Manolo Jiménez, foto de archivo.

Manolo Jiménez, foto de archivo. aekfc.gr

Real Zaragoza

Manolo Jiménez, último técnico del Real Zaragoza en Primera: "Todos somos culpables, pero se descendió por incompetencias"

Este domingo 1 de junio se cumplen 12 años del descenso del conjunto aragonés a Segunda División.

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El Real Zaragoza, que atraviesa uno de los peores momentos de su historia, cumple este domingo 1 de junio 12 años en Segunda División. Hace 12 años el conjunto blanquillo caía en La Romareda ante el Atlético de Madrid (1-3), perdiendo la categoría después de evitarlo en la última jornada los dos cursos anteriores.

Aquel día, Manolo Jiménez, técnico del Real Zaragoza, no pudo obrar el milagro y la situación extradeportiva que vivía el club hundió el barco por completo.

Lo que en ese momento se veía como un duro, pero breve paso atrás, ha terminado siendo un infierno para el zaragocismo. 12 años después, este periplo continúa y el ascenso a Primera se ve más lejos que nunca.

Así pues, Manolo Jiménez sigue siendo en pleno 2025 el último entrenador que se ha sentado en el banquillo de un Real Zaragoza en la élite. El entrenador sevillano repasa en una entrevista cómo vivió la situación y la inestabilidad del club, así como la actualidad de la entidad maña.

Pregunta.- Hace ya doce años del descenso del Real Zaragoza. Queda lejos.

Respuesta.- Sí, fue una auténtica pena y rabia por cómo se descendió. El descenso se fraguó más por incompetencias que por temas deportivos. Los únicos que estuvieron a la altura fueron los aficionados. Es una verdadera pena que 12 años después no se haya conseguido con personas que sí han trabajado para el club y que han intentado devolverle a la máxima categoría.

"Creíamos que con el corazón y por lo vivido en el año anterior, íbamos a salvar al equipo"

Manolo Jiménez, exentrenador del Real Zaragoza

P.- Como menciona, la situación del Real Zaragoza era complicada por las deudas, los dirigentes... Todo afectaba.

R.- Hay que decir que todos somos culpables. En el caso de los jugadores y del cuerpo técnico, encabezado por mí, por aceptar cosas que eran inaceptables dentro del club. Por supuesto, afectó en el plano deportivo, pero creíamos que con el corazón y por lo vivido en el año anterior, íbamos a salvar al equipo.

En diciembre, después de ganar en San Mamés, estábamos más cerca de competición europea que de los puestos de descenso. Ahí creíamos que la persona que mandaba en el club iba a traer jugadores para sustituir las bajas, sobre todo la de Zuculini, pero no fue así. Donde hacía falta un centrocampista, traía a un chaval que jugaba arriba, donde hacía falta un lateral izquierdo, traía a un delantero centro que no conocía nadie.

Se produjeron cosas que no tendríamos que haber aceptado, pero con la dinámica del equipo, que estaba en muy buena sintonía, creíamos que era suficiente. La inestabilidad del club no nos dejó seguir adelante y nos hundimos. Culpa de todos, pero evidentemente hubo una persona que por sus deudas estaba más pendiente de deshacerse del club y no miró lo que significa el Real Zaragoza en Zaragoza.

P.- No se imaginaban el final de esa temporada y mucho menos que 12 años después el Real Zaragoza siguiera en Segunda División.

R.- 12 años son muchos para no haber rozado el ascenso. Ojalá con Gabi, este nuevo año pueda empezar el Real Zaragoza fuerte y ser regular hasta el final. Yo estoy deseando que el Real Zaragoza vuelva a estar donde se merece y con personas honestas, serias y con ganas de devolver a la afición todo lo que da. Son los únicos que han estado a la altura. El rol de un aficionado es apoyar a su equipo, empujarle, llevarle y eso lo han cumplido. Los jugadores, los entrenadores, los dirigentes no han estado a la altura.

"Yo me siento muy culpable por no haber dado un golpe en la mesa"

Manolo Jiménez, exentrenador del Real Zaragoza

P.- Volviendo a aquel 1 de junio, frente al Atlético de Madrid. ¿Qué recuerdo tiene de ese día? ¿Qué les decía a los jugadores?

R.- Sentí mucha impotencia, era estar continuamente levantándole el ánimo a todo el mundo e intentar animarte tú a ti mismo, pero en el club había un desamparo total. El equipo se desinfló, el pesimismo era total. En la primera vuelta de ese año estábamos con 22 puntos, con una media superior a lo mínimo que se necesita para salvarte, teníamos mucha confianza, pero fue horroroso, un auténtico desastre el día a día, era insufrible. Yo me siento muy culpable por no haber dado un golpe en la mesa.

P.- En esa última jornada todavía había posibilidades de salvarse. ¿Se confiaba dentro del vestuario a pesar de ese pesimismo?

R.- Se confiaba, pero el Atlético de Madrid también tenía su objetivo, estaba más fuerte que nosotros, era mejor equipo y nosotros salimos más con corazón que con cabeza. El equipo no hizo un buen partido. No estuvimos a la altura de lo que nos estábamos jugando, pero no porque hubiéramos arrojado la toalla, sino porque psicológicamente estábamos todos muy mal y sin apoyo de nadie. Yo no me exculpo para nada de mis responsabilidades dentro de lo deportivo, pero en un club profesional no vale solo lo deportivo, no vale solo lo institucional, no vale solo lo social, tiene que ir todo de la mano. Y en ningún momento hubo esa relación.

P.- ¿Cómo fueron para usted los días siguientes?

R.- Duros, porque yo tengo un gran aprecio y cariño a Zaragoza como ciudad porque me han tratado siempre fenomenal. Me hizo sentir bien y yo me sentí fatal porque había fallado.

P.- A pesar del descenso, la afición le guarda mucho cariño por el milagro del año anterior.

R.- Y lo agradezco, pero yo me siento impotente porque fui incapaz de darme cuenta. Estaba demasiado ciego en la euforia, en sentirme bien con el grupo de jugadores que tenía y no ver que el interés que había en el club era más económico que deportivo.

P.- A día de hoy sigue siendo el último entrenador que ha tenido el Real Zaragoza en Primera División. ¿Es consciente?

R.- Sí, pero me hubiese gustado ser el último con un final diferente. Con la experiencia de ahora y sabiendo lo que ha ocurrido, después de jugar en San Mamés y ver que la persona que dirigía el club no hizo nada por ayudar, yo hubiese dimitido. El equipo estaba pletórico antes de las Navidades, pero ocurrió todo lo que ocurrió. Yo, como máximo responsable deportivo, tendría que haber forzado más la importancia de lo deportivo por encima del interés personal de cierta persona.

"El descenso con el Real Zaragoza es la única espina en mi trayectoria profesional"

Manolo Jiménez, exentrenador del Real Zaragoza

P.- ¿Le hubiera gustado volver en algún momento a Zaragoza?

R.- Respeto muchísimo a todos mis compañeros y ahora hay que apoyar a muerte a Gabi para intentar devolver al equipo a Primera. Me gustaría no ser el último entrenador antes del descenso, y ser el que devolviese al Zaragoza a Primera División. No es un ofrecimiento ni algo que esté buscando, para mí sería bonito porque el descenso con el Real Zaragoza es la única espina en mi trayectoria profesional.

P.- Sigue la actualidad del Real Zaragoza. ¿Cuál cree que es el problema del equipo en estas últimas temporadas?

R.- No puedo hablar desde la distancia y desde el desconocimiento. Lo importante de un club es hacer un grupo humano increíble, que sean profesionales, que tengan calidad. No sé qué es lo que falla, si es la mentalidad, si es el miedo, la desconfianza o el peso de un club tan grande como el Real Zaragoza, pero me llama mucho la atención porque tiene unos inicios increíbles y conforme van pasando las jornadas se va desinflando.

P.- En su opinión, ¿Gabi es el hombre para el nuevo proyecto?

R.- Profesionalmente, Gabi está supercualificado porque sabe lo que es estar dentro de un grupo importante y sabe lo que es dirigirlo. Todo aquel que tiene titulación ya tiene credibilidad.

P.- ¿Debe dejar de pensar el Real Zaragoza que tiene que estar en Primera por historia y asumir que su realidad es diferente?

R.- Totalmente. El Real Zaragoza por historia es un club de Primera División, pero quizás sea ese un problema, pensar en el peso que tiene el Real Zaragoza como institución históricamente y no centrarse en el presente. Hay que ser consciente de la situación actual, no se vive y no se gana con el pasado. La realidad ahora mismo es que es un equipo de Segunda.

Por su historia tienen que intentar por todos los medios hacer un proyecto para volver a Primera División, no solo en el aspecto de gastar dinero, sino un proyecto genérico donde el club se sienta fuerte para combatir y estar arriba.

R.- Acaba de despedirse la vieja Romareda… ¿Confía en que el Real Zaragoza estrene la nueva en Primera División?

R.- La Romareda deja muchos años de historia, mucha alegría, muchas decepciones también. Así es la vida. Seguro que cuando vuelva el estadio nuevo será más confortable para todos y deseo que le dé mucha alegría al zaragocismo. Sería estupendo tener un club como el Zaragoza otra vez en Primera División.