Si algo define a MasterChef Celebrity es el espíritu familiar, blanco y bienqueda que siempre rezuma. Forma parte de su encanto y creo firmemente que ése es el motivo por el que los famosos más reacios a la prensa del corazón, los de pedigrí, esos que hacen malabarismos para no aparecer en según qué medios que ellos entienden de baja estofa, acceden a enrolarse y participar.

A este programa le pasa un poco como a El Hormiguero, que fichan a personajes impensables, de abolengo, y en cada edición se superan más. ¡Quién no quiere cobrar bien, más que bien, fabulosamente bien, y encima meterse en el bolsillo al público! No obstante, a la luz del estreno de la séptima edición vip, me da a mí que el Celebrity está mudando, paulatina y sutilmente, en una suerte de Sálvame almibarado.  

Quieren, en la superficie, seguir manteniendo el sello MasterChef, pero luego les va la marcha. Y, no nos engañemos, es lo que vende. Que un 15, 4 de cuota de pantalla no se hace solo. Pues bien, como decía, el programa ha comenzado y por todo lo alto: dejándose el buenrrollismo de lado gracias a la vedette Norma Duval. ¡Volaban los cuchillos entre ella y Lorena Castell! 

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Todo surgió al terminar la prueba de exteriores. Ruth Lorenzo abrió fuego, señalando que Lorena, la capitana de exteriores, no había hecho las cosas bien, que sólo conoce moverse por estrategia. Castell, claro está, no lo veía así y, a su modo de ver, sólo ha estado pendiente del cocinado. En ese momento, se conoce que Norma ha estallado, puede que picada porque Castell no la ayudó en ningún momento, ni a ella ni a María Escoté. Yo no estoy muy de acuerdo en el estallido de Duval, porque, cariño mío, sólo pelaste pimientos y algún tomate, y poquito más. 

Pero, ay, lo que me gusta a mí un fregao. Pues ahí la tienes, a la gran Norma, todo pacifismo, elegancia y saber estar, haciendo tambalear la línea editorial del Celebrity con una frase demoledora. "Oye, Lorena, perdona, pero tú en nuestra parte no hiciste nada de nada. Lo siento, pero hay que ser claros: tú de capitana nada. Y en lo que hizo María (Escoté) tampoco hiciste nada. (...) Creo que hay que decir las cosas porque aquí callarse supone que te dolor de estómago. A lo mejor lo piensan ellos y no lo dicen, pero yo no me callo", espetó, afiladísima, Duval. 

Y se hizo el silencio. Sepulcral. Durante unos segundos, nadie movió un dedo. Pero Lorena es larga y no se achanta con facilidad: "Primero, creo que está bastante fuera de lugar que me hables de esa manera. Has empezado a decir unas cosas como atacándome...".

En medio de esta discusión apareció Pepe Barroso Junior. Desde su tranquilidad, quiso poner paz al conflicto: "Me da un poco de pena que se haya generado esta tensión cuando encima hemos salido equipo ganador". El otro Pepe, Rodríguez, encontró el mote perfecto para el modelo: "Eres el pacificador. Nuestro Kofi Annan".

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Fíjate, yo no diría pacificador; yo diría un muermo de cuidado. Apenas si pude escuchar su voz. Muy mono, sí, pero cero conexión con la cámara. Este se irá la próxima semana. Al tiempo. El caso es que Norma suspiró, contó hasta veinte y se calló. Pero sirvió y mucho ese toque de atención que tuvo, para asentar las bases y me da a mí que esta es sólo la punta del iceberg de otras broncas que vendrán y que nos darán la vida. 

Me gustó mucho María Zurita, creo que ahí hay bastante potencial. Tan pronto es discreta y tímida, como competitiva y emotiva. Especial sentimiento me despertó cuando se emocionó al recordar a su abuelo, Juan de Borbón. "Estoy muy contenta de cocinar aquí porque aquí nació don Juan de Borbón, que era mi abuelo, padre de don Juan Carlos, y abuelo también de don Felipe. Cocinar donde nació para mí es muy emotivo", dijo, y yo casi me enjugo las lágrimas. 

Xavier Deltell es el humor andante y se le ve en la cara lo buen tío que debe ser. Ídem de Isabelle Junot, aunque falta todavía pulirla un poco. Se nota que se desenvuelve bien en la tele y que Tamara Falcó le ha dado valiosas lecciones sobre qué es lo que se pide de ella.

Por su parte, Emmanuel Esparza, el pobre, fue el primer expulsado de la edición. No lo tuvo fácil porque le tocó un plato muy complicado y el juego, jugarreta más bien, de Lorena Castell tampoco ayudó. Me da a mí que Lorena va a dejar más de un cadáver por el camino... si Norma Duval se lo permite y consiente, claro. 

Y para terminar este primer blog de muchos, hablemos de la primera gran polémica de la edición. Para mí, totalmente absurda. Hay veces que pienso y creo que MasterChef juega al límite, hay situaciones que se les va de las manos, y otras que el propio espacio crea para dar vidilla al tema. Pero esta primera controversia no tiene ni pies ni cabeza.

En la prueba de exteriores, el programa ha llevado sus fogones al Real Sitio de la Granja de San Ildefonso para promocionar la marca castellano y leonesa 'Tierra de Sabor'. Entre los invitados a valorar los platos, se encontraba Juan García Gallardo, vicepresidente de la Junta de Castilla y León, y simpatizante de Vox. Ya tenemos el debate montado. "Master Fachef", han rebautizado al programa por su visita. Lo dicho: menuda tontería. No entiendo dónde está el escándalo, ni la indignación, ni nada.