Alicante

La satisfacción de Joaquín Silvestre por aparecer en la lista de candidatos a los avances científicos del año se acompaña este verano con la creación de su empresa, Omix. Este catedrático trabaja desde la Universidad de Alicante en el almacenamiento de carbono y ahora con su nuevo proyecto espera crear fertilizantes capaces de enriquecer las plantas de forma que puedan resistir la sequía.

Sentado en una céntrica terraza de Alicante, Silvestre celebra el aparecer entre los finalistas de los premios europeos Falling Walls 2023. "Cuando te llega el correo en el que te nominan la alegría es grande", razona, "porque es un reconocimiento al trabajo y sobre todo en un país como España donde el conocimiento de la sociedad es débil respecto a otros países". Y con ello quiere destacar que "en España se hacen cosas que pueden optar a cualquier tipo de premio".

A eso aspira es noviembre con su proyecto Rompiendo las barreras hacia una sociedad neutra en carbono. En él "mimetiza los procesos naturales de almacenamiento de gases" para "almacenar grandes cantidades de gases de efecto invernadero bajo condiciones suaves de presión y temperatura".

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Ser el único español en su categoría es un logro para este nieto de abuelos que trabajaban como tejedores y zapateros en el interior de la provincia de Alicante. Desde Banyeres, donde aún vive, va al campus de Sant Vicent del Raspeig y también viaja frecuentemente al extranjero para trabajar con colegas de universidades como Oxford y Cambridge.

"Hasta ahora siempre me he dedicado a la investigación porque me divertía mucho", asegura. A eso ha ayudado el poder trabajar con herramientas excepcionales: "Mido mucho con aceleradores de partículas, como el de electrones de Barcelona y el de Estados Unidos de neutrones. Y eso me permite una investigación con experimentos que no hacen los otros porque puedes ver cosas que los demás no ven". De ahí, destaca, "pueden salir publicaciones muy buenas, pero al final necesitas la conexión".

Eso es lo que le ha empujado a abrir Omix con Andrés Fullana, del Departamento de Ingeniería Química, y Fernando Alfaya, profesional del sector hortofrutícola. "Uno de los problemas del país es la cantidad de grandes residuos hortofrutícolas", explica, "porque si no está bueno hay que tirarlo y la cantidad de alimento que se tira es una barbaridad". Por eso lo que proponen es aprovecharlo para hacer fertilizantes.

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El objetivo que adelanta a EL ESPAÑOL para la etapa dos de la empresa es "añadir algún tipo de sal metálica que le aporte a la planta nutrientes y que le ayude a retener la humedad". De esa forma lograrían "fertilizantes de alto valor añadido". ¿Y por qué? "Con la sequía que tenemos necesitas fertilizantes adaptados", responde. El plan que se marcan es conseguir que además la liberación de nutrientes, la planta retenga la humedad. De lograrlo, "cubrimos esa parte aplicada porque siempre nos dedicamos a la docencia".

Conseguir estos hitos tiene otro clave a tener en cuenta, lo puede hacer desde una universidad alejada de las grandes capitales. Silvestre celebra el poder hacerlo así pese a que "en un país como España tenemos poca gente que apoya porque no hay mano de obra". Y ahí puntualiza que no se refiere a los becarios, sino a los niveles intermedios "porque los formamos y se van fuera".

"Hay una brecha que haría falta que ayudara", argumenta. "Es un esfuerzo mucho más grande que hacemos y que los alemanes, americanos o noruegos no necesitan porque tienen una pirámide de gente a la que mandar", lamenta. Pero por eso recalca la importancia de que tanto él como Néstor Guijarro, este en otra categoría, participen en el certamen por el avance científico del año: "Y que dos tíos de esta universidad estén en esos premios, y sean los únicos de España, te demuestra que tienen capacidad para esa investigación y que se hacen cosas chulas".