Benidorm tiene que lamentar este lunes un nuevo caso de violencia machista, el de una mujer de 68 años, asesinada a cuchilladas presuntamente a manos de su marido, un hombre de 73 quien, tras cometer el crimen, moría en un accidente de tráfico en localidad vecina de La Vila Joiosa. 

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Los hechos, adelantados por la Cadena Ser y confirmados por este medio, han tenido lugar, por un lado, en el domicilio de una pareja, natural del País Vasco, en la ciudad turística. 

Allí se han dirigido agentes de la Policía Nacional para comunicar que su marido había muerto en un accidente de tráfico ocurrido con su vehículo en la noche de este domingo al colisionar su coche contra una grúa.

Sin embargo, los policías se percataron pronto de que la puerta estaba medio abierta, por lo que decidieron entrar. Dentro, descubrieron el cadáver de la mujer con signos de violencia. En concreto, la Policía Nacional -que ha rechazado hacer declaraciones- estaría investigando su asesinato al presentar dos orificios en el pecho que corresponderían a dos puñaladas.  

Horas antes, el consorcio provincial de bomberos de la Diputación de Alicante, así como una ambulancia del SAMU y otra del Soporte Vital Básico (SVB), acudían al lugar del accidente de tráfico, ocurrido en la carretera N-332 a su paso por el término de La Vila Joiosa, según han informado fuentes del Centro de Información y Coordinación de Urgencias de la Generalitat (CICU).

El accidente vial ocurrió sobre las 22.10 horas del domingo, en el kilómetro 140 de la N-332. Los sanitarios desplazados solo pudieron confirmar la muerte del hombre, de 73 años. Como se puede apreciar en la imagen facilitada por los bomberos, el presunto agresor moría al instante al chocar contra una grúa, cuya colisión dejó el coche partido por la mitad. 

Sin hijos

Fuentes conocedoras del caso preguntadas por EL ESPAÑOL De Alicante afirman que la pareja vasca residía en Benidorm desde hacía años.

Sin hijos, no constan antecedentes por violencia de género contra el presunto agresor ni tampoco se conoce si estaban en la fase de ruptura de la relación. Por último, el vecindario -como suele ser habitual- tampoco se percató de señales de violencia.  

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