Alicante

Bochorno. El calor sofocante se ha convertido en algo tan común en Alicante que ya hay que apuntalar una nueva definición para las altas temperaturas que se suceden por las noches. Pasamos de las noches tropicales, cuando el termómetro no baja de los veinte grados, a las noches tórridas, donde el mínimo está en veinticinco.

Pedro Gómez, de MeteOrihuela, alerta que esta es una tendencia que va a más. Esta misma semana se está comprobando en diferentes ciudades de la provincia. Según repasa los datos de las estaciones meteorológicas, desde el 9 de junio las mínimas están por encima de esos veinte grados en la costa alicantina.

Orihuela Costa, Pilar de la Horadada, Arenales del Sol en Elche... Las tres reflejan esas cifras. Este martes en Alicante se llegó a los 22º C. Y la situación empeoró en la noche de este miércoles, se subió a los 23 grados. Más cifras que corroboran el impacto de estas noches tropicales, 21 en Dénia y 22º C en Elche.

La situación, señala Gómez, ya arrancó el 2 de junio cuando las mínimas ya llegaron a la veintena. Y este es solo el preludio de lo que se acerca, las llamadas noches tórridas, también conocidas como ecuatoriales. El ascenso en las temperaturas es un hecho objetivo que destaca Gómez.

Multiplicadas por cuatro

Y ahí se detiene en apuntar los datos de los que el catedrático Jorge Olcina también lleva años alertando. Si hace tres décadas estas noches tropicales eran la excepción y durante los meses de verano no pasaban de una quincena, ahora estos números se han cuadriplicado.

Lo que es peor es la llegada de las noches tórridas. Estas, que en la serie señalada no aparecían, pasan a ser ya una quincena. "Estamos teniendo una pérdida de confort climático", explica. Un peligro, señala, puesto que si por la noche no se puede descansar por la calor, no se puede rendir igual en el trabajo o cuando te vas de viaje.

En el caso de estos días, indica Gómez, hay una acumulación de fenómenos que provocan este problema. A la masa cálida procedente del norte de África y el polvo sahariano en la atmósfera se suma una nubosidad de tipo alto y medio. Al juntarse, el calor no puede desaparecer durante las noches porque las nubes hacen de barrera.

Así que no hay más remedio que aguantar esa molesta sensación de quedarse pegados a las sábanas, como indica risueño. ¿Y el aire acondicionado? El uso de estos aparatos empieza a tener fervorosos detractores. El problema que generan en las ciudades, donde se pueden contar por miles es que para reducir la temperatura expulsan el calor de las casas a las calles. Para Gómez este fenómeno necesita un mayor estudio para evaluar sus consecuencias. 

Sobre este fenómeno de las noches tropicales también se ha pronunciado la consellera Mireia Mollà. Como responsable del área de Emergencia Climática, denuncia la "locura comunicativa" de confundir los datos con el ocio que va asociado al calor.

Noticias relacionadas