Alicante

El anuncio del fichaje del brasileño De Novais, uno de los cañoneros de la Asobal, fue el primer aviso de que algo grande y ambicioso se cocina a fuego lento en el Pitíu Rochel, la catedral del balonmano español.

El Horneo Sporting Alicante, tras dos años en la División de Honor, prepara el asalto el próximo curso a la máxima competición español sin disimulo. "En los próximos días iremos anunciando más fichajes importantes", avisa José Sánchez, presidente de la entidad, y principal ideólogo de un proyecto que pretende unificar bajo un único  escudo a todas las familias del balonmano alicantino.

Desde la extinción del mítico Calpisa, muchos proyectos, como Puerto de Alicante, Costa Blanca, Estudiantes o Agustinos, intentaron unir a la ciudad, pero fracasaron porque, de una forma o de otra, existía en el origen la jerarquía de un colegio o familia sobre el resto.

"Nosotros somos completamente independientes. No estamos involucrados con ningún colegio, sino que tenemos convenios con todos. Queremos ser el equipo de referencia y colaborar con ellos. Este año les hemos cedido un entrenador de porteros, por ejemplo", explica Sánchez, consciente de la inagotable cantera de Agustinos, Maristas y Jesuitas.

De hecho, ya no existe ninguna relación con Salesianos más allá del CIF original de la entidad, a pesar de que etiqueta colegial ha seguido acompañando al club durante un tiempo.

Una de las iniciativas llevadas a cabo para seducir a todos los amantes del balonmano es entregar a todos los chicos de la base alicantina un abono para ir haciendo "afición y club". "Si queremos que el proyecto triunfe, lo primero es contar con nuestra gente, la del balonmano", añade el dirigente, quien a pesar de la pandemia está orgulloso del poder de convocatoria del equipo.

"Hemos hecho llenos covid. Es decir, si se podía meter a 150 personas, las metíamos. Cuando eran 300, lo mismo", detalla.

Poco a poco

El proyecto del Horneo Sporting surgió hace cuatro años y comenzó desde abajo, la Segunda División Estatal. "El primer objetivo era llegar a Primera. Cuando se logró, dimos el siguiente paso. Llegamos a División de Honor Plata y nos salvamos", relata.

"Al siguiente año, jugamos la fase de ascenso. Crecemos en lo deportivo, pero sin descuidar los patrocinios o el crecimiento social", explica Sánchez, quien justifica por este motivo la reciente incorporación a la entidad de Jaime Cremades ‘Ñago’ como director general de la entidad.

"Me va a quitar mucho trabajo. Es la persona idónea por conocimiento del balonmano, agenda y relaciones. Lo controla todo", asegura el presidente, quien admite que sin el respaldo de la firma Horneo, principal patrocinador, sería imposible un proyecto tan ambicioso.

La empresa alicantina de alimentación apenas ha acusado el impacto de la crisis y entiende que para tener mayor visibilidad hay que pensar a lo grande y marcarse grandes objetivos, por eso anima a la directiva a ser valiente.

Muy cerca de Alicante, a apenas 40 kilómetros, el Sporting tiene en el Balonmano Benidorm un buen espejo en el que mirarse. "Cada ciudad y club tiene sus necesidades, pero es evidente que hay mucho de lo que aprender de ellos y seguimos sus pasos", afirma el presidente.

José Sánchez mantiene una excelente relación personal con los dirigentes benidormenses. "Sería un sueño poder jugar un derbi contra ellos en Asobal. Ese día sería el más importante del año para los dos clubes", añade, antes de anunciar una "inversión muy fuerte" para completar una plantilla de garantías.

"Vamos a convencer a jugadores de la tierra para que vuelvan a casa. Y a los que son de fuera les ofrecemos un proyecto serio y una ciudad fantástica para vivir", desvela el mandatario del Sporting, quien a largo plazo no renuncia a "competir en Europa".

"Soñar no cuesta nada, pero con los pies en el suelo. Tenemos una empresa detrás que nos anima a crecer y sabemos que cuanto más alto estemos más fácil será acceder a otros patrocinios", defiende Sánchez, quien define a su entrenador, el histórico Óscar Gutiérrez, como la piedra angular del proyecto deportivo.

El presidente está convencido del futuro de la entidad, tanto por los apoyos que ya tiene como por otras cuestiones más sensibles a la piel y que no se pueden cuantificar, pero que son igual de importantes.

"Yo suelo recibir a todos los equipos cuando llegan al Pitíu Rochel y veo las caras de jugadores y técnicos cuando entran por la puerta. Se quedan minutos admirando las gradas, la pista y las fotos. Saben que están en la cuna del balonmano. Muy poca gente rechazaría jugar aquí. En España, Alicante es balonmano. Solo se trata de recuperar entre todos esta pasión", concluye.

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