Benidorm

Con los deberes hechos ya en la presente temporada, el Balonmano Benidorm mira con ambición al futuro. Siete temporadas en la élite son suficientes para pensar que el proyecto puede ilusionarse con algo más que la permanencia, a pesar de que para dar ese gran salto de calidad se sigue echando de menos la ayuda de un gran patrocinador.

El presidente Javier Abinzano, artífice de la explosión del club hace una década junto a Jaime Alvado, su hombre de confianza en el día a día del equipo, cree que ha llegado el momento de un golpe de timón.

Por este motivo, tanto él como su entrenador fetiche, Fernando Latorre, están diseñando una profunda remodelación en la plantilla para aspirar a cotas más altas, a pesar de los dos subcampeonatos (Copa y Supercopa) alcanzados en los últimos tiempos.

De momento, el club ya ha anunciado la llegada de tres jugadores de primerísimo nivel, como el central internacional Álvaro Ruiz, el pivote Iker Serrano y el lateral Edu Calle, la gran sensación goleadora en la División de Honor. “Vamos a cambiar la estrategia. En lugar de una plantilla tan larga vamos a apostar por menos jugadores, pero posiblemente de mayor talento”, afirma el dirigente.

“Tenemos que ser ambiciosos y optimistas”, añade el presidente, quien no entiende el deporte sin asumir riesgos y apostar a lo grande. Y es que de no ser así, posiblemente el Benidorm nunca habría salido de las catacumbas del balonmano provincial.

“Si se acaba esta pesadilla de pandemia, el año que viene puede ser muy bonito. La gente recuperará la alegría y los pabellones estarán llenos de gente. Hay que estar preparados para ese momento”, argumenta.

El relevo

Javier Abinzano asume que la renovación de la plantilla también se llevará por delante varios jugadores que han sido importantes en la entidad. De momento, ya se intuye la salida del extremo Josep Folqués con destino a Portugal. Pero se irán muchos más, algo que no inquieta en absoluto al presidente.

“Muchos se irán a grandes clubes europeos. Y eso dice mucho de lo bien que lo han hecho en Benidorm. Pero es necesario un cambio de ciclo por ellos y por nosotros”, reiteró el dirigente. No da nombres sobre los candidatos a salir, pero las bajas rondarán entre los cinco y siete jugadores.

“No hay que asustarse por los cambios. Todavía vendrá alguna sorpresa que llamará la atención. Nosotros no podemos competir en las ofertas con dinero, pero sí con imaginación. ¿Cómo? Poniendo en valor que van a estar en una ciudad con la calidad de vida de Benidorm y en un ambiente familiar”, explica.

Más allá de la planificación deportiva, Abinzano sigue mirando el presente y el litigio jurídico que mantiene la entidad con la EHF por la descalificación de su equipo esta temporada de la competición europea. “Está difícil, pero esperamos que se haga justicia”, señala. Y es que esa descalificación por falsos positivos de covid fue un golpe duro para la economía de la entidad, que confiaba en que el escaparate europeo le abriera las puertas de los patrocinadores.

Las cuentas

La obtención de recursos es el gran quebradero de cabeza del presidente, quien entiende que en el actual contexto económico es difícil pedir “porque las empresas no están para ayudar”.

Nuestro proyecto garantiza un buen retorno. Defendemos una cultura deportiva, de valores y hábitos saludables. Tenemos una gran cantera, equipo femenino y crecemos año a año. Queremos seguir con esa tendencia”, explica el presidente, quien admite cierta inquietud por el retraso en las ayudas públicas de Diputación y Generalitat.

“Estamos a la espera de conocer qué cantidad se nos asigna para esta temporada”, confiesa con preocupación, ya que de esas aportaciones depende en parte la viabilidad del emergente proyecto femenino, otra de las grandes obsesiones del presidente