
Los alcaldes de La Muela y Villamayor, con el director de EL ESPAÑOL DE ARAGÓN. E. E.
El impacto de las grandes inversiones en Aragón: "Que venga una empresa como Microsoft te pone en el mapa"
Los alcaldes de Villamayor y La Muela analizan los retos y las oportunidades que afrontan sus localidades al calor del bum de los centros de datos.
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Las inversiones milmillonarias anunciadas en Aragón tendrán un impacto transformador en la Comunidad. Tanto que algunos municipios experimentarán cambios “como nunca antes” en menos de una década. La llegada de gigantes como Amazon o Microsoft y de grupos de renombre como Costa supone una oportunidad inigualable, pero también entraña retos en los que se tiene que trabajar “desde ya”. Por eso, EL ESPAÑOL DE ARAGÓN ha reunido a los alcaldes de Villamayor de Gállego y La Muela, dos de las localidades que protagonizarán este cambio, para analizar cuáles deben ser las prioridades y comprobar cómo afrontan esta ‘nueva era’.
En ambas se instalarán centros de datos de Microsoft. En Villamayor, además, hay previstas inversiones de Grupo Costa y Azora. Los últimos han sido meses de intensas conversaciones y grandes expectativas. También de secretismo. “Al principio desconocíamos qué empresas venían. Hasta que no ‘levantaron los papeles’ no pudimos saberlo. La pugna que hay en el sector hace que no desvelen muchas cartas, pero una vez se supo todo, la relación ha sido muy cercana”, asegura José Luis Montero, alcalde de Villamayor.
En La Muela ha ocurrido lo mismo. “Hemos tenido que ir trabajando con el hermetismo que te exigen las cláusulas de confidencialidad, pero es una gran noticia. Tenemos mucho terreno y mucha superficie que había quedado parada con la crisis de 2008”, expone su regidor, Adrián Tello.
II Foro El Español de Aragón: el impacto de las grandes inversiones en la Comunidad
Tramitar proyectos de estas dimensiones es, también, un reto administrativo. Villamayor, antes barrio rural de Zaragoza, se constituyó como municipio en 2006. Esto hace que sus capacidades estén aún “limitadas”. “Tenemos una serie de problemas administrativos que vamos solventando con ganas y trabajo. Pero, con semejantes tramitaciones, es inevitable tener que dejar otros proyectos o actuaciones algo aparcadas. Hay que tener en cuenta que somos 3.000 habitantes”, comenta Montero.
En su caso, el 80% de las parcelas son particulares, lo que ha supuesto “un plus de interlocución” con los propietarios. “La tasa de reposición muchas veces supone un impedimento. A esto hay que añadir que estamos adaptando la sede del Ayuntamiento. Hemos comprado otro local para ampliar los espacios físicos y lo estamos llevando todo a la vez”, agrega.
Pese a tener más vecinos y recursos, La Muela también se está enfrentando a auténticos retos administrativos. El propio alcalde lo explica con un ejemplo. “Tenemos un presupuesto de 12-13 millones de euros y el proyecto del que estamos hablando es de 2.200. Es como si al Gobierno de Aragón le viniera un proyecto de un billón de euros. Son cosas que te desbordan totalmente en todos los sentidos. La ayuda, además, es poca y tienes los funcionarios que tienes, pero una oportunidad así no se puede dejar escapar”, señala.
Hasta un 90% de las parcelas que ocupará Microsoft eran privadas. Todas a excepción de una, de titularidad municipal, que ha supuesto al Ayuntamiento unos ingresos de 5,5 millones de euros, a razón de 57 euros por metro cuadrado.
La instalación de estos gigantes tecnológicos traerá grandes beneficios para las arcas municipales a través del IBI o el IAE, aunque en Villamayor prefieren ir “presupuesto a presupuesto”. Solo con las expropiaciones del Grupo Costa, que van “bastante más adelantadas”, han pasado de un presupuesto de 4 millones en 2024 a uno de 6,5 este 2025.
“Nosotros no estaremos ya como alcaldes, pero a quienes estén les quedarán unos ingresos importantes para el municipio. Se empezará a notar, sobre todo, a partir de 2027. A nosotros nos quedará el orgullo de haber sacado todo adelante”, afirma el primer edil de Villamayor.
El bum de los centros de datos ha generado, también, detractores. Los alcaldes han encontrado reticencias entre los partidos políticos de la oposición y algunos de sus vecinos, aunque la mayoría, aseguran, están a favor. “La gente lo que quiere es que haya más servicios y calidad de vida”, resume Tello
“Lo raro sería que estuvieran todos de acuerdo. La principal preocupación se centra en el consumo de agua y la pérdida de suelo público. Pero no es que se pierda, sino que se van a generar unos ingresos a futuro muy importantes para el Ayuntamiento”, completa Montero.
“Son receptores”
El hallazgo de restos arqueológicos -en Villamayor han aparecido unos guijarros de una posible villa romana- y los retrasos propios de estos macroproyectos son otros de los grandes hándicaps.
Hasta ahora, las relaciones entre empresas y ayuntamientos han estado marcadas por el entendimiento. Pese a la barrera del idioma, ambos consistorios aseguran que son “ágiles” y destacan su receptividad hacia las peticiones y las propuestas que les trasladan.
En Villamayor, por ejemplo, han planteado un enlace más directo con la A-2 para “alejar un poco el tráfico de vehículos”. “A Costa, además, se le ha pedido que el tipo de construcción no sea la de un polígono industrial al uso. Ahora hay opciones que permiten integrarlo en el territorio. Las grandes empresas que vengan se van a convertir en un vecino más y, por tanto, tendrán que colaborar”, dice el primer edil.
Esto, en su opinión, ha de ir acompañado por una formación acorde que permita a los jóvenes una “fácil colocación” que evite que se tengan que desplazar a otras localidades para encontrar trabajo.
En La Muela, Microsoft también intenta integrarse apoyándose en pilares básicos como el deporte, la juventud o la acción social. “Está habiendo una interlocución con resultados. No al 100% como nos gustaría en un mundo idílico, pero hay que entender que eso no existe”, razona Tello.
Impacto en la vivienda
Más allá de esa integración social, a Villamayor le preocupa lo que pueden suponer estos grandes proyectos para su día a día. “No queremos un crecimiento loco y que se produzca una especulación urbanística al albur de estas construcciones. Crecer significa más vecinos, pero también unos costes mayores en la prestación de servicios, y eso hay que tenerlo en cuenta. Hay que hacer pedagogía con el Gobierno de Aragón para que haya un crecimiento paulatino en función de la demanda”, expone.
El regidor quiere que la idiosincrasia del municipio se mantenga, y que los vecinos se sigan conociendo y participando en las fiestas populares. “Tenemos una muy buena calidad de vida. Está ese apoyo familiar ante cualquier situación, hay bus cada media hora a Zaragoza capital, centro de salud y un colegio bastante nuevo en el que esperamos que pronto pueda haber bachillerato”, comenta.
La solución, según Montero, pasaría por apostar por la rehabilitación de viviendas del casco urbano. Aquí, La Muela podría ser un espejo en el que mirarse. La localidad pasó de 900 habitantes a 5.000, y actualmente ha alcanzado los 6.500. “Los pueblos de alrededor de Zaragoza están creciendo entre 150 y 200 habitantes al año hagas o no hagas nada. El problema es que, en nuestro caso, llegaron las viviendas pero no los servicios, y eso generó contratiempos. Ahora tenemos que ponernos al día con todos aquellos que deberían haber estado en 2005”, resume Tello.
Como ejemplo pone el bachillerato, que ha llegado este año al instituto de Educación Secundaria “sufragado por el propio Ayuntamiento”. “En temas de salud, seguridad social y depuración de aguas ocurre lo mismo. Está claro que el área metropolitana de Zaragoza va a crecer y no poco”, vaticina.
En su caso también han apostado por actividades culturales, festivas, sociales para no convertirse en una ciudad dormitorio. “Poco a poco se está consiguiendo que la gente que ha venido a vivir a La Muela se sienta cómoda y participe en las fiestas y los actos culturales; que sea un vecino más”, apunta.
Repercusión de los aranceles
Los alcaldes no son ajenos a la polémica en torno a los aranceles anunciados esta misma semana por Donald Trump. Creen que podrían salpicarles por las pérdidas millonarias que están experimentando estas grandes compañías por la caída de las bolsas, aunque desconocen hasta qué punto o de qué manera pueden prepararse.
“Este bum de los centros de datos puede ser mucho o puede ser nada. Ahora necesitan hectáreas y hectáreas, pero con la tecnología nunca se sabe. Lo que hace dos años ocupaba una habitación ahora cabe en una caja de cerillas. Estamos a la expectativa. Ya no depende de nosotros ni de ellos, sino del propio desarrollo tecnológico”, explican desde Villamayor.
Ocurra lo que ocurra, creen que la simple llegada de gigantes como Microsoft “te pone en el mapa”. “Da prestigio. Al final, por efecto rebote, hace que otras empresas también se muevan y se instalen en unos sitios y no en otros”, agregan desde La Muela.
Ellos mismos lo vivieron en sus carnes con la fallida instalación de Amazon. La renuncia fue “ciertamente sorprendente”, reconoce Tello. En octubre de 2023, la multinacional pidió licencia de apertura y entre noviembre y diciembre de 2023 dijo que, por necesidades de producción, dejaba el proyecto en ‘stand by’ con la nave ya construida.
Pese a todo, el Ayuntamiento recibió importantes ingresos por el IBI y las licencias. Además, otras cuatro o cinco empresas se acercaron hasta la localidad.
Conclusiones
Anunciadas las inversiones, la prioridad, coinciden ambos alcaldes, es que las fuerzas políticas trabajen “todas a una”. “Este es uno de los debates de verdad y no los debates estériles que estamos acostumbrados a ver y que no llevan a nada”, indica Tello.
Solo así se conseguirá ese crecimiento acompasado que buscan, que podría llevarles a su época de mayor crecimiento. “En La Muela se planificó suelo como para convertirse en la segunda ciudad de Aragón. Hay para 16.000 viviendas. Probablemente en 2040 habrá doblado su población”, augura.
Por eso, tanto él como Montero reivindican un pacto en las Cortes de Aragón que permita dejar las diferencias a un lado y planificar la próxima década mejor que durante el bum del ladrillo.