Raúl, marido de Vanesa, y copropietario de Reformas Clavero Díez ( en Ejea de los Caballeros)

Raúl, marido de Vanesa, y copropietario de Reformas Clavero Díez ( en Ejea de los Caballeros) E.E

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Vanesa, dueña de un negocio de reformas: "Quien quiera aprender el oficio en 10 años no será rico, pero casi"

Tras una década de experiencia con su empresa de reformas, Vanesa cuenta a El Español la cara oculta de un sector azotado por la falta de mano de obra.

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"No falta el trabajo, para el año que viene está casi todo cubierto. Para mí eso es un problemón, si ahora entra por ejemplo un cliente para hacer una reforma integral en su piso no puedo cogerlo hasta finales de 2026, más los dos meses y medio que duran estas obras", afirma Vanesa.

Palabras que ya nos hacen intuir la realidad del sector de la construcción, sobre todo en zonas rurales donde hay una menor oferta de servicios y por tanto mayor trabajo.

Vanesa, junto con su pareja Raúl, comenzaron sus andanzas empresariales hace 10 años, montando su propio negocio especializado en todo tipo de reformas, ubicado en la calle Fernando el Católico nº 5 (Ejea de los Caballeros, Zaragoza). "Hacemos de todo, desde parques infantiles, depósitos de almacenamiento de agua, o baños. Raúl sabe un poco de todo", comenta.

Tras años 'al pie del cañón', como se dice popularmente, nadie mejor que Vanesa para contarnos la realidad detrás de este tipo de oficios. Los cuales suponen una muy buena alternativa lamentablemente ignorada por la mayoría de jóvenes.

"A un peón que está aprendiendo le tengo que pagar 1.500 netos al mes"

Ambos afirman representar la última generación que quiere trabajar en la construcción. Como expone, la mayoría de oficiales de construcción de mediana edad se hicieron autónomos, o con la crisis de 2008 se metieron a trabajar en empresas con horarios fijos y estables.

Una realidad que vaticina un futuro pintado con tonos de gris: "Yo veo que de aquí a 10 años el que quiera aprender el oficio no se va a hacer millonario, pero casi. No va a haber profesionales porque los compañeros que tienen ahora entre 50 o 60 se van a jubilar, y no hay relevo generacional".

No hay trabajadores. Y una de las principales causas reside en la falta de formación específica. Al menos en su zona, Ejea de los Caballeros, "no hay un centro donde puedan formarse mínimamente en albañilería, aunque sea un año". Luego, "de los 8 alumnos que salen de una formación similar, valen los que valen", señala.

Asimismo, por cuestiones relativas al convenio de la construcción, no hay una fórmula para contratar a un aprendiz de albañilería.

"A un peón que está aprendiendo le tengo que pagar 1500 euros al mes, más los casi 1.000 euros que cuesta la seguridad social de cada empleado"

Un factor favorable para el trabajador, el cual percibe más que el salario mínimo establecido en otros convenios, pero negativo para el autónomo, el cual, dado el escaso recorrido del aprendiz, puede no sacar ciertas obras adelante. "Si viene un oficial de primera por supuesto que le pago más que el convenio, porque me saca la faena", expresa.

Hay una expresión que resume perfectamente esta situación, "morir de éxito". Pese a la carga de trabajo, el futuro es incierto, ya que el crecimiento empresarial de estas pymes está directamente relacionado con la mano de obra.

"O se forma gente joven para echarnos una mano, o nosotros los autónomos pequeños vamos a acabar absorbidos por las grandes empresas de la construcción", concluye.