, todas las interacciones entre madre e hija son interpretadas no por Ingrid, sino por la niña Sofía González.

La de Nacho Vigalondo, creador de la serie, es una apuesta muy arriesgada, pero en la que Sofía sale espectacularmente bien parada. La joven artista parece haber nacido para un mundo de focos, cámaras y botes de laca, e interactúa a la perfección con todos los actores adultos que la rodean.

María del Mar, que entonces todavía no usaba de nombre artístico Tamara, es una niña que sueña con pisar escenarios y dedicarse a la música, como aquellos ídolos que forran las paredes de su dormitorio. Y su madre, Margarita, pone toda la carne en el asador para que así sea.

El tiempo pasa, y María del Mar, ya convertida en Tamara, sigue siendo una niña. Incluso con 30 años, sigue siendo pequeña. Una cría que se peina con mucho volumen, se tiñe de tonos rojizos y se maquilla por encima de sus posibilidades.

Queda claro que esta decisión creativa se justifica con el punto de vista de la madre, Margarita, que es la protagonista del episodio. Igual que ella, desde la concepción de Tamara, es una señora mayor, incluso en sus flashbacks de juventud, Tamara siempre será ante sus ojos su niña, la cosa que más quiere en el mundo.

Solo cuando se sube al escenario, o cuando aparece en televisión, Tamara es interpretada por Ingrid García-Jonnson, lo que supone un choque para Margarita, que no encuentra ahí a la carne de su carne.

Ver a Tamarita actuar como una adulta, que sale de fiesta, que hace lo imposible por mover su disco, que tiene ganas de triunfar, resulta raro, bizarro, chocante. Y esto nos recuerda que estamos viendo una historia que, como se describe al principio, no va de personas ricas, ni guapas, ni normales. Es algo diferente, una suerte de cuento de hadas trágico, en el que un sueño se puede tornar fácilmente pesadilla.

En cualquier caso, lo que sí queda claro es que con Sofía González ha nacido una estrella, que sabe cargar bien su parte de la historia, y que dejará grandes momentos en el mundo de la actuación en años venideros.

Primera imagen de 'Superestar'

Primera imagen de 'Superestar'

Un arma de doble filo

En su primer episodio, Superestar no da al espectador lo que podría esperar de ella, que es sumergirse de lleno en el mundo del 'Tamarismo'. El de Crónicas Marcianas, el del videoclip de A por ti, con Loly Álvarez convertida en una momia para enseñar sus operaciones, con la inauguración de la frutería (que sale de manera fugaz, eso sí). La historia va, por el momento, por otros derroteros.

Y esto es un arma de doble filo. Algunos espectadores podrán sentirse decepcionados, y más si no pueden rellenar con su propia información ciertos temas que se han presentado de manera fugaz ahí, sobre la mesa. Y otros disfrutarán al comprender que es un viaje con un itinerario distinto al que se imaginaban, pero con el mismo destino.

Nacho Vigalondo, Javier Calvo y Javier Ambrossi en una imagen promocional de 'Superestar'.

Nacho Vigalondo, Javier Calvo y Javier Ambrossi en una imagen promocional de 'Superestar'.

Viaje lisérgico

Una vez el espectador pasa el primer capítulo, debe aceptar el código de que cada entrega es única y especial. Y que, como ocurre con Margarita, vemos cada episodio desde los ojos del personaje que da título a la entrega.

Aunque la historia original y verdadera ya pueda parecer surrealista, Superestar nos traslada a un viaje lisérgico, en el que nada se corresponde con una realidad objetiva y tangible. Y la que no ve a su hija como una niña tiene la personalidad desdoblada, siente que hay una conspiración a su alrededor en el que él es la única víctima o vive en un bucle de obsesión, casi acoso, del que no puede salir.

Recordemos, en cualquier caso, que estamos hablando de una serie de Nacho Vigalondo. Un cineasta con un fuerte sello de autor, el padre de esa compleja obra llamada Los cronocrímenes, que hay que verla entera para comprenderla, analizarla y valorarla. Una cinta que si se deja tras el primer cuarto de hora no entiendes qué te están contando (y algunos, hasta después de verla, se lo siguen preguntando). Algo así como lo que sucede ahora en Netflix con Superestar.