Congreso de los Diputados

Dejar morir no es matar

En España la eutanasia es ilegal

En España la eutanasia es ilegal

La eutanasia es una práctica ilegal en la mayor parte del mundo. En Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Colombia la eutanasia está permitida legalmente, al igual que en California.

España carece de una ley de rango estatal que regule el final de la vida. Unidos Podemos tiene presentada una proposición de ley en el Congreso con el objetivo de sacar del Código Penal la eutanasia y el suicidio asistido

Como antes o después el debate saltará al primer plano de la actualidad, ofrecemos,  extractado, un artículo publicado en Cuadernos de Bioética  por Germán Zurriaráin donde aborda las diferencias entre sedación terminal y eutanasia

Aunque hoy día la eutanasia no está permitida en España, mucha gente opina que la sedación es una forma solapada de ésta. Efectivamente, la sedación deteriora el nivel de conciencia, pero no provoca intencionadamente la muerte, sino el curso natural de la enfermedad grave. La sedación, bien entendida y bien aplicada, no es eutanasia. No va en contra de la dignidad humana. Todo lo contrario.

La sedación no tiene como intención la muerte del paciente, sino el alivio de un síntoma intolerable. La Sociedad Española de Cuidados Paliativos define la sedación como "la disminución del nivel de conciencia del paciente de manera deliberada, una vez obtenido el oportuno consentimiento, mediante la administración de los fármacos indicados y en las dosis proporcionadas, con el objetivo de evitar un sufrimiento insostenible".

Por tanto, a nivel teórico la diferencia entre sedación y eutanasia es muy grande. Se aplica una eutanasia cuando algo se hace o se deja de hacer con la intención directa de producir o acelerar la muerte del enfermo, sea o no terminal. En cambio, la sedación no tiene como intención la muerte del paciente, sino el alivio de un síntoma intolerable.

Esta confusión (entre sedación y eutanasia) obedece a la relación errónea que se establece de causa-efecto. Parece como si la sedación al enfermo fuera una manera de adelantarle la muerte sin sufrimiento y sin dolor, es decir, como si se le hubiera aplicado una eutanasia.

Pero no es así. No se produce la muerte por la sedación, sino porque el paciente está muy mal. La sedación tiene como efecto accidental y no querido la posible aceleración de la muerte del enfermo.

Tiene suma importancia distinguir la acción de 'dejar morir' de la acción de 'matar'. El médico no debe pretender la muerte del paciente, sino que deja de intervenir en un proceso abocado a la muerte. El médico, que 'deja morir' al paciente, no persigue su muerte directa, sino que le deja en situación de que muera de muerte natural, que es, para muchos, el fin más digno de la vida.

La sedación del paciente no descarga al equipo médico de la dignidad intrínseca del paciente, de la ética de la propia profesión y de los cuidados básicos que todo enfermo precisa. Ni eutanasia ni ensañamiento terapéutico.